amans, amantis
MANTIS PROFETISA
Hubo una época en que Mantis era profetisa,
pero la maldición se hizo carne
y de Madre Serpiente pasó a Madre Rezadora,
transformó la incertidumbre de los ciclos
en la certeza de la que no duda
y la norma del instinto cayó sobre ella y su estirpe.
Atrofió el don sagrado de la visión
y ahora Mantis es sólo religiosa,
sin piedad se arrodilla para orar por sus victimas.
El orden privó a Mantis de la profecía
que sólo recobrará cuando los que la amen
encuentren la tendencia natural de los sistemas al desorden.
miércoles, 29 de abril de 2009
Dos poemas de Enzensberger
Enzensberger recita el poema Caja en el Festival Internacional de Poesía de Medellín, año 1999, organizado por la revista Prometeo.
Caja
Aquí tienes una caja, una caja grande
con una etiqueta que dice: caja
ábrela y dentro encontrarás una caja con una
etiqueta que dice: caja dentro de una
caja cuya etiqueta dice: caja.
Mira adentro de esta caja
no de la otra y encontrarás una caja con
una etiqueta que dice:
y así sucesivamente
Y si sigues encontrarás
tras esfuerzos infinitos una caja infinititesimal
con una etiqueta tan diminuta que lo que
dice se disuelve ante tus ojos,
es una caja que solo existe en tu imaginación
Una caja perfectamente vacía.
Dante
Este no es Dante
Esta es una fotografía de Dante,
Este es un filme en el que actúa un actor
Que pretende ser Dante.
Este es un filme en el cual Dante
Hace el papel de Dante
Este es un hombre que sueña con Dante,
Este es un hombre llamado Dante
Pero que no es Dante,
Este es un hombre imitador de Dante
Este es un hombre que se hace pasar por Dante
Este es un hombre que sueña que es Dante
Este es un hombre que es la estampa misma de Dante
Esta es una figura de cera de Dante
Esta es un doble, un gemelo de Dante
Este es un hombre que se cree Dante
Este es un hombre a quien todo mundo excepto él
Toma por Dante
Este es un hombre al que nadie excepto Dante
Considera Dante, es Dante.
Hans Magnus Enzensberger (Alemania,1929)
Caja
Aquí tienes una caja, una caja grande
con una etiqueta que dice: caja
ábrela y dentro encontrarás una caja con una
etiqueta que dice: caja dentro de una
caja cuya etiqueta dice: caja.
Mira adentro de esta caja
no de la otra y encontrarás una caja con
una etiqueta que dice:
y así sucesivamente
Y si sigues encontrarás
tras esfuerzos infinitos una caja infinititesimal
con una etiqueta tan diminuta que lo que
dice se disuelve ante tus ojos,
es una caja que solo existe en tu imaginación
Una caja perfectamente vacía.
Dante
Este no es Dante
Esta es una fotografía de Dante,
Este es un filme en el que actúa un actor
Que pretende ser Dante.
Este es un filme en el cual Dante
Hace el papel de Dante
Este es un hombre que sueña con Dante,
Este es un hombre llamado Dante
Pero que no es Dante,
Este es un hombre imitador de Dante
Este es un hombre que se hace pasar por Dante
Este es un hombre que sueña que es Dante
Este es un hombre que es la estampa misma de Dante
Esta es una figura de cera de Dante
Esta es un doble, un gemelo de Dante
Este es un hombre que se cree Dante
Este es un hombre a quien todo mundo excepto él
Toma por Dante
Este es un hombre al que nadie excepto Dante
Considera Dante, es Dante.
Hans Magnus Enzensberger (Alemania,1929)
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Hans Magnus Enzensberger
martes, 28 de abril de 2009
Día Internacional de la Danza
"No juegues asi en sus trenzas, ¡oh, brisa vagabunda! Por uno de esos cabellos solamente, Hafiz daría mil veces la existencia"
Muhammad Shamsuddín (1325-1389), apodado Hafiz.
En Alas Resplandecientes, un extracto inspirado en Lee Ok-hui, una mujer coreana que perdió sus brazos a los 7 años a manos de soldados norteamericanos durante la guerra de Corea y que sobrevivió hasta el nacimiento tres hijos. Maureen Fleming teje una serie de cuadros inspirados por la poesía del poeta persa Hafiz.
El espectáculo está dirigido y realizado por Maureen Fleming. El video es de Lee Kwan-woo, Yun Lee Jun-ho, y Christopher Odo. Música de Concierto para Violín Movimiento II de Philip Glass.
Otros dos videos que me gustan. El de Mercan Dede que repito, y una danza oriental.
Muhammad Shamsuddín (1325-1389), apodado Hafiz.
En Alas Resplandecientes, un extracto inspirado en Lee Ok-hui, una mujer coreana que perdió sus brazos a los 7 años a manos de soldados norteamericanos durante la guerra de Corea y que sobrevivió hasta el nacimiento tres hijos. Maureen Fleming teje una serie de cuadros inspirados por la poesía del poeta persa Hafiz.
El espectáculo está dirigido y realizado por Maureen Fleming. El video es de Lee Kwan-woo, Yun Lee Jun-ho, y Christopher Odo. Música de Concierto para Violín Movimiento II de Philip Glass.
Otros dos videos que me gustan. El de Mercan Dede que repito, y una danza oriental.
lunes, 27 de abril de 2009
Mahmud Darwix y otros poetas palestinos en Ágora
Joan Manresa recitará poemas de Abu-Salma, Fadwa Tucan, Samih Al-Qasim, Tawq Zayyad y Mahmud Darwix, el 29de abril,a las 20:30 en la librería Ágora.
LECHE DE INANA
Tuyos son los gemelos: por ti la prosa y el verso se unen, mientras
vuelas de un tiempo a otro, plena y a salvo
sobre el palanquín de los astros de tus víctimas —tus guardianes buenos,
que cargan con tus siete cielos cáfila a cáfila.
Los que apacientan tus caballos entre las palmeras de tus manos y tus dos ríos, se acercan
al agua: «La primera entre las diosas es la que más
nos colma». Un creador enamorado contempla su obra, por ella
enloquece, a ella añora: ¿Igualaré lo que hice antes?
Los escribas de tu relámpago se consumen con la tinta del cielo, y sus nietos
despliegan las golondrinas sobre el desfile de la sumeria...
ascienda, la sumeria, o descienda.
Por ti, que estás tendida en la sala
con la camisa de flores y el pantalón
gris, por ti sin metáfora alguna, despierto
mi lado indómito y me digo: Se alzará
de mi tiniebla una luna...
Deja que el agua caiga desde el horizonte sumerio
sobre nosotros, como en las leyendas. Cuando
mi corazón esté intacto como este cristal que nos cubre,
llénalo con tus nubes para que vuelva a los suyos
cargado de nubes y sueños como la oración del pobre. Y cuando esté
herido no lo cornees con la testuz de la gacela,
pues ya no quedan junto al Éufrates flores silvestres
para que mi sangre se encarne en amapola después de las guerras.
Tampoco queda en mi templo un ánfora de vino para las diosas
de la Sumeria eterna, de la Sumeria efímera.
Por ti, grácil en la sala,
manos de seda,
el talle voluptuoso,
por ti sin símbolo alguno,
despierto mi lado indómito y digo:
Apartaré a esta gacela de su rebaño
y me cornearé yo mismo... con ella.
No quiero hacer de un canto tu cama;
que al toro, el toro alado
del Iraq, le lustre los cuernos el destino y el templo hendido
en la alborada argéntea. Que la muerte le ponga su fanfarria metálica
al coro de los antiguos cantores
del sol de Nabucodonosor.* Y yo, que provengo
de un tiempo que no es éste, he de tener
un caballo condigno de este cortejo nupcial. Si
ha de haber una luna, que sea alta... alta
y fabricada en Bagdad, ni árabe ni persa,
que no la vindiquen las diosas que nos rodean. Que se halle
libre de recuerdos y del vino de los reyes antiguos,
para que consumemos estas nupcias sagradas, que las consumemos, oh hija
de la luna eterna, aquí, en el lugar
que hospedaron tus manos, en el confín de la tierra, el balcón del paraíso extinguido...
A ti, que lees
el periódico en la sala,
que estás griposa,
a ti te digo: Tómate una tisana
y dos aspirinas,
que se apacigüe en ti la leche de Inana
y conozcamos qué tiempo es éste
en la vieja Mesopotamia.
Mahmud Darwix, de Poesía escogida (1966-2005), versión de Luz Gómez García, Valencia, Pre-Textos.
Abu-Salma
T'ESTIMARÉ MÉS [Fragment]
Tots els homes tenen una casa,
un llaüt i uns somnis.
Però jo, amb la història del meu país a l'esquena,
ensopego, segueixo ple de pols, escambuixat,
per tots els camins.
Cada vegada que el teu nom aletejà damunt jo,
fou el poema més poema.
Les meves paraules sembren d'anhels tots els campaments,
són torxes per a tots els exilis i deserts.
Palestina!
No hi ha res més estimat, més dolç i més pur!
Cada cop que vaig lluitar per tu, et vaig estimar més!
Abu-Salma, traducción de Joan Manresa. Tomada de la web magpoesia
Poesía con tanques bajo la ventana
JUAN MIGUEL MUÑOZ - Ramala - 11/03/2008
Publicado en el Diario El País
LECHE DE INANA
Tuyos son los gemelos: por ti la prosa y el verso se unen, mientras
vuelas de un tiempo a otro, plena y a salvo
sobre el palanquín de los astros de tus víctimas —tus guardianes buenos,
que cargan con tus siete cielos cáfila a cáfila.
Los que apacientan tus caballos entre las palmeras de tus manos y tus dos ríos, se acercan
al agua: «La primera entre las diosas es la que más
nos colma». Un creador enamorado contempla su obra, por ella
enloquece, a ella añora: ¿Igualaré lo que hice antes?
Los escribas de tu relámpago se consumen con la tinta del cielo, y sus nietos
despliegan las golondrinas sobre el desfile de la sumeria...
ascienda, la sumeria, o descienda.
Por ti, que estás tendida en la sala
con la camisa de flores y el pantalón
gris, por ti sin metáfora alguna, despierto
mi lado indómito y me digo: Se alzará
de mi tiniebla una luna...
