/ El establo de Pegaso: 2022

domingo, 27 de noviembre de 2022

Pájaro, Luna, Motor, poema de Jo Pitkin

 


Pájaro, Luna, Motor


Como una valla o un muro para protegerme del daño,
los tutores me rodeaban con lógica, hechos, teoremas.
Pero yo ocultaba las malas hierbas que crecían salvajes en mi mente.

A los cinco años, podía trazar el arco del arco iris.
Podía explicar las perpendiculares y las paralelas.
En mi mente, oía el viento en las malas hierbas silvestres.

Dividido en dos, mi enjuto sistema volaba, volaba.
Dejé que esas hierbas silvestres en mi mente se desplegaran
mientras el arte de mi padre insatisfecho se filtraba como la lluvia.

Madre, padre, mi mente finalmente soltó
su oscura maraña de malas hierbas. De los dibujos,
hice notas con letras de la A a la G para una máquina

—máquina que computaría la pérdida y la ganancia —
y reconciliara mi corazón territorial, mi cerebro.

 La poeta neoyorquina Jo Pitkin recuerda a Ada Lovelace (1815-1852). El poema aparece en la antología Raising Lilly Ledbetter: Women Poets Occupying the Workplace (editada por Caroline Wright, M.L. Lyons & Eugenia Toledo, Lost Horse Press, 2015).

Mas información sobre la científica en: Ada Byron: Condesa de Lovelace (1815-1851)


miércoles, 2 de noviembre de 2022

Poema a Lise Meitner

Una corazonada en el bosque blanco 

 

Lise tiene un cráter en la cara oculta de la Luna,

Otro, en la Planitia Labinia venusiana,

además de un asteroide entre las órbitas de Marte y Júpiter,

el 6999 Meitner.

Su nombre figura también en el columbario de la tabla periódica,

en el séptimo cielo de los elementos sintéticos,

con un epitafio en su memoria:

«meitnerio.

Símbolo atómico: Mt 

Número atómico: 109 

Peso atómico: 278»

La casilla, a modo de urna cineraria,

da cuatro pinceladas sobre su inestable habitante,

con una vida media tan breve

que apenas supera unos segundos.

 

Pero, más allá de cráteres, asteroides y elementos,

en la mirada melancólica de Lise, se intuye

el largo camino que va desde el sótano clandestino de Berlín,

donde realizaba sus experimentos,

hasta el paisaje nevado de Estocolmo,

donde alcanzó la iluminación atómica.

El resplandor encajaba con las ecuaciones.

Lise vio  la escisión del núcleo de uranio como una gota líquida,

como una lágrima vacilante,

que, finalmente, resbala antes de que llegue el llanto,

en un mecanismo liberador de reacción en cadena.

Fue una corazonada en el bosque blanco.

Tras algunos cálculos, Lise vislumbra la fisión,

la vasta y terrible energía que desprende;

el suelo se tambalea, se estremecen los abedules plateados,

tiemblan los álamos en las montañas de Nuevo Méjico,

y su aliento suspendido en el frío forma un hongo de vaho

que  se desvanece.

Oppenheimer dijo que, tras la prueba nuclear de Trinity,

recordó el verso del Bhagavad Gita

«Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos».

Aquella Navidad de 1938, al interpretar los resultados,

Lise vio el deslumbrante resplandor,

la danza atómica de los neutrones,

girando como derviches enajenados hacia la devastación.

 

Elena Soto

 

A hunch in the white forest

 

Lise has a crater The hidden face of the Moon,

Another, on the Venusian Planitia Labinia,

plus an asteroid between the orbits of Mars and Jupiter,

6999 Meitner.

Its name also appears in the columbarium of the periodic table,

in the seventh heaven of the synthetic elements,

with an epitaph in his memory:

"meitnerium.

Atomic symbol: Mt

Atomic number: 109

Atomic weight: 278".

The box, like a cinerary urn,

gives four glimpses of its unstable inhabitant,

with a half-life so short

that it barely exceeds a few seconds.

 

But, beyond craters, asteroids and elements,

in Lise's melancholy gaze, you sense

the long way from the clandestine basement of Berlin,

where she performed her experiments,

to the snowy landscape of Stockholm,

where she attained atomic enlightenment.