Deja que el agua caiga desde el horizonte sumerio
sobre nosotros, como en las leyendas. Cuando
mi corazón esté intacto como este cristal que nos cubre,
llénalo con tus nubes para que vuelva a los suyos
cargado de nubes y sueños como la oración del pobre. Y cuando esté
herido no lo cornees con la testuz de la gacela,
pues ya no quedan junto al Éufrates flores silvestres
para que mi sangre se encarne en amapola después de las guerras.
Tampoco queda en mi templo un ánfora de vino para las diosas
de la Sumeria eterna, de la Sumeria efímera.
Por ti, grácil en la sala,
manos de seda,
el talle voluptuoso,
por ti sin símbolo alguno,
despierto mi lado indómito y digo:
Apartaré a esta gacela de su rebaño
y me cornearé yo mismo... con ella.
No quiero hacer de un canto tu cama;
que al toro, el toro alado
del Iraq, le lustre los cuernos el destino y el templo hendido
en la alborada argéntea. Que la muerte le ponga su fanfarria metálica
al coro de los antiguos cantores
del sol de Nabucodonosor.* Y yo, que provengo
de un tiempo que no es éste, he de tener
un caballo condigno de este cortejo nupcial. Si
ha de haber una luna, que sea alta... alta
y fabricada en Bagdad, ni árabe ni persa,
que no la vindiquen las diosas que nos rodean. Que se halle
libre de recuerdos y del vino de los reyes antiguos,
para que consumemos estas nupcias sagradas, que las consumemos, oh hija
de la luna eterna, aquí, en el lugar
que hospedaron tus manos, en el confín de la tierra, el balcón del paraíso extinguido...
A ti, que lees
el periódico en la sala,
que estás griposa,
a ti te digo: Tómate una tisana
y dos aspirinas,
que se apacigüe en ti la leche de Inana
y conozcamos qué tiempo es éste
en la vieja Mesopotamia.
Mahmud Darwix, de Poesía escogida (1966-2005), versión de Luz Gómez García, Valencia, Pre-Textos.
Abu-Salma
T'ESTIMARÉ MÉS [Fragment]
Tots els homes tenen una casa,
un llaüt i uns somnis.
Però jo, amb la història del meu país a l'esquena,
ensopego, segueixo ple de pols, escambuixat,
per tots els camins.
Cada vegada que el teu nom aletejà damunt jo,
fou el poema més poema.
Les meves paraules sembren d'anhels tots els campaments,
són torxes per a tots els exilis i deserts.
Palestina!
No hi ha res més estimat, més dolç i més pur!
Cada cop que vaig lluitar per tu, et vaig estimar més!
Abu-Salma, traducción de Joan Manresa. Tomada de la web magpoesia
Poesía con tanques bajo la ventana
JUAN MIGUEL MUÑOZ - Ramala - 11/03/2008
Agazapado en la frontera que delimita el hastío, el horror y la esperanza, el autor palestino de Estado de sitio y figura de las letras árabes habla de poesía, guerra y memoria con motivo de la publicación en España de su Poesía escogida.
En tiempos difíciles para la poesía, Mahmud Darwix, hombre al que le cuesta sonreír, resiste. El poeta por excelencia desde Marruecos hasta Irak, nacido en 1941 en el pueblo palestino de Birwa, muy cerca de Acre, borrado del mapa por las milicias judías siete años después, vive a caballo entre Ramala (Cisjordania) y Ammán, recita en estadios de Beirut o viaja a El Cairo.
Para regresar a su tierra necesita permiso del Gobierno hebreo. Rara vez se lo concede. "A veces voy a ver la tierra de mi memoria. El lugar de mi lengua está allí", comenta Darwix, que recibe a EL PAÍS en Ramala con motivo de la nueva edición española de su Poesía escogida (Pre-Textos), en traducción de Luz Gómez García.
Embargado por un acendrado pesimismo, le disgusta la evolución de los países musulmanes, cada día más anclados en la religión; detesta las políticas de Estados Unidos e Israel en la región, y no atisba solución al eterno conflicto. Sólo resta un resquicio al que aferrarse. Su sueño: "Mejorar mi poesía. Escribir poesía pura".
En su bello y pulcro a la par que modesto despacho del centro cultural Shakakini, Darwix explica que su poesía no es fácil. "Se necesita conocer la mitología de Oriente Medio. No me gusta escribir poemas unívocos, deben tener muchas interpretaciones". Y en permanente evolución, aborda ahora la causa palestina, de la que fue gran abanderado, de otro modo. "Creo que no hay una ruptura entre el pasado y el presente, que se pueden hallar las mismas semillas a lo largo de mi obra. Pero ahora me esfuerzo más en la estética, no sólo en reflejar la realidad. Intento humanizar nuestra causa. Los palestinos son seres humanos que ríen, viven, e incluso tienen una muerte normal. No sólo los matan".
Cuando se le sugiere que hay gente a la que no agrada su obra, responde: "Sí, pero también hay quien prefiere la poesía que escribo ahora. Me ruboriza decirlo, pero soy el poeta más famoso en el mundo árabe, tengo nuevos lectores, muchos son muy jóvenes, y compran mis libros. Todavía pertenezco al futuro, que está en las nuevas generaciones".
Tampoco las tendencias actuales, según él, abonan el campo para la creación poética. "Las nuevas tecnologías y los medios de comunicación han orillado a la poesía. Ya no ocupa el lugar que ocupaba antes en el mundo. No es una crisis exclusiva del ámbito árabe, sucede en todo el planeta. Ya no hay lectores de Lorca o Alberti".
No va a renunciar, por mucho que se impongan las tendencias modernas o por muchas críticas que pueda recibir de sus compatriotas. Es su sueño. "Para escribir poesía pura hay que liberarse de la presión de la Historia, aunque sé que no es posible. Quiero que mi poesía se acerque a la música, algo que todos pueden entender. Y que mi país sea libre. Entonces podré decir cosas buenas de Israel. Entonces podré elegir el exilio, si quiero. Deseo que mi país tenga una vida normal. No quiero ni héroes ni víctimas".
La poesía, como los territorios palestinos, sufre un asedio. El centro cultural que dirige el poeta fue tomado al asalto en 2002: "Los soldados israelíes destrozaron parte de los archivos. No lo perdí todo. Sólo fue una revancha porque había recibido a una delegación de escritores, entre ellos José Saramago, Wole Soyinka y Juan Goytisolo", explica. En esa época creó su obra Estado de sitio. "La escribí con los tanques debajo de mi casa. Fue una gran terapia para el alma. La poesía te hace sentirte libre, te conduce a otro sitio. Tal vez es una ilusión, pero es esencial", señala Darwix.
Desde su infancia conoció experiencias traumáticas: el despojo, la cárcel, el destierro. La familia fue expulsada de Galilea en 1948. Él regresó de forma clandestina al año. El activismo político en la izquierda le llevó a prisión. A comienzos de los setenta comenzó su peregrinaje. Marchó a Moscú. Más tarde a El Cairo. Después a Líbano. Y de nuevo, en 1982, ya bajo asedio israelí, a Beirut. "El exilio es parte de mí. Cuando vivo en el exilio llevo mi tierra conmigo. Cuando vivo en mi tierra, siento el exilio conmigo. La ocupación es el exilio. La ausencia de justicia es el exilio. Permanecer horas en un control militar es el exilio. Saber que el futuro no será mejor que el presente es el exilio. El porvenir es siempre peor para nosotros. Eso es el exilio".
Publicado en el Diario El País
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Mahmud Darwix
domingo, 26 de abril de 2009
E agora José de Drummond de Andrade dedicado a Antonio Pereira
A Antonio Pereira por donde quiera que ande, que se pare un momento y escuche E agora, José? de Drummond de Andrade. Va por él.
E agora, José?
¿Y ahora, José?
La fiesta se acabó,
la luz se apagó,
el pueblo perdió,
la noche enfrió,
¿y ahora, José?
¿y ahora, usted?
¿Usted que es sin nombre,
que se burla de los otros,
usted que hace versos,
que ama, protesta?
¿Y ahora, José?
Está sin mujer,
está sin discurso,
está sin cariño,
ya no puede beber,
ya no puede fumar,
ya no puede escupir,
la noche enfrió,
no veo el día,
no veo el tranvía,
no veo la risa,
no veo la utopía
y todo acabó
y todo huyó
y todo burló,
¿y ahora, José?
¿Y ahora, José?
su dulce palabra,
su instante de fiebre,
su gula y ayuno,
su biblioteca,
su labranza de oro,
su terno de vidrio,
su incoherencia,
su odio - ¿y ahora?
Con la llave en la mano
quiere abrir la puerta,
no existe puerta;
quiere morir en el mar,
pero el mar se secó;
quiere ir a Minas,
Minas no hay más.
José, ¿y ahora?
Si usted gritara,
si usted gimiera,
si usted tocara
el vals vienés,
si usted durmiera,
si usted se cansara,
si usted muriera…
Pero usted no muere,
¡usted es duro, José!
Solito en lo oscuro
como animal en el bosque
sin teogonía,
cual bachaco,
sin pared alguna
para recostarse,
sin caballo negro
que huya al galope,
¡usted marcha, José!
José, ¿a dónde?
José de Carlos Drummond de Andrade.
E agora, José?
A festa acabou,
a luz apagou,
o povo sumiu,
a noite esfriou,
e agora, José?
e agora, você?
você que é sem nome,
que zomba dos outros,
você que faz versos,
que ama, protesta?
e agora, José?
Está sem mulher,
está sem discurso,
está sem carinho,
já não pode beber,
já não pode fumar,
cuspir já não pode,
a noite esfriou,
o dia não veio,
o bonde não veio,
o riso não veio
não veio a utopia
e tudo acabou
e tudo fugiu
e tudo mofou,
e agora, José?
E agora, José?
Sua doce palavra,
seu instante de febre,
sua gula e jejum,
sua biblioteca,
sua lavra de ouro,
seu terno de vidro,
sua incoerência,
seu ódio - e agora?
Com a chave na mão
quer abrir a porta,
não existe porta;
quer morrer no mar,
mas o mar secou;
quer ir para Minas,
Minas não há mais.
José, e agora?
Se você gritasse,
se você gemesse,
se você tocasse
a valsa vienense,
se você dormisse,
se você cansasse,
se você morresse...
Mas você não morre,
você é duro, José!
Sozinho no escuro
qual bicho-do-mato,
sem teogonia,
sem parede nua
para se encostar,
sem cavalo preto
que fuja a galope,
você marcha, José!
José, para onde?
THE END
Al saberse que iban a derribar el cine municipal los teléfonos empezaron a funcionar y fuimos bastantes los que viajamos a nuestra ciudad para decir adiós al caserón donde habíamos aprendido tantos gestos. Había que adelantarse a la piqueta desalmada. Cada cual quería quedarse con un recuerdo, los viejos carteles de un trasatlántico con las luces encendidas o de apariciones de la Virgen o de los besos a tornillo de una espía rusa. Al final, decidieron que habría una voladura controlada. Sería la última película que nos diesen. Pero el espectáculo fue que al estampido de la dinamita se espantaron los caballos de la Remonta y rompieron vallas y galoparon las calles, y todos caímos en la cuenta de que no hubiera podido existir el cine si no se hubieran inventado los caballos.
Antonio Pereira de Me gusta contar. Selección personal de relatos.
E agora, José?
¿Y ahora, José?
La fiesta se acabó,
la luz se apagó,
el pueblo perdió,
la noche enfrió,
¿y ahora, José?
¿y ahora, usted?
¿Usted que es sin nombre,
que se burla de los otros,
usted que hace versos,
que ama, protesta?
¿Y ahora, José?
Está sin mujer,
está sin discurso,
está sin cariño,
ya no puede beber,
ya no puede fumar,
ya no puede escupir,
la noche enfrió,
no veo el día,
no veo el tranvía,
no veo la risa,
no veo la utopía
y todo acabó
y todo huyó
y todo burló,
¿y ahora, José?
¿Y ahora, José?
su dulce palabra,
su instante de fiebre,
su gula y ayuno,
su biblioteca,
su labranza de oro,
su terno de vidrio,
su incoherencia,
su odio - ¿y ahora?
Con la llave en la mano
quiere abrir la puerta,
no existe puerta;
quiere morir en el mar,
pero el mar se secó;
quiere ir a Minas,
Minas no hay más.
José, ¿y ahora?
Si usted gritara,
si usted gimiera,
si usted tocara
el vals vienés,
si usted durmiera,
si usted se cansara,
si usted muriera…
Pero usted no muere,
¡usted es duro, José!
Solito en lo oscuro
como animal en el bosque
sin teogonía,
cual bachaco,
sin pared alguna
para recostarse,
sin caballo negro
que huya al galope,
¡usted marcha, José!
José, ¿a dónde?
José de Carlos Drummond de Andrade.
E agora, José?
A festa acabou,
a luz apagou,
o povo sumiu,
a noite esfriou,
e agora, José?
e agora, você?
você que é sem nome,
que zomba dos outros,
você que faz versos,
que ama, protesta?
e agora, José?
Está sem mulher,
está sem discurso,
está sem carinho,
já não pode beber,
já não pode fumar,
cuspir já não pode,
a noite esfriou,
o dia não veio,
o bonde não veio,
o riso não veio
não veio a utopia
e tudo acabou
e tudo fugiu
e tudo mofou,
e agora, José?
E agora, José?
Sua doce palavra,
seu instante de febre,
sua gula e jejum,
sua biblioteca,
sua lavra de ouro,
seu terno de vidro,
sua incoerência,
seu ódio - e agora?
Com a chave na mão
quer abrir a porta,
não existe porta;
quer morrer no mar,
mas o mar secou;
quer ir para Minas,
Minas não há mais.
José, e agora?
Se você gritasse,
se você gemesse,
se você tocasse
a valsa vienense,
se você dormisse,
se você cansasse,
se você morresse...
Mas você não morre,
você é duro, José!
Sozinho no escuro
qual bicho-do-mato,
sem teogonia,
sem parede nua
para se encostar,
sem cavalo preto
que fuja a galope,
você marcha, José!
José, para onde?
THE END
Al saberse que iban a derribar el cine municipal los teléfonos empezaron a funcionar y fuimos bastantes los que viajamos a nuestra ciudad para decir adiós al caserón donde habíamos aprendido tantos gestos. Había que adelantarse a la piqueta desalmada. Cada cual quería quedarse con un recuerdo, los viejos carteles de un trasatlántico con las luces encendidas o de apariciones de la Virgen o de los besos a tornillo de una espía rusa. Al final, decidieron que habría una voladura controlada. Sería la última película que nos diesen. Pero el espectáculo fue que al estampido de la dinamita se espantaron los caballos de la Remonta y rompieron vallas y galoparon las calles, y todos caímos en la cuenta de que no hubiera podido existir el cine si no se hubieran inventado los caballos.
Antonio Pereira de Me gusta contar. Selección personal de relatos.
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Automóviles muertos, poema de Igor Antonech
Automóviles muertos
Al igual que el fragmentario espectáculo de un naufragio,
duermen en los cementerios de máquinas los automóviles,
la enmohecida flor escarlata mide los años y los instantes condensados en cobre,
tan sólo un desconocido trozo de sol se columpia,
como la verdad eterna,
que tampoco es conocida y la cual nos resulta incomprensible,
del mismo modo que el espíritu azulado de la gasolina.
A veces, los esqueletos de metal son humanos, que como chacales en sueños se sobresaltan
despliegan los beneficios de sus pasiones, apetencias y miserias como en un bazar,
y los cadáveres se despiertan en las noches ultramarinas en busca de lechos pecaminosos
de los amantes, prostitutas y ladrones desamparados, sobre quienes las constelaciones del mal echan sus humos.
Al igual que descubrimos debajo de las rocas los restos de las salamandras hace tiempo sepultadas,
algún día cavarán en nuestras necrópolis para desenterrar huesos de metal.
Muchachas con flores sin nombre, sus palmas producen pan, las verdes carreteras
y las nuevas ciudades con explanadas de azur,
en donde desfila el quimérico grifo.
Pero las intranquilas sombras, los rumorosos espectros surgen de debajo la tierra,
de debajo las plazas, de debajo la hierba.
¡Metrópolis,
en la superficie de tus encarnadas murallas reposan
las aladas almas de los automóviles!
duermen en los cementerios de máquinas los automóviles,
la enmohecida flor escarlata mide los años y los instantes condensados en cobre,
tan sólo un desconocido trozo de sol se columpia,
como la verdad eterna,
que tampoco es conocida y la cual nos resulta incomprensible,
del mismo modo que el espíritu azulado de la gasolina.
A veces, los esqueletos de metal son humanos, que como chacales en sueños se sobresaltan
despliegan los beneficios de sus pasiones, apetencias y miserias como en un bazar,
y los cadáveres se despiertan en las noches ultramarinas en busca de lechos pecaminosos
de los amantes, prostitutas y ladrones desamparados, sobre quienes las constelaciones del mal echan sus humos.
Al igual que descubrimos debajo de las rocas los restos de las salamandras hace tiempo sepultadas,
algún día cavarán en nuestras necrópolis para desenterrar huesos de metal.
Muchachas con flores sin nombre, sus palmas producen pan, las verdes carreteras
y las nuevas ciudades con explanadas de azur,
en donde desfila el quimérico grifo.
Pero las intranquilas sombras, los rumorosos espectros surgen de debajo la tierra,
de debajo las plazas, de debajo la hierba.
¡Metrópolis,
en la superficie de tus encarnadas murallas reposan
las aladas almas de los automóviles!
Bogdan Igor Antonech, noviembre de 1935. De Rotatsiy (Rotaciones). Traducción de Iury Lech.
Una iconografía del alma. Poesía ucraniana del siglo XX. Revista Litoral.
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Igor Antonech
Tapeçarias de Ferreira da Silva
Tapeçarias
o tempo no tempo de ser
existência conjunta.
sopros de múltipla espécie!
ondas incertas,
como afagos na liberdade em vento.
breves recordações.
ou frágeis manhãs,
nas imensas linhas do coração.
VFS Interlúdios da Certeza
Más poemas en do Inatingível
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V. Ferreira da Silva
sábado, 25 de abril de 2009
El establo cumple un año
El 25 de abril de 2008 el blog comenzó así
Si consideras aún la virtud mágica del nombre,
y el poder de la palabra que yace hastiado
en el mundo de los dioses.
Te ruego ¡Oh Isis! me arrebates
aquí mismo el nombre y los sentidos.
Arroja del regazo el libro del Arcano,
y con tus manos ya libres sujétame el cabello,
hasta tres veces sumérgeme en el grano,
húndeme el cuerpo hasta el fondo
en la fertilidad fluente de los silos.
Tú que les mostraste el secreto del trigo
condúceme hasta tu otro yo
hasta esa parte siniestra y misteriosa
que ocultas tras tu velo.
Desgarra entre los pliegues tu hierática mirada
para que sea posible la osadía
que yace entre mis brazos.
¡Oh Isis! Hechicera del templo y de las mieses
ayúdame a hollarte con espada de plata.
Yo te prometo la primera gavilla
aquella que se corta con la mano
todavía temblorosa.
Te prometo la guedeja de pelo
que me cubre la nuca.
Pero ¡Oh Isis! no me abandones en las rocas
donde el sonido del viento es tan sólo un gemido.
De como inlunada vago hasta el recinto del templo
Hermética cual fatum
el agua de las charcas refleja como el cuarzo.
Los perros de la noche aúllan tras las tapias.
La luna zorra astuta me tiende encrucijadas,
me liba con sus rayos recodos del sendero.
A lo lejos ruinas de las torres corroen mis entrañas.
El ansia, Isis, se oculta en cañas del camino,
en cavernas de mi cuerpo desiertas
de tus miembros.
Quizás tras tus ruinas ya se abran las rosas
y la lúrida luna se escorie en las murallas.
Donde Isis me enseña la medida del trance
Anoche me visito la Diosa Negra
y os juro que no la esperaba.
Sus cabellos erizaron los míos por un momento.
Sentí de pronto el temible placer de la lujuria.
Su mutación fue lenta
el ébano de sus brazos me aproximó
lentamente hacia sus labios
y el calor de sus labios me acercó
voluptuosamente hacia sus pechos
la turgencia de sus pechos me arrebató
fieramente hacia sus ingles
y el ardor telúrico de sus ingles me llevó
lentamente hasta los tejos.
Fue entonces cuando me hallé perdida en el abismo.
La Diosa Negra me provocó de nuevo
aún después de la agonía,
gemía con aullidos de loba solitaria
buscando la Osa Mayor entre mis dientes.
Movía la lengua sobre el lodo
palpando en la tierra indicios de retorno
porque ella quería tan sólo
que yo conociera el arrebato.
Donde Isis regresa al recinto del templo
Yace ya mi cabeza entre sus muslos
y su mano yerta reposa entre las rocas.