The glow fit the equations.

Lise saw the uranium nucleus split as a liquid drop,

like a hesitant tear,

that finally slips before the crying comes,

in a liberating chain reaction mechanism.

It was a hunch in the white forest.

After some calculations, Lise glimpses fission,

the vast and terrible energy it gives off;

the ground shakes, the silver birches tremble,

the aspens tremble in the mountains of New Mexico,

and its breath suspended in the cold forms a mushroom of mist

that fades away.

Oppenheimer said that after the Trinity nuclear test,

he remembered the verse from the Bhagavad Gita.

"Now I have become death, the destroyer of worlds."

That Christmas 1938, interpreting the results,

Lise saw the dazzling radiance,

the atomic dance of the neutrons,

whirling like alienated dervishes toward devastation.


 Sobre Lise Meitner

Lise Meitner (1878-1968) nació en Viena, donde recibió la educación tradicional que se daba a las niñas en esta época y que consistía en una instrucción básica que finalizaba a los 14 años. Pero esta mujer inteligente y con gran inclinación hacia la ciencia no se conformó, siguió estudiando y completó su formación con un tutor.
A pesar de las trabas, tuvo la suerte de que su maestro, Arthur Szarvassy, fuera un físico que la preparó en las ciencias puras y gracias a estos conocimientos aprobó los exámenes de ingreso en la Universidad de Viena, un logro inaudito para la época. En esta institución acudió a las clases del físico teórico Ludwig Boltzmann, al que admiraba profundamente y que sería el científico más influyente en el desarrollo de su vocación.
Meitner se muda a Berlín en 1907, pensando en una posible colaboración con Max Planck quien, por primera vez, admite a una mujer en sus clases, poniéndola en contacto con Otto Hahn, un joven químico de su misma edad que investigaba sobre isotopos radioactivos; juntos crearon un equipo de trabajo en el que la aportación de Meitner era fundamental porque su colega carecía de la formación en física para explicar teóricamente los experimentos.
En 1907, Hahn fue admitido en el Instituto de Química de la Universidad de Berlín, pero las mujeres tenían prohibida la entrada al centro y Meitner solo pudo conseguir una estancia en el sótano para continuar con sus investigaciones. Pasó cinco años en la sombra y sin salario hasta que, finalmente, sus méritos fueron reconocidos y obtuvo el permiso para acceder a los laboratorios, cobrando un pequeño sueldo.
En 1917 Meitner y Hahn lograron aislar el isotopo del protactinio, lo que les valió la medalla Leibniz de la Academia de Ciencias de Berlín, pero el tema que durante años centró sus investigaciones y por el que alcanzaron mayor reconocimiento fue el de los elementos radiactivos.
Cuando Hitler llegó al poder, en 1933, la situación comenzó a complicarse, Meitner, a pesar de ser judía, no fue despedida por su nacionalidad austríaca, pero todos los científicos de origen judío fueron obligados a dimitir de sus puestos en los centros de investigación. En 1938, cuando Alemania anexionó a Austria, fue expulsada de la Universidad de Berlín y viendo peligrar su vida, huyó del país trasladándose a Estocolmo, donde logró un puesto en el laboratorio del científico Manne Siegbahn.
Desde Suecia, Meitner continuó su correspondencia epistolar con Hahn, que por aquel entonces seguía trabajando en Berlín con el químico Fritz Strassman.