Abismo,
no hay abismo posible tras su manto
Isis me descubrió la medida del trance
el movimiento exacto que lleva el cuerpo a la catársis.
Me enseño la modulación única del aullido
que quiebra
la disposición especial
de las cuerdas vocales para el canto.
Hastiada de cabellos,
Isis me trenzó cual vilorta de avena
y el limo de su voz rodeó mi cintura.
Isis me esperó hasta el día siguente
en el umbral del templo
me calzó tiernamente las sandalias
Y ocultó mi rostro tras su velo
para que en la visión del valle
no me asaltara la nostalgia.
Ahora Isis es tan sólo el arcano segundo
la papisa sedente
en el recinto del templo.
Elena Soto del libro La medida del trance, editorial Ponte Aérea Compostela-Sacromonte.
Pintura de Isabel Almenar
La Papisa sedente en el recinto del temploSi consideras aún la virtud mágica del nombre,
y el poder de la palabra que yace hastiado
en el mundo de los dioses.
Te ruego ¡Oh Isis! me arrebates
aquí mismo el nombre y los sentidos.
Arroja del regazo el libro del Arcano,
y con tus manos ya libres sujétame el cabello,
hasta tres veces sumérgeme en el grano,
húndeme el cuerpo hasta el fondo
en la fertilidad fluente de los silos.
Tú que les mostraste el secreto del trigo
condúceme hasta tu otro yo
hasta esa parte siniestra y misteriosa
que ocultas tras tu velo.
Desgarra entre los pliegues tu hierática mirada
para que sea posible la osadía
que yace entre mis brazos.
¡Oh Isis! Hechicera del templo y de las mieses
ayúdame a hollarte con espada de plata.
Yo te prometo la primera gavilla
aquella que se corta con la mano
todavía temblorosa.
Te prometo la guedeja de pelo
que me cubre la nuca.
Pero ¡Oh Isis! no me abandones en las rocas
donde el sonido del viento es tan sólo un gemido.
De como inlunada vago hasta el recinto del templo
Hermética cual fatum
el agua de las charcas refleja como el cuarzo.
Los perros de la noche aúllan tras las tapias.
La luna zorra astuta me tiende encrucijadas,
me liba con sus rayos recodos del sendero.
A lo lejos ruinas de las torres corroen mis entrañas.
El ansia, Isis, se oculta en cañas del camino,
en cavernas de mi cuerpo desiertas
de tus miembros.
Quizás tras tus ruinas ya se abran las rosas
y la lúrida luna se escorie en las murallas.
Donde Isis me enseña la medida del trance
Anoche me visito la Diosa Negra
y os juro que no la esperaba.
Sus cabellos erizaron los míos por un momento.
Sentí de pronto el temible placer de la lujuria.
Su mutación fue lenta
el ébano de sus brazos me aproximó
lentamente hacia sus labios
y el calor de sus labios me acercó
voluptuosamente hacia sus pechos
la turgencia de sus pechos me arrebató
fieramente hacia sus ingles
y el ardor telúrico de sus ingles me llevó
lentamente hasta los tejos.
Fue entonces cuando me hallé perdida en el abismo.
La Diosa Negra me provocó de nuevo
aún después de la agonía,
gemía con aullidos de loba solitaria
buscando la Osa Mayor entre mis dientes.
Movía la lengua sobre el lodo
palpando en la tierra indicios de retorno
porque ella quería tan sólo
que yo conociera el arrebato.
Donde Isis regresa al recinto del templo
Yace ya mi cabeza entre sus muslos
y su mano yerta reposa entre las rocas.
Abismo,
no hay abismo posible tras su manto
Isis me descubrió la medida del trance
el movimiento exacto que lleva el cuerpo a la catársis.
Me enseño la modulación única del aullido
que quiebra
la disposición especial
de las cuerdas vocales para el canto.
Hastiada de cabellos,
Isis me trenzó cual vilorta de avena
y el limo de su voz rodeó mi cintura.
Isis me esperó hasta el día siguente
en el umbral del templo
me calzó tiernamente las sandalias
Y ocultó mi rostro tras su velo
para que en la visión del valle
no me asaltara la nostalgia.
Ahora Isis es tan sólo el arcano segundo
la papisa sedente
en el recinto del templo.
Elena Soto del libro La medida del trance, editorial Ponte Aérea Compostela-Sacromonte.
jueves, 23 de abril de 2009
Continuidad de los parques de Julio Cortázar
Continuidad de los parques
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano. la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
Video del Elminino
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano. la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
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martes, 21 de abril de 2009
Cinco antiguos poemas irlandeses
Frío
¡Siempre frío!
La mayor tempestad por doquier;
los arroyos son ríos
y un lago rebosante cada lago.
Como un magno mar cada lago se eleva,
es una multitud cada cosa pequeña;
las gotas de lluvia son como blocas de escudos;
como pieles de carnero blanco, los copos.
Como un foso es cada sucio charco,
se alza el llano, un bosque es cada páramo;
no encuentran refugio las bandadas
y blanca nieve llega a la cadera.
La escarcha ha cortado los caminos
rodeando artera el menhir de Colt
la tempestad se atrinchera por todos lados
y nadie dice nada sino “Frío”.
Poema irlandés del siglo IX
Mór y Dubhchobhlaid
Mór, la hija del vástago de Tadhg del norte,
ha llegado a la lúgubre casa de los muertos
mientras Dubhchobhlaid iba a Clonmacnoise
una helada mañana de otoño.
Aparece en una entrada del año 1088 en los Anales de los Cuatro Maestros.
Mar de peces
Mira lejos
al nordeste
el mar maravilloso
Pletórico de peces:
hogar de las focas
agitado, brillante,
la marea ha alcanzado
Su plenitud
Poema irlandés del siglo IX
Conaing
Las grandes olas pálidas de la mar
han cubierto la orilla;
se han combinado contra Conaing
en su pequeña barca de mimbre.
La mujer ha meneado su blanca melena
contra la barca de Conaing;
torcidamente ha sonreido
hoy ante el árbol de Tortu.
Entrada para el año 1621 en los Anales del Ulster.
Máel Odran
El grano que muele el molino
no es avena sino trigo rojo;
de las ramas del gran árbol era
la molienda de Máel Odran.
Entrada para el año 1650 en los Anales del Ulster
Versiones de Antonio Rivero Taravillo. Poemas tomados del libro Antiguos poemas irlandeses, editado por Gredos.
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antiguos poemas irlandeses
lunes, 20 de abril de 2009
Tres poemas de W.S. Merwin
retrato de Johnathon Williams
GUARDIANES
agrisando el primer mes
un pájaro migratorio chilla en la neblina del mediodía
junto al peral
ladran perros tras muros de lodo
retumba el eco campanas de madera
quién escucha
ocho temores sagrados me vigilan
detrás de cada uno está un pórtico de la disolución
en el lugar del noveno un cancel abierto
cada uno sostiene la punta del cabo
de una cuerda trenzada con las ocho costillas del mundo
que conduce a través de la puerta sin miedo
el cisne se desliza sobre montañas hacia el sur de mí
en el primer mes
y en la nube blanca pequeños pájaros empiezan a cantar
raíces de pelo bullen en los árboles
el miedo es un aspecto de los alegres guardianes
por el modo en que vine
es claro que he estado enamorado de algunos
de la que se llama Miedo del Viaje
que fielmente me ha guiado tantas veces
a la mayoría ni siquiera puedo verlos
en el cielo blanco sobre mi cuna viajera
cuidándome
listos para sostenerme en manos intemporales
de nube y vidrio
por todo el tiempo que los necesite.
W.S. Merwin del libro La rosa náutica. Versión de Jorge Esquinca y María Palomar.
Salmo: nuestros padres
Soy el hijo del júbilo pero acaso él me conoce
Soy el hijo de la esperanza pero ella asciende al cielo
Soy el hijo de una paz que no me amamantó
Soy el hijo del dolor luego de la pérdida de un hermano pero
abrí un ojo a la vida donde se hallaba el que vivió
Soy el hijo de la sombra y cierro las persianas con delicadeza
pero me aferro inseguro a la luz
Soy el hijo del amor pero dónde está mi hogar y dónde la negra
pila bautismal y los aterrados ojos que regresarán a los
nombres que les di
Soy el hijo de la tribu de Apher el que instaló tiendas vanas
para acampar en un sitio que las guareciera para ser
recordado pero me doy cuenta de que lo desconocido
no necesita custodia
Soy el hijo de la tentación de las rocas pero algo en ellas
cambió
Soy el hijo del temor pero inquiero por mí mismo
Soy el hijo del primer pez que tocó playa pero esta verdad no
existe para mis intestinos
Soy el hijo de tres flores, la rosada, la rosa y la otra y sus efigies
tatuadas para las que no tengo nombre y me estremezco
ante lo marchito aunque ellas me sobrevivirán
Soy el hijo del futuro pero ella me muestra su luctuoso velo
Soy el hijo del futuro pero soy mi propio padre
Soy el hijo del futuro pero dónde están mi casa y la negra pila
bautismal y la voz que me habla desde los arbustos bajo
el pretil de la cocina diciendo que ellos no son mis padres.
Del libro Salmos. Versión de Jeannette L. Clariond.
Ogros
Toda la noche me despertaba la lluvia
que caía despacito entre las hojas
en el valle durmiente bajo la ventana
y la Paula dormida aquí a mi lado y
junto a la cama los perros
roncaban, el murmurrar
de olas bajitas en una playa
me asombra la fortuna de este
momento en la totalidad de la noche este
favor sin nombrar, mientras nos dure
este resuello de paz y entonces
me acuerdo de los farsantes en el poder
que en este momento idean
sus masacres en mi nombre
¿de cuál parte de mí pudieron haberse
originado, nacerían de mi odio y los dragarían
de lo hondo y más amargo de mi vergüenza?
De POEMAS NO DIGNOS DE LA CASA BLANCA
Ogres
All night waking to the sound
of light rain falling softly
through the leaves in the quiet
valley below the window
and to Paula lying here
asleep beside me and to
the murmur beside the bed
of the dogs' snoring like small
waves coming ashore I
am amazed at the fortune
of this moment in the whole
of the dark this unspoken
favor while it is with us
this breathing peace and then I
think of the frauds in office
at this instant devising
their massacres in my name
what part of me could they have
come from were they made of my
loathing itself and dredged from
the bitter depths of my shame
El 17 de febrero de 2003, en Nueva York, más de dos mil personas llenaron el Lincoln Center para la presentación de POEMAS NO DIGNOS DE LA CASA BLANCA contra la guerra de Irak. Merwin compuso Ogres especialmente para esta noche.
www.poets.org
William Stanley Merwin nació en New York City en 1927.
Su padre fue un ministro presbiteriano. Sobre este hecho, Merwin ha dicho: «yo comencé a escribir himnos para mi padre y, poco a poco, pude escribir de todo.» Aún niño, su familia se mudó a New Jersey. Así, Merwin creció junto al río Hudson, mirando las grandes torres de Nueva York.
Asistió a la Universidad de Princeton, donde obtuvo un postgrado en lenguas romances. Trabajó como tutor en Francia, Portugal y Mallorca (donde trabajó con el hijo de Robert Graves). En el contexto de su brillante generación (que incluye a Gary Snyder y Galway Kinnell, a John Ashbery y James Merrill), es el principal descubridor contemporáneo de los bosques y ríos norteamericanos.
Desde su primer libro, escrito básicamente durante sus estancias en Europa, Una máscara para Jano (1952), que ganó el premio Yale a los poetas jóvenes, se puso en evidencia la centralidad de la naturaleza en esos empeños.
Esta dicción se irá consolidando en varios libros, como Los osos danzantes (1954) y El blanco en movimiento (1963) hasta llegar a su primera obra de plena madurez: Los piojos (1967). En este libro abandona el corte versal clásico, la puntuación habitual y algunos elementos grecolatinos, impulsando una metafísica de resistencia a los sistemas alienantes de la cultura, del mundo y del sufrimiento. En ese tono, de cierto minimalismo, escribe El acarreador de las laderas (1970) y el libro que consolida ese período poético, llamado Escritos para un acompañante ilimitado (1973). Tras ese poemario seguirían varios libros como La lluvia en los árboles (1988), Viajes (1993), La zorra (1996), Flor y mano: poemas 1977-1983 (1997) y El sonido del río (1999). En ellos, la naturaleza aparece como reino de la gracia absoluta, aquejada hoy por un tiempo manual (como en Carrera Andrade) al que el poeta sólo puede oponer un clamor (como en Jorge Guillén). Allí, Merwin se vuelve más conceptual y amargo, a un tiempo, en una sintaxis torrencial, sin dejar de alumbrarnos con la luz de las meditaciones imposibles. Últimamente ha publicado algunas colecciones breves, hasta el presente 2004. Sus poemas han sido traducidos al alemán, al francés, al español (por el poeta mexicano Jorge Esquinca) y a varias lenguas más. Sus honores incluyen el Premio Bollingen, el Premio del Club PEN para traductores (que incluyen la Chanson de Roland, el Purgatorio, Poemas de Pablo Neruda y Aforismos de Antonio Porchia), el Premio Shelley y el Premio Wallace Stevens. Vive actualmente en Haikú, un pueblo de la isla de Maui, ubicada en el estado norteamericano de Hawaii, cultivando huertos, junto a su esposa argentina Paula, quien, según Merwin, «se cansó de vivir por más de treinta años entre los edificios de New York y quería vivir en un lugar más amable». En medio de la belleza natural –quizá agónica- que ha plasmado de un modo inigualable en sus poemas, Merwin trabaja como activista ambiental y, de vez en cuando, viaja al continente para dar charlas o lecturas sobre poesía y ecología.
Texto de Juan José Rodríguez.
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W.S. Merwin
sábado, 18 de abril de 2009
Mayte Bayón, otra de sus peroratas
Aunque el diccionario define a la palabra perorata como charla, discurso o sermón que resultan aburridos, pesados o molestos, siempre con un matiz despectivo, las de Mayte Bayón no terminan de ajustarse bien, bien a esta definición académica. Metaperoratas ilustradas propongo.
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jueves, 16 de abril de 2009
El nombre de los gatos de T.S. Eliot
El nombre de los gatos
El nombre de los gatos es un asunto delicado,
no es un simple pasatiempo;
ustedes pensarán que estoy loco de remate
cuando afirmo: un gato debe tener TRES NOMBRES DISTINTOS.
Primero, está el nombre que la familia emplea cada día,
como Pedro, Augusto, Alonso o Jaime
como Víctor o Jonás, Jorge o Bill Bailey,
todos razonables nombres cotidianos.
Si suponéis que suenan mejor, existen nombres más fantasiosos,
algunos para los caballeros, otros para las damas,
como Platón, Admeto, Electra, Deméter,
sensatos nombres cotidianos también estos.
Pero yo sostengo que un gato debe tener un nombre exclusivamente de él,
un nombre especial y más digno,
de otro modo, ¿cómo podría mantener erguida su cola,
o alardear de sus bigotes, o alimentar su orgullo?
Nombres de esa clase yo puedo sugerirles muchos
Mankustrap, Quaxo, o Coricopat,
Bombalurina, o bien Jellylorum,
nombres que nunca pertenecen a más de un gato.
Pero además de esos nombres todavía queda otro,
el nombre que jamás lograremos adivinar,
el nombre que ninguna búsqueda humana puede descubrir
pero que EL GATO CONOCE, aunque nunca habrá de confesarlo.
Cuando sorprendan a un gato en intensa meditación,
la causa, les advierto, es siempre la misma:
su mente está entregada a la contemplación
del pensamiento, del pensamiento, del pensamiento de su nombre,
su inefable, efable,
efinefable,
profundo e inescrutable Nombre único.
The naming of cats
The Naming of Cats is a difficult matter,
It isn't just one of your holiday games;
You may think at first I'm as mad as a hatter
When I tell you, a cat must have THREE DIFFERENT NAMES.
First of all, there's the name that the family use daily,
Such as Peter, Augustus, Alonzo or James,
Such as Victor or Jonathan, George or Bill Bailey--
All of them sensible everyday names.
There are fancier names if you think they sound sweeter,
Some for the gentlemen, some for the dames:
Such as Plato, Admetus, Electra, Demeter--
But all of them sensible everyday names.
But I tell you, a cat needs a name that's particular,
A name that's peculiar, and more dignified,
Else how can he keep up his tail perpendicular,
Or spread out his whiskers, or cherish his pride?
Of names of this kind, I can give you a quorum,
Such as Munkustrap, Quaxo, or Coricopat,
Such as Bombalurina, or else Jellylorum-
Names that never belong to more than one cat.
But above and beyond there's still one name left over,
And that is the name that you never will guess;
The name that no human research can discover--
But THE CAT HIMSELF KNOWS, and will never confess.
When you notice a cat in profound meditation,
The reason, I tell you, is always the same:
His mind is engaged in a rapt contemplation
Of the thought, of the thought, of the thought of his name:
His ineffable effable
Effanineffable
Deep and inscrutable singular Name.
T.S. Eliot, versión de Alberto Girri
Suri, la gata madre, en principio se llamaba Sur. Cuando la recogí de la calle era un cachorro muy pequeño y ante la indeterminación de sexo, opté por un punto cardinal. Fufi y Negri son hijos suyos. La primera se ganó a pulso el nombre, pues desde bien chiquita, casi no abría los ojos, cuando algo le molestaba hacía fuf fuf. El caso de Negri fue diferente, se lo tenían que llevar y no le busqué un nombre, simplemente le llamé así porque era el único que tenía algo más de ese color, pero se quedó definitivamente.
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miércoles, 15 de abril de 2009
Tres poemas de Seamus Heaney
Höfn
El glaciar de tres lenguas ha empezado a fundirse.
¿Qué haremos, se preguntan, cuando la leche pétrea
descienda revolcándose sobre el llano del delta
y la gruesa pelliza de nieve se desgaje?
Lo vi desde el avión, curvo y dispuesto en piedra,
piel de tierra viviente y disgregada, cerviz de los eones,
y me dio miedo su frialdad, que aún parecía suficiente
para helar las ventanillas empañadas de aliento,
congelar sedimentos de una labranza inquebrantable
y todas las palabras cálidas y gustosas que van de boca en boca.
Versión de Jordi Doce
Höfn
The three-tongued glacier has begun to melt.
What will we do, they ask, when boulder-milt
Comes wallowing across the delta flats
And the miles-deep shag ice makes its move?
I saw it, ridged and rock-set, from above,
Undead grey-gristed earth-pelt, aeon-scruff,
And feared its coldness that still seemed enough
To iceblock the plane window dimmed with breath,
Deepfreeze the seep of adamantine tilth
And every warm, mouthwatering word of mouth.
Colofón
Y algún tiempo lleva al tiempo de salir en coche hacia el oeste
hacia el condado de Clare, a lo largo de la costa Flaggy,
en septiembre o en octubre, cuando el viento
y la luz el uno de la otra se desprenden
de modo que el océano se muestra enfurecido a un lado
con fulgor y espuma, y tierra adentro entre las piedras
la superficie de un lago de color gris pizarra es alumbrada
por el aterrizado relámpago de una bandada de cisnes,
sus plumas erizadas y despeluchadas, blanco sobre blanco,
sus cabezas bien adultas de testarudo aspecto
escondidas o encrepadas o afanándose bajo el agua.
Inútil pensar en aparcar y capturarlo
más cabalmente. Uno no está aquí ni allí,
una prisa a través de la cual pasan cosas conocidas y extrañas
mientras al coche de costado le llegan grandes zarandeos suaves
que cogen el corazón desprevenido y de un soplo lo abren.
Versión de Javier Marías
Postscript
And some time make the time to drive out west
Into County Clair, along the Flaggy Shore,
In September or October, when the wind
And the light are working off each other
So that the ocean on one side is wild
With foam and glitter, and inland among stones
The surface of a slate-grey lake is lit
By the earthed lightening of a flock of swans,
Their feathers roughed and ruffling, white on white,
Their fully grown headstrong looking heads
Tucked or cresting or busy underwater.
Useless to think you'll park and capture it
More thoroughly. You are neither here nor there,
A hurry through which known and strange things pass
As big soft buffetings come at the car sideways
And catch the heart off guard and blow it open.
El bosque de abedules
Al fondo del jardín, al alcance del agua del río,
en una esquina murada como una alberca o el horno
de una abadía sin techo o una villa romana de suelo roto
han plantado su bosque de abedules. Hace poco de eso
pero cada mañana ya se ofrecen al sol
como ellos mismos mientras crecían, lo blanco de la corteza
sufrido y fresco como el blanco camisón de satén
que ella dobla y alisa mientras vierte el té
y se sienta en frente de donde él balancea una sandalia
en su pie puntual, tan desnudo como el de un abad.