El 19 de diciembre de 1938 Lise recibe una carta de Hahn con un sorprendente resultado, tras bombardear uranio con neutrones obtenían bario, el núcleo de uranio se había dividido en dos, algo que, en principio, no encajaba con todos experimentos que se habían realizado hasta entonces y no eran capaces de interpretar los resultados.
Lise pasea por la nieve con su sobrino Otto Frisch, buscando una explicación que pudiera cuadrar con estas observaciones y
pensó que  el modelo de la gota líquida  podía describir el proceso de separación del núcleo de uranio, sentando las bases teóricas para la comprensión de este nuevo fenómeno. Además, para calcular la cantidad de energía desprendida recurre a la ecuación de Einstein (E=mc2). Meitner se dio cuenta de que en los experimentos llevados a cabo por sus colegas se había producido una fisión nuclear y realizó la explicación teórica del fenómeno. Con sus análisis descubrió el enorme potencial explosivo que podría generar una reacción en cadena y la bautizó como fisión nuclear, que es el nombre con el que se la conoce desde entonces. En este momento Eureka estaba acompañada por su sobrino, el físico Otto Frisch, que colaboró en el descubrimiento. De hecho, Frisch regresó a Copenhague, donde fue capaz de aislar los restos producidos por la reacciones de fisión.
La científica interesó al gobierno de los EEUU que, en 1943, intentó reclutarla sin éxito para trabajar en el desarrollo de la bomba atómica, basada precisamente en el principio de la fisión nuclear, pero rechazó la oferta.
La concesión en 1944 del premio Nobel al alemán Otto Hahn «por su descubrimiento de la fisión de los núcleos pesados», fue una gran injusticia muy criticada por la comunidad científica, que consideraba a Meitner como coautora del hallazgo. Se sabía que la física había liderado el grupo de investigación y que después de su partida había seguido en contacto por carta con Hahn y Strassmann y que, sin su interpretación, el puzle estaba incompleto. En la biografía Lise Meitner: A Life in Physics, de Ruth Lewin Sime, se dice que el comportamiento de Hahn fue «una simple supresión del pasado», y que ella formaba parte de ese pasado suprimido.
El de Meitner es uno de los casos más claros en los que el comité de los premios Nobel ha pasado por alto la contribución de una mujer en un descubrimiento científico que cambió la historia de la humanidad. Meitnerio
El meitnerio de símbolo Mt y número atómico 109 debe su nombre a Lise Meitner. Fue descubierto accidentalmente en 1982 por los científicos alemanes Peter Ambruster y Gottfried Münzenberg en el Laboratorio de Iones Pesados del Gesellschaft für Schwerionenforschung (GSI), de Darmstadt, Alemania. Es altamente radiactivo, no existe en la naturaleza y ha sido sintetizado en cantidades muy pequeñas combinando núcleos de átomos más ligeros. Su vida media es muy corta, de hecho, para estudiar este elemento, y otros que presentan esta característica, se ha desarrollado la técnica “atom at a time”. En estos experimentos se trabaja literalmente con átomos individuales.

domingo, 25 de septiembre de 2022

Miroslav Holub, poemas

 


En el microscopio

También aquí hay paisajes de ensueño,
lunares, abandonados.
También aquí están las masas
trabajadoras de la tierra.
Y las células, combatientes
que dan su vida
por una canción.
Aquí también hay cementerios,
la fama y la nieve.
Y oigo murmullos
la revuelta de grandes estados.

Miroslav Holub (Pilsen, República Checa, 1923- Praga, 1998)

In the Microscope

Here too are dreaming landscapes,
lunar, derelict.
Here too are the masses
tillers of the soil.
And cells, fighters
who lay down their lives
for a song.
Here too are cemeteries,
fame and snow.
And I hear murmuring,
the revolt of immense estates.

Miroslav Holub. Selected Poems, PENGUIN MODERN EUROPEAN POETS / Advisory Editor: A. Alvarez

El cabo que mató a Arquímedes

Con un solo golpe audaz
mató el círculo, la tangente
y el punto de intersección
en el infinito.

Bajo pena de
de descuartizamiento
prohibió los números
del tres en adelante.

Ahora en Siracusa
dirige una escuela de filósofos
durante otros mil años
se pone en cuclillas sobre su alabarda
y escribe:

uno dos
uno dos
uno dos
uno dos

The Corporal Who Killed Archimedes

With one bold stroke
he killed the circle, tangent
and point of intersection
in infinity.

On penalty
of quartering
he banned numbers
from three up.

Now in Syracuse
he leads a school of philosophers
for another thousand years
squats on his halberd
and writes:

one two
one two
one two
one two

Miroslav Holub, Poems Before & After: Collected English Translations

Alas

“Tenemos
la microscópica anatomía
de la ballena
esto
da
al hombre
seguridad”.
William Carlos Williams

Tenemos
un mapa del universo
para los microbios,
tenemos
un mapa de un microbio
para el universo.
Tenemos
un Gran Maestro de ajedrez
hecho de circuitos electrónicos.
Pero sobre todo
tenemos
la habilidad
de clasificar guisantes,
de tomar el agua en nuestras manos,
de buscar
el tornillo correcto
bajo el sofá
durante horas
Esto
nos da
alas.