Ladrillo rojo y pizarra, un ciruelo y un manzano mantienen
su credibilidad, un cd de Bach hace la ronda
del jardín o del prado. Sobre ellos un rastro en el aire
se encoge y ondula como una vara de sauce o la llama de una vela.
“Si algo nos enseña el arte”, dice él, triunfando
sobre la vida con una cita, “es que la condición humana es privada”.
Versión de Vicente Forés y Jenaro Talens
The birch grove
At the back of a garden, in earshot of river water,
In a corner walled off like the baths or bake-house
Of an unroofed abbey or broken-floored Roman villa,
They have planted their birch grove. Planted it recently only,
But already each morning it puts forth in the sun
Like their own long grown-up selves, the white of the bark
As suffused and cool as the white of the satin nightdress
She bends and straightens up in, pouring tea,
Sitting across from where he dandles a sandal
On his big time-keeping foot, as bare as an abbot's.
Red brick and slate, plum tree and apple retain
Their credibility, a CD of Bach is making the rounds
Of the common or garden air. Above them a jet trail
Tapers and waves like a willow wand or a taper.
"If art teaches us anything," he says, trumping life
With a quote, "it's that the human condition is private.
Seamus Heaney (Ireland, 1939)
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Seamus Heaney
martes, 14 de abril de 2009
Edgar Lee Masters Spoon River
La Antología de Spoon River
La Colina
¿Dónde están Elmer, Herman, Bert, Tom y Charley,
el abúlico, el de brazo fuerte, el payaso, el borrachín, el peleador?
Todos, todos, están durmiendo en la colina
Uno se fue en una fiebre,
uno ardió en la mina,
uno lo mataron en una riña,
uno murió en la cárcel,
uno cayó de un puente mientras trabajaba para su esposa e hijos.
Todos, todos están durmiendo, durmiendo, durmiendo en la colina.
¿Dónde están Ella, Kate, Mag, Edith y Lizzie?
la de corazón tierno, la ingenua, la ruidosa, la orgullosa, la feliz?
Todas, todas, están durmiendo en la colina.
Una murió en un parto vergonzoso,
una por un amor desgraciado,
una a manos de un bruto en un burdel,
una por el orgullo despedazado mientras buscaba un ideal,
una, persiguiendo la vida en las lejanas Londres y París,
fue traída a su pequeño espacio por Ella y Kate y Mag.
Todas, todas están durmiendo, durmiendo, durmiendo en la colina.
¿Dónde están el tío Isaac y la tía Emily
y el viejo Towny Kinkaid y Sevigne Houghton
y el alcalde Walker, que llegó a hablar
con venerables hombres de la revolución?
Todos, todos, están durmiendo en la colina.
Les trajeron hijos muertos de la guerra,
hijas aplastadas por la vida
y a sus hijos huérfanos, llorando.
Todos, todos están durmiendo, durmiendo, durmiendo en la colina.
¿Dónde está el viejo violinista Jones
que cantó la vida todos sus noventa años
enfrentando la nieve a pecho desnudo,
bebiendo, peleando, sin pensar ni en la mujer ni en la familia
ni en el dinero ni en el amor ni en el cielo?
¡Oídlo! Recuerda, balbuceante, el pescado frito de antaño;
las carreras de caballos de otrora en el bosque de Clary;
lo que Abe Lincoln dijo
una vez en Springfield.
La colina,poema que inicia la Antología Spoon River
Versión de Guillermo Angulo.
The Hill
Where are Elmer, Herman, Bert, Tom and Charley,
The weak of will, the strong of arm, the clown, the boozer, the fighter?
All, all are sleeping on the hill.
One passed in a fever,
One was burned in a mine,
One was killed in a brawl,
One died in a jail,
One fell from a bridge toiling for children and wife-
All, all are sleeping, sleeping, sleeping on the hill.
Where are Ella, Kate, Mag, Lizzie and Edith,
The tender heart, the simple soul, the loud, the proud, the happy one?--
All, all are sleeping on the hill.
One died in shameful child-birth,
One of a thwarted love,
One at the hands of a brute in a brothel,
One of a broken pride, in the search for heart's desire;
One after life in far-away London and Paris
Was brought to her little space by Ella and Kate and Mag--
All, all are sleeping, sleeping, sleeping on the hill.
Where are Uncle Isaac and Aunt Emily,
And old Towny Kincaid and Sevigne Houghton,
And Major Walker who had talked With venerable men of the revolution?--
All, all are sleeping on the hill.
They brought them dead sons from the war,
And daughters whom life had crushed,
And their children fatherless, crying--
All, all are sleeping, sleeping, sleeping on the hill.
Where is Old Fiddler Jones
Who played with life all his ninety years,
Braving the sleet with bared breast,
Drinking, rioting, thinking neither of wife nor kin,
Nor gold, nor love, nor heaven?
Lo! he babbles of the fish-frys of long ago,
Of the horse-races of long ago at Clary's Grove,
Of what Abe Lincoln said
One time at Springfield.
Edgar Lee Masters (1869-1950)
La Antología Spoon River reúne más de 200 poemas escritos como epitafios de un cementerio situado en la colina de un pueblo perdido del Medio Oeste, donde cada muerto cuenta su vida en primera persona.
La Colina
¿Dónde están Elmer, Herman, Bert, Tom y Charley,
el abúlico, el de brazo fuerte, el payaso, el borrachín, el peleador?
Todos, todos, están durmiendo en la colina
Uno se fue en una fiebre,
uno ardió en la mina,
uno lo mataron en una riña,
uno murió en la cárcel,
uno cayó de un puente mientras trabajaba para su esposa e hijos.
Todos, todos están durmiendo, durmiendo, durmiendo en la colina.
¿Dónde están Ella, Kate, Mag, Edith y Lizzie?
la de corazón tierno, la ingenua, la ruidosa, la orgullosa, la feliz?
Todas, todas, están durmiendo en la colina.
Una murió en un parto vergonzoso,
una por un amor desgraciado,
una a manos de un bruto en un burdel,
una por el orgullo despedazado mientras buscaba un ideal,
una, persiguiendo la vida en las lejanas Londres y París,
fue traída a su pequeño espacio por Ella y Kate y Mag.
Todas, todas están durmiendo, durmiendo, durmiendo en la colina.
¿Dónde están el tío Isaac y la tía Emily
y el viejo Towny Kinkaid y Sevigne Houghton
y el alcalde Walker, que llegó a hablar
con venerables hombres de la revolución?
Todos, todos, están durmiendo en la colina.
Les trajeron hijos muertos de la guerra,
hijas aplastadas por la vida
y a sus hijos huérfanos, llorando.
Todos, todos están durmiendo, durmiendo, durmiendo en la colina.
¿Dónde está el viejo violinista Jones
que cantó la vida todos sus noventa años
enfrentando la nieve a pecho desnudo,
bebiendo, peleando, sin pensar ni en la mujer ni en la familia
ni en el dinero ni en el amor ni en el cielo?
¡Oídlo! Recuerda, balbuceante, el pescado frito de antaño;
las carreras de caballos de otrora en el bosque de Clary;
lo que Abe Lincoln dijo
una vez en Springfield.
La colina,poema que inicia la Antología Spoon River
Versión de Guillermo Angulo.
The Hill
Where are Elmer, Herman, Bert, Tom and Charley,
The weak of will, the strong of arm, the clown, the boozer, the fighter?
All, all are sleeping on the hill.
One passed in a fever,
One was burned in a mine,
One was killed in a brawl,
One died in a jail,
One fell from a bridge toiling for children and wife-
All, all are sleeping, sleeping, sleeping on the hill.
Where are Ella, Kate, Mag, Lizzie and Edith,
The tender heart, the simple soul, the loud, the proud, the happy one?--
All, all are sleeping on the hill.
One died in shameful child-birth,
One of a thwarted love,
One at the hands of a brute in a brothel,
One of a broken pride, in the search for heart's desire;
One after life in far-away London and Paris
Was brought to her little space by Ella and Kate and Mag--
All, all are sleeping, sleeping, sleeping on the hill.
Where are Uncle Isaac and Aunt Emily,
And old Towny Kincaid and Sevigne Houghton,
And Major Walker who had talked With venerable men of the revolution?--
All, all are sleeping on the hill.
They brought them dead sons from the war,
And daughters whom life had crushed,
And their children fatherless, crying--
All, all are sleeping, sleeping, sleeping on the hill.
Where is Old Fiddler Jones
Who played with life all his ninety years,
Braving the sleet with bared breast,
Drinking, rioting, thinking neither of wife nor kin,
Nor gold, nor love, nor heaven?
Lo! he babbles of the fish-frys of long ago,
Of the horse-races of long ago at Clary's Grove,
Of what Abe Lincoln said
One time at Springfield.
Edgar Lee Masters (1869-1950)
La Antología Spoon River reúne más de 200 poemas escritos como epitafios de un cementerio situado en la colina de un pueblo perdido del Medio Oeste, donde cada muerto cuenta su vida en primera persona.
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Lee Masters
Monika Zgustova en la librería Ágora
Monika Zgustova presenta su última novela, Jardí d’hivern (Proa), en la librería Ágora
Dijous, 16 d’abril, a les 19h, a la Casa Museu Llorenç Villalonga (Binissalem)
Recital de Poesia Russa a càrrec de Monika Zgustova
L’escriptora i traductora Monika Zgustova recitarà poemes de les dues poetesses russes Anna Akhmàtova i Marina Tsvetàieva que any enrere va traduir juntament amb Maria-Mercè Marçal. L’acte conclourà amb una simpàtica tertúlia al voltant dels escriptors més importants que ha traduït l’autora com Milan Kundera, Bohumil Hrabal i Vaclal Havel, entre d’altres.
El darrer brindis
Bec per la casa devastada,
pel dolor de la meva vida,
per la solitud en parella
i bec també, brindo, per tu.
Pels llavis falsos que em traïen,
per la fredor mortal als ulls,
perquè el món és aspre i brutal
i perquè Déu no ens ha salvat.
Anna Akhmàtova
L'Eva ha viscut, des de ben jove, una atmosfera culta i exquisida en la seva Praga natal. Viu migpartida per l'amor de dos homes antagònics: un artista d'una esmolada sensibilitat i un rude militant del Partit Comunista. Els avatars històrics de l'Europa de l'Est senyalaran perillosament les seves relacions: l'estalinisme, la Primavera de Praga, la dissidència interior, i finalment la transició cap a la democràcia i l'economia de mercat. Cap dels diferents sistemes polítics i socials que li toquen de viure no pot alliberar-la del seu neguit més íntim. Al Jardí d'hivern, Monika Zgustova trena una delicada història d'amor en un context històric tan apassionant com dramàtic.
Dijous, 16 d’abril, a les 19h, a la Casa Museu Llorenç Villalonga (Binissalem)
Recital de Poesia Russa a càrrec de Monika Zgustova
L’escriptora i traductora Monika Zgustova recitarà poemes de les dues poetesses russes Anna Akhmàtova i Marina Tsvetàieva que any enrere va traduir juntament amb Maria-Mercè Marçal. L’acte conclourà amb una simpàtica tertúlia al voltant dels escriptors més importants que ha traduït l’autora com Milan Kundera, Bohumil Hrabal i Vaclal Havel, entre d’altres.
El darrer brindis
Bec per la casa devastada,
pel dolor de la meva vida,
per la solitud en parella
i bec també, brindo, per tu.
Pels llavis falsos que em traïen,
per la fredor mortal als ulls,
perquè el món és aspre i brutal
i perquè Déu no ens ha salvat.
Anna Akhmàtova
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Librería Ágora
lunes, 13 de abril de 2009
A Blue, la galga blanca
Hace algo menos de un mes colgué una entrada con un poema titulado Los cuerpos ahorcados de los galgos son como un blues, que iba en formato de imagen, lagalgalluenta me dejó un comentario "Ahora tengo a Blue, como en el titulo de tu poema pero sin S, es el conjunto del sufrimiento de l@s galg@s en un bello cuerpo blanco con una mirada que se pierde en el infinito. El maltrato la ha llevado a no poder soportar a l@s human@s, esta en casa para ver si conseguimos que lo supere y algún dia se pueda ir adoptada".
Esta entrada está dedicada a Blue y a su historia
Blue es un galga muy especial. Debe su nombre a a canción Blue Velvet pues fue rescatada junto a otra galga, ya adoptada, a la que llamaron Velvet. Las dos, que eran suaves como el terciopelo, fueron abandonadas juntas en un pueblo de la provincia de Alicante hace dos años. Una chica vio como las echaban de una furgoneta y la dejaban tiradas, sin más. Paloma, de Galgos 112 y voluntarios de Asoka intentaron cogerlas pero el miedo las hacíahuir cada vez. Al cabo de unos meses recibieron un aviso pues los trabajadores de un hipermercado habían localizado un grupo de perros que se cobijaban en una casa en runas. los voluntarios de Asoka, después de mucha paciencia y estudio, al final logran rescatarlos a todos, entre los que están Blue y Velvet. Desde entonces Blue ha estado viviendo durante un tiempo en casa de Antonio, educador canino, que la ha ayudado a perder un poco sus miedos y ahora Paloma la ha integrado a su manada para que aprenda a vivir en familia. Debido a su pasado, Blue tiene mucho miedo. Ha mejorado bastante, pero por el momento no lo suficiente como para expresar sentimientos. Aún se hace pipí y caca, pues si la riñes se bloquea y vuelve atrás, aunque tiene un sitio con empapadores y siempre lo hace allí. Aún no come delante de la gente ni acepta comida de la mano, pero se come toda su comida. Cuando algo le da miedo se agacha y se tira al suelo, para levantarla hay que acariciarle la barriga y hablarle muy suave. Le gusta tumbarse al sol y empieza a atreverse a ir a la entrada cuando es la hora de salir a pasear. Para Blue buscamos una familia con mucha paciencia, a poder ser sin niños, puesto que algunos aún le dan miedo, que estén dispuestos a dar sin recibir, en la que ya haya otro perro que le dé seguridad y, a poder ser, que viva en una zona tranquila y tenga un pequeño jardín. Se lleva muy bien con los demás perros y la gata de su casa de acogida, sin embargo, se asusta de los perros que se encuentra por la calle.
Asociación galgos 112
Blog de La galga Lluenta
Esta entrada está dedicada a Blue y a su historia
Blue es un galga muy especial. Debe su nombre a a canción Blue Velvet pues fue rescatada junto a otra galga, ya adoptada, a la que llamaron Velvet. Las dos, que eran suaves como el terciopelo, fueron abandonadas juntas en un pueblo de la provincia de Alicante hace dos años. Una chica vio como las echaban de una furgoneta y la dejaban tiradas, sin más. Paloma, de Galgos 112 y voluntarios de Asoka intentaron cogerlas pero el miedo las hacíahuir cada vez. Al cabo de unos meses recibieron un aviso pues los trabajadores de un hipermercado habían localizado un grupo de perros que se cobijaban en una casa en runas. los voluntarios de Asoka, después de mucha paciencia y estudio, al final logran rescatarlos a todos, entre los que están Blue y Velvet. Desde entonces Blue ha estado viviendo durante un tiempo en casa de Antonio, educador canino, que la ha ayudado a perder un poco sus miedos y ahora Paloma la ha integrado a su manada para que aprenda a vivir en familia. Debido a su pasado, Blue tiene mucho miedo. Ha mejorado bastante, pero por el momento no lo suficiente como para expresar sentimientos. Aún se hace pipí y caca, pues si la riñes se bloquea y vuelve atrás, aunque tiene un sitio con empapadores y siempre lo hace allí. Aún no come delante de la gente ni acepta comida de la mano, pero se come toda su comida. Cuando algo le da miedo se agacha y se tira al suelo, para levantarla hay que acariciarle la barriga y hablarle muy suave. Le gusta tumbarse al sol y empieza a atreverse a ir a la entrada cuando es la hora de salir a pasear. Para Blue buscamos una familia con mucha paciencia, a poder ser sin niños, puesto que algunos aún le dan miedo, que estén dispuestos a dar sin recibir, en la que ya haya otro perro que le dé seguridad y, a poder ser, que viva en una zona tranquila y tenga un pequeño jardín. Se lleva muy bien con los demás perros y la gata de su casa de acogida, sin embargo, se asusta de los perros que se encuentra por la calle.
Asociación galgos 112
Blog de La galga Lluenta
jueves, 9 de abril de 2009
Tres poemas japoneses
Iaso Saiyo,Ichiro Ando y Fuiujiko Kitagawa
Junto al mar
Las estrellas son siete,
los dorados faros nueve;
innumerables las ostras blancas
tras de las rocas,
pero mi solitario empeño
es solo uno.
Iaso Saiyo
Es una rosa
Hay un horizonte que tiembla
en una rosa
Hay un horrible mapa de sueños
en una rosa
Y no hay rosa
en una rosa
Ichiro Ando
Una máquina
Las paredes de mi corazón
Están hechas de acero,
No vaya a ser que la sangre
se escape como el vapor.
Cualquier mujer que rompa esta pared
será quemada como un pájaro
bañado en su propia sangre.
Fuiujiko Kitagawa
De Poesía Japonesa Contemporánea, editado por Carlos Dupuy
Junto al mar
Las estrellas son siete,
los dorados faros nueve;
innumerables las ostras blancas
tras de las rocas,
pero mi solitario empeño
es solo uno.
Iaso Saiyo
Es una rosa
Hay un horizonte que tiembla
en una rosa
Hay un horrible mapa de sueños
en una rosa
Y no hay rosa
en una rosa
Ichiro Ando
Una máquina
Las paredes de mi corazón
Están hechas de acero,
No vaya a ser que la sangre
se escape como el vapor.
Cualquier mujer que rompa esta pared
será quemada como un pájaro
bañado en su propia sangre.
Fuiujiko Kitagawa
De Poesía Japonesa Contemporánea, editado por Carlos Dupuy
martes, 7 de abril de 2009
El reo emigra con los patos salvajes
Métrica de las migraciones
El reo emigra con los patos salvajes
“Dichoso aquél para el que la alborada
anuncia sólo el día enamorado.
Dichoso el que del ave en la pradera
espera todo menos la elegía”
Emily Dickinson
anuncia sólo el día enamorado.
Dichoso el que del ave en la pradera
espera todo menos la elegía”
Emily Dickinson
Pedí al sueño que no se apiadara de mí con la vigilia
dormir
dormir profunda y serenamente
y poderme despertar al otro lado
arrullado por mi madre o las tinieblas.
Estas paredes pintadas con las pesadillas de mis sueños,
pocos las pueden ver
pero tú Mara
las vislumbras en tus noches de insomnio.
Duerme,
pues cuando duermes sueñas con mi espíritu,
dices que me ves volar.
De madrugada surcaré el cielo con los patos salvajes
emigraré al lugar donde todo será más fácil
y la luz no hace distinciones
Prisioneros y marinos,
niños y soldados,
perros y serpientes,
todos volando juntos,
todos arrullados y abrazados
por el ciclo cierto de la muerte.
La veo,
puedo casi tocarla
se esconde hasta el último momento,
no me muestra su rostro.
Me conoce,
sabe que por naturaleza
soy una persona inclinada a la sorpresa,
y se burla.
Paradojas de la vida,
un hombre de incertidumbres
que sólo sabe cierto la hora de su muerte.
Y por eso llega tan terrible y juguetona,
ahora,
precisamente en el instante que no quiero jugar.
Llega con acertijos inútiles
que tú Mara nunca sabrás si he adivinado,
sólo a ti te preocupan mis enigmas.
Quiero emigrar llevándome una imagen en el pico,
ocultando algo de alimento entre las alas.
Si me hablara mi madre
podría guiarme en las montañas
y decirme:
“hijo no vayas hacia oriente sigue el curso del río”
o
“hijo detente en la laguna, reposa tranquilo allí”.
Pero no hay madre ni luz en esta hora
y sé Mara que la travesía es larga.
Duerme
Sueña con mi espíritu,
creo que voy a seguir el camino del sur
pues hacia allí vuelan los patos salvajes en invierno,
y mis huesos ya empiezan a sentir el frío.
Pero no lo sé cierto,
me conoces
y sabes que siempre amé la incertidumbre,
también a ti,
y estuvo bien
porque cuando duermes sueñas con mi espíritu volando
y volar es también mi sueño en esta hora.
De madrugada surcaré el cielo con los patos salvajes
desplegaré las alas un instante después del estallido,
cantaré hacia dentro
usando un reclamo que sólo tú podrás oír,
y cuando piensen que he muerto,
que ciertamente he muerto
estaré vislumbrando las arenas del Sahara,
arrullado, abrazado, perdido...