Křídla

Máme
mikroskopickou
anatomii
velryby
to
člověku
dodává
jistoty
WILLIAM CARLOS WILLIAMS

Máme
mapu vesmíru
pro mikroby,
máme
mapu mikroba
pro vesmír.
Máme
velmistra šachu
z elektronek.
Ale hlavně
máme sílu
přebírat hrách,
přenášet vodu v dlaních,
hodiny hledat
ten pravý šroubek
pod otomanem —
To
dává
křídla.

Miroslav Holub, Slabikář, texto se basa en el Silabario publicado por la editorial Československý spisovatel de Praga en 1965.

El científico y poeta Miroslav Holub nació en Plzeň, ciudad de la actual República Checa. Se licenció en medicina en 1953 y se doctoró en el Instituto de Microbiología de la Academia Checa de Ciencias en 1958.

Patólogo clínico e inmunólogo, Holub dio prioridad a su profesión de científico. En una entrevista con Stephen Stepanchev, le dijo que la Unión de Escritores Checos le había ofrecido una paga equivalente a su salario como investigador científico para que pudiera dedicarse a la poesía durante dos años. "Pero me gusta la ciencia", dijo. "De todos modos, me temo que, si tuviera todo el tiempo del mundo para escribir  poemas, no escribiría nada". Holub comentó a Stepanchev que, para él, la ciencia y la poesía mantienen una "relación incómoda". "En los círculos científicos", dijo, "intento ocultar el hecho de que escribo versos. Los científicos tienden a desconfiar de los poetas; sienten que los poetas son, de alguna manera, irresponsables". Y admitió que su profesión también era considerada sospechosa por sus amigos literatos. Pero Holub no ve ningún conflicto real entre la ciencia y la poesía. Como científico, dice, cree en "una realidad objetiva" y odia la superstición. Pero, añade, "tengo la mente abierta a todos los fenómenos de la experiencia, incluido lo irracional".

Holub emplea a menudo metáforas científicas en sus poemas, una técnica que, aunque la considera "un riesgo", le permite "encontrar equivalentes poéticos para la nueva realidad del micromundo". Holub dijo a Stepanchev que una de las razones por las que utiliza metáforas es "para evitar las arideces del racionalismo". "La otra razón", añade, "es que me gusta el juego o la danza de las metáforas, igual que me gusta el juego de ideas en un poema. Mis poemas, por cierto, siempre comienzan con una idea, una idea obsesiva de algún tipo. ... Intento conseguir efectos de suspense con mis líneas largas y tremendos énfasis con las cortas".

Holub murió en Praga en 1998.

Texto sobre Miroslav Holub tomado de la web Poetry Foundation

 

jueves, 18 de agosto de 2022

Código de Eavan Boland

Código de Eavan Boland

Una oda a Grace Murray Hopper 1906-88
creadora de un compilador informático y verificadora de COBOL

De poeta a poeta. Te imagino
En el límite del lenguaje, al comienzo del verano
en Wolfeboro, New Hampshire, escribiendo código.
No tienes sentido del tiempo. Ni siquiera sentido de los minutos.
No pueden llegar al interior de tu mundo,
tu puesto de trabajo gris
con el cuando y el ahora nunca y el una vez.
Te has perdido los otros siete.
Este es el octavo día de la Creación.

El pavo real ha sido creado, los ríos se han repoblado.
El arco iris se ha inclinado para vestir a la trucha.
La tierra ha encontrado su polo, la luna sus mareas.
Los átomos, las energías han hecho su trabajo,
han hecho el mundo, lo han terminado, han descansado.
Y a esto lo llamamos Creación. Y tú te lo has perdido.

La línea de mi horizonte, azul sólido
aparece por fin a cincuenta años de distancia
de tu fastidiosa y exacta paciencia:
La primera señal de que la noche será día
es un revuelo de hojas en este suburbio de Dublín
y el aire y los invertebrados y las aves
mientras la tierra vuelve de nuevo
a sus explicaciones:
Sus sombras. Sus reflejos. Sus palabras.