Definitivamente voy por el camino del sur.
Se me acelera el pulso, las uñas me crecen como garras,
veo cosas que nunca hubiese querido
pero contemplo también tu rostro,
todo desde dentro,
infierno y paraíso detrás de mis pupilas.
Arqueo el corazón
y la tensión del alma se afloja
y el tacto se vuelve certero y suave como un dardo.
Dormir,
dormir profunda y serenamente.
Soñar
y despertar con otros ojos,
no importa de que
soy hombre que ama la incertidumbre.
Tiemblo por dentro,
siento que el hígado se ensancha
nunca sentí así.
Agito la saliva y la obligo a descender por la garganta,
la presiono para que siga el curso de los días,
la trago porque quiero que su humedad me ayude en este viaje,
la travesía es larga
me tengo que unir a la bandada,
me reclaman,
trago también por ti Mara
que cuando duermes sueñas con mi espíritu volando.
De Métricas del alma
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Elena Soto poema
lunes, 6 de abril de 2009
Eduardo Padilla Zimbabwe
Un ave cae
No él ave, o la
ésta es sencilla,
anónima desde el huevo.
Acaso se desploma, se sumerge, se hace bomba,
pero concordamos en que un descenso
se está dando.
El reverso de esta carta sería preguntarle al gusano por el ave
que viene a incomodarlo:
“El ave asciende” dirá,
piadoso.
Si yo digo que un ave cae
lo digo sencillo
sin mayor aspiración
que realizar un ligero asentimiento.
Cuando la muerte toque a mi puerta
la recibiré con tan ligero asentimiento
que la haré sentir que realizó el viaje en balde.
Es de mala educación, cortar a la mitad la broma de tu vecino.
Adelantarse al desenlace de un circuito ya oído.
Lo correcto es fingir sorpresa.
Si yo digo que un ave cae es porque aspiro a lo incorrecto.
Ni el objeto ni la acción son aquí nada (algo) más allá de si mismos.
Un ave cae, cierto, pero esta ave en particular no nos invita
a proyectar arcadas a diestra y siniestra.
La palabra infinito no será proferida en este vestíbulo,
sin importar cuanto lustre le saque Jaime a nuestro reloj de bolsillo.
Desean tirar del arco.
Desean tirar del arco y que la flecha silbe y que la cuerda cante.
Desean que estos sonidos recorran las arcadas, levantando polvo, despertando ecos.
Desean que el mutismo de una arcada hundida en sombras sea verdaderamente
inescrutable.
Todo esto para una mayor resonancia. Ustedes desean amplificación y resonancia.
De acuerdo,
se entiende.
Pero dudo del potencial de esta ave; éste es un pájaro
que se resiste a caer de una forma que no sea llana y simple.
Si lo que buscan es pasear el bigotillo simétrico
a lo largo ancho y profundo de un caracol que se expande o se encoge,
lean a los clásicos.
Auto-retrato con escuadra
Siendo la vida una vela impertinente,
izada en la impermanencia del eje vertical
— y —
siendo la muerte una vela intermitente,
arrojando su luz negativa sobre la permanencia incontinente del eje horizontal:
tomaré mi escuadra y tocaré el arpa en silencio,
como quien finge decir algo urgente detrás de un cristal blindado,
bien sabiendo de antemano
que no hay sordomudos en el área.
Eduardo Padilla
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Eduardo Padilla
domingo, 5 de abril de 2009
Instrucciones-ejemplos sobre la forma de tener miedo
Fotografía Chema Madoz
En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere.
En la plaza del Quirinal, en Roma, hay un punto que conocían los iniciados hasta el siglo XIX, y desde el cual, con luna llena, se ven moverse lentamente las estatuas de los Dióscuros que luchan con sus caballos encabritados.
En Amalfí, al terminar la zona costanera, hay un malecón que entra en el mar y la noche. Se oye ladrar a un perro más allá de la última farola.
Un señor está extendiendo pasta dentrífica en el cepillo. De pronto ve, acostada de espaldas, una diminuta imagen de mujer, de coral o quizá de miga de pan pintada.
Al abrir el ropero para sacar una camisa, cae un viejo almanaque que se deshace, se deshoja, cubre la ropa blanca con miles de sucias mariposas de papel.
Se sabe de un viajante de comercio a quien le empezó a doler la muñeca izquierda, justamente debajo del reloj de pulsera. Al arrancarse el reloj, saltó la sangre: la herida mostraba la huella de unos dientes muy finos.
El médico termina de examinarnos y nos tranquiliza. Su voz grave y cordial precede los medicamentos cuya receta escribe ahora, sentado ante su mesa. De cuando en cuando alza la cabeza y sonríe, alentándonos. No es de cuidado, en una semana estaremos bien. Nos arrellanamos en nuestro sillón, felices, y miramos distraídamente en torno. De pronto, en la penumbra debajo de la mesa vemos las piernas del médico. Se ha subido los pantalones hasta los muslos, y tiene medias de mujer.
Julio Cortázar Historias de cronopios y de famas
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Julio Cortázar
viernes, 3 de abril de 2009
Julián Herbert
Franciscano
A mi manera, Francesco,
también me desnudé en una plaza.
Yo también con papá, en Atlixco. Estaba amaneciendo
y los chanates masticaban maldición
desde los árboles, en su lengua de esfinges.
La plaza un gran estante de artesanías de esfinge
negra, y el cielo su mercado:
un piso de alquitrán al que señoras
estaban arrojando cubetas de jabón.
Papá me abrazó y dijo, citando a Malcolm Lowry:
“Hijo mío, bebimos
esta noche hasta la sobriedad”.
Quise matarlo, quise
darle un beso en la boca.
Edipo ante la esfinge: ¿cuál es el animal,
el animal que dice “no durará la pena”?
No durará la pena de su cuello en mis manos,
del sabor de su boca bajándome hasta el pecho,
del sabor a milagro del vacío,
[yo sería sin él ese milagro:
ese beso que nunca me di;]
no durará, no durará la pena,
así sea porque el mal se parece (también) (tanto) a los
sueños,
y el ahorcado rara vez sobrevive a su dolor
[y es ahí donde reside su milagro.],
y quien narra el milagro llama luego
a la soga por su nombre –yo te llamo papá,
yo te advierto que este amor es para siempre–,
y por eso, aterrado, Edipo ante la esfinge
preguntando de nuevo: ¿cuál es el animal?...
Quise matarlo, quise
darle un beso en la boca. Pero
no durará, por eso no valía
la pena.
A mi manera, Francesco, tengo nada:
tengo en el brazo un tatuaje carmesí.
A veces digo que es una salamandra,
a veces que una iguana;
hoy un camaleón.
A mi manera, Francesco, deseo todo.
Es así como pude renunciar.
Julián Herbert (Acapulco, 1971)
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Julián Herbert
jueves, 2 de abril de 2009
Dolores Etchecopar
Documental
los guardianes tienen risas de látigo en la oscuridad
así iba a comenzar la historia
no era yo sino el rocío de los muertos
ellos movían lentamente las alas de mi sangre
así iba a comenzar la historia
un hombre buscaba su vivienda
en el temblor de un año de sed
así iba a comenzar la historia
cuando el esqueleto de la prostituta
era más anciano que la luna
y se balanceaba al son de la melodía
rumba rock rezo sonidos que gatean
gotean una luz para tu cuerpo
así iba a comenzar la historia
tres millones de muertos
y un pequeño pez rojo en el océano Pacífico
¿qué opina Usted de los muertos
y del nuevo régimen de los muertos?
¿qué opina Usted de la acupuntura
para llegar al fondo del dolor
sin maltratar su piel?
acuérdese del alarido en la caverna
donde fueron hallados los restos
de manos tan jóvenes para pedir socorro
¿a qué edad supo Usted que había muerto
y qué consejo daría Usted a los que empiezan
y qué ruidos salvajes nos traería
en este Gran Día?
así iba a comenzar la historia
yo era un hombre apenas informado
por el toro que orina un lucero
en medio de la infancia
así iba a comenzar la historia
y abrí la jaula de las palabras
y me puse los silencios del mar
así iba a comenzar la historia
pero no había nadie alrededor del silencio
niños que caminaban como la luz caían
mientras bajábamos por el lado desconocido del cerro
así iba a comenzar la historia
yo era la que perdió la razón
cuando le dieron los nombres de las cosas
así iba a comenzar la historia.
Dolores Etchecopar del libro “Notas Salvajes” (ed. Argonauta), en 1989.
Fuente Adamar
La ventana
en mi casa algo grave le sucedía al silencio. nadie
se miraba y había hielo en un ojo y un jardín aterrado era el otro/
en la oscuridad nevaba y los pasos de mi padre eran rápidos llegaban/
en un día a todas mis edades y rompían una ventana hasta que/
entraba esa luz en mi oído esa luz que quieren los árboles para tocar /
el día más allá de sus ramas más allá de sus frutos heridos por el /
hielo yo quería tocar la mañana de esa ciudad que se iba en los trenes/
La infancia del procedimiento
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Dolores Etchecopar
Europa Laica
Nota de prensa se la Asociación Europa Laica
Ante las informaciones difundidas en los medios de comunicación sobre un centro educativo de La Rioja que ha emitido un audiovisual antiabortista, la asociación estatal Europa Laica exige a las Administraciones Públicas y a la Fiscalía de Menores que intervengan para impedir que la práctica de la religión o de otras convicciones en los centros educativos perjudiquen la salud física o mental del menor y su desarrollo integral.
Los centros educativos deben educar al menor siempre en el ámbito del respeto a los derechos del menor reconocidos universalmente, en especial por la Convención Universal de los Derechos del Niño, ratificada por el estado español en 1990.
Europa Laica entiende que ningún menor debe ser obligado a instruirse en una religión o en un sistema de convicciones, sirviendo de principio rector el interés superior del niño. Además, el menor debe estar protegido frente a cualquier forma de discriminación por motivos de religión o de convicciones.
Esta asociación recuerda que los poderes públicos son responsables de velar por la laicidad de las enseñanzas impartidas en los itinerarios oficiales, dentro de los centros educativos de titularidad pública y de los privados sostenidos con fondos públicos, con el fin de evitar cualquier interferencia en los objetivos educativos de convicciones particulares religiosas, filosóficas o ideológicas.
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