Estás al oeste de mí y en el pasado.
La oscuridad cae. La luz está en otra parte.
Las luciérnagas asoman por encima del lago.
Tú estás compilando binarios y ceros.
El mundo dado es lo que puedes traducir.
Y separas lo menor de lo mayor.

Que haya lenguaje...
aunque lo usemos de forma diferente:
Nunca lo hice atemporal como tú.
Nunca lo hice numérico como tú.
Y sin embargo lo uso aquí para imaginar
cómo en tu escritorio en el crepúsculo
la leyenda, la historia y el mito, por supuesto,
se reúnen en Wolfeboro, New Hampshire,
como si de un recuerdo se tratara. Como si de una fuente se tratara.

Hacedor del futuro, si el pasado
se está desvaneciendo de nuestra vista con la luz
fuera de la ventana y el archivo único
de elementos y animales, y todos los datos
de origen y resultado, que nunca encontrarán
su camino hacia ti o se refugian en tu sintaxis...

no hay ninguna diferencia entre nosotras.
Seguimos siendo humanas. Todavía hay luz
en mi barrio y tú estás en mi mente--
con la cabeza gacha, lo suficientemente mayor como para ser mi madre...
escribiendo código antes de que se vaya la luz del día.
Estoy escribiendo en una pantalla tan azul
como cualquier colina, como cualquier lago, componiendo esto
para mostrarte cómo el mundo comienza de nuevo:
Una palabra a la vez.
De una mujer a otra.

Código, New Collected Poems de Eavan Boland (Dublin, Irlanda, 24 setembre 1944 – Dublin, 27 abril 2020)

Traducción, Elena Soto.

Code by Eavan Boland

An Ode to Grace Murray Hopper 1906-88
maker of a computer compiler and verifier of COBOL

Poet to poet. I imagine you
at the edge of language, at the start of summer
in Wolfeboro, New Hampshire, writing code.
You have no sense of time. No sense of minutes even.
They cannot reach inside your world,
your gray work station
with when yet now never and once.
You have missed the other seven.
This is the eight day of Creation.

The peacock has been made, the rivers stocked.
The rainbow has leaned down to clothe the trout.
The earth has found its pole, the moon its tides.
Atoms, energies have done their work,
have made the world, have finished it, have rested.
And we call this Creation. And you missed it.

The line of my horizon, solid blue
appears at last fifty years away
from your fastidious, exact patience:
The first sign that night will be day
is a stir of leaves in this Dublin suburb
and air and invertebrates and birds,
as the earth resorts again
to its explanations:
Its shadows. Its reflections. Its words.

You are west of me and in the past.
Dark falls. Light is somewhere else.
The fireflies come out above the lake.
You are compiling binaries and zeroes.
The given world is what you can translate.
And you divide the lesser from the greater.

Let there be language--
even if we use it differently:
I never made it timeless as you have.
I never made it numerate as you did.
And yet I use it here to imagine
how at your desk in the twilight
legend, history and myth of course,
are gathering in Wolfeboro, New Hampshire,
as if to a memory. As if to a source.

Maker of the future, if the past
is fading from our view with the light
outside your window and the single file
of elements and animals, and all the facts
of origin and outcome, which will never find
their way to you or shelter in your syntax--

it makes no difference to us.
We are still human. There is still light
in my suburb and you are in my mind--
head bowed, old enough to be my mother--
writing code before the daylight goes.
I am writing at a screen as blue,
as any hill, as any lake, composing this
to show you how the world begins again:
One word at a time.
One woman to another.

Código, poema de Eavan Boland, dedicado a Grace Murray Hopper (1906 - 1992), pionera de la programación informática y miembro del equipo que desarrolló el primer compilador -una especie de traductor de lenguaje hombre-máquina- para el desarrollo de los lenguajes de programación.

En este poema, Boland trata la conexión entre escribir poesía y escribir código informático: "De poeta a poeta", dice en su primer verso, quedando ambas unidas por el lenguaje, aunque lo utilicen de forma diferente.

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