/ El establo de Pegaso: 2008

lunes, 29 de diciembre de 2008

Richard Bona y Bobby Mcferrin

En vivo en el festival de Montreal 2005




El bajista camerunés, Richard Bona, y el intérprete vocal estadounidense, Bobby Mcferrin, realizan una hermosisima improvisición basada en el tema Dina Lam de Richard Bona. El video, grabado en el Festival de Montreal en 2005, refleja la buena química que existe entre ellos. La improvisación vocal de Mcferrin y el bajo y voz de Bona crean instantes de verdadera magia.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Métrica del duende





Los poemas-duende son extraños y efímeros como flores de cactus.
Brotan en parajes áridos y en días poco señalados,
se esconden en los rincones oscuros de la casa,
los ves cuando despiertas a destiempo en mitad de la noche,
te embrujan, deslumbran y estremecen
porque en secuencias absurdas encadenan tu mente a las palabras.
Animales fantásticos de bestiarios fantásticos,
seres informes como la mariposa-cucaracha o la pantera-gusano...
Te atrapan,
más nunca dan la cara,
se ocultan en las grietas cuando oyen mis pasos,
si duermo o si finjo que duermo
salen a celebrar la noche.
A veces los sorprendo y no saben volver a sus guaridas,
confunden mi corazón con su refugio,
y danzan poseídos.
Acompaso mis latidos al ritmo de su duende
y comulgo con su estado de gracia,
elitros de seda de Samarkanda, orugas de ojos verdes...
Acostumbro mis ojos a su noche
y descoloco con ellos los muebles de la casa,
juntos derramamos el vino,
nos embriagamos con el tiempo,
a pequeños sorbos cortamos las rosas fugaces,
escanciando las horas antes de que amanezca.
Carpe diem
Gozo con los hijos esquivos de la esquiva noche
florecen en lugares inhóspitos y en días poco señalados.

Elena Soto de Métricas del alma

Dos poemas de Yeats



Él desea las telas del cielo

Si tuviese yo las telas bordadas del cielo,
Recamadas con luz dorada y plateada,
Las telas azules y las tenues y las oscuras
De la noche y la luz y la media luz,
Extendería las telas bajo tus pies:
Pero, siendo pobre, sólo tengo mis sueños;
He extendido mis sueños bajo tus pies;
Pisa suavemente, pues pisas mis sueños.

He wishes for the cloth of heaven

Had I the heavens' embroidered cloths,
Enwrought with golden and silver light,
The blue and the dim and the dark cloths
Of night and light and the half-light,
I would spread the cloths under your feet:
But I, being poor, have only my dreams;
I have spread my dreams under your feet;
Tread softly because you tread on my dreams.


La canción de Aengus errante

Salí al bosque de avellanos,
Porque tenía un incendio en mi cabeza,
Y corté y pelé una rama de avellano,
Y enganché una baya al hilo;
Y mientras volaban las polillas blancas,
Y estrellas como polillas titilaban,
Eché la baya en el arroyo
Y atrapé una pequeña trucha dorada.

Cuando la hube dejado en el suelo
Fui a encender el fuego,
Pero algo susurró en el suelo,
Y alguien me llamó por mi nombre:
Se había convertido en una muchacha de tenue brillo
Con flores de manzano en su cabello
Que me llamó por mi nombre y corrió
Y se desvaneció entre el aire que aclaraba.

Aunque ya estoy viejo de vagar
Por tierras bajas y tierras montañosas,
Descubriré dónde se ha ido,
Y besaré sus labios y tomaré sus manos;
Y caminaré por la larga yerba de colores,
Y cogeré hasta el fin de los tiempos
Las plateadas manzanas de la luna,
Las doradas manzanas del sol.



The song of wandering Aengus


I went out to the hazel wood,
Because a fire was in my head,
And cut and peeled a hazel wand,
And hooked a berry to a thread;
And when white moths were on the wing,

And moth-like stars were flickering out,
I dropped the berry in a stream
And caught a little silver trout.
When I had laid it on the floor
I went to blow the fire a-flame,

But something rustled on the floor,
And someone called me by my name:
It had become a glimmering girl
With apple blossom in her hair
Who called me by my name and ran
And faded through the brightening air.

Though I am old with wandering
Through hollow lands and hilly lands,
I will find out where she has gone,
And kiss her lips and take her hands;
And walk among long dappled grass,

And pluck till time and times are done,
The silver apples of the moon,
The golden apples of the sun.


William Butler Yeats (1865-1939)

miércoles, 24 de diciembre de 2008

La magia del muérdago

Muérdago, la planta sagrada de los druidas en el solsticio de invierno




El muérdago es desde la antigüedad una de las plantas mágicas por excelencia. Era la hierba sagrada de los druidas y su nombre en celta significa, la que todo lo vence. Su recolección debía seguir complejos rituales. Según cuenta el historiador Plinio, se cortaba en el solsticio de invierno, seis días después de la luna nueva e incluía el sacrificio de dos toros blancos a las fuerzas de la naturaleza. El cortejo de adivinos se encaminaba al bosque para cortar el muérdago, planta parásita que crece en algunos árboles; aunque el que especialmente interesaba a los celtas era el que crecía en el roble, consagrado al dios Dagda.
El druida encargado de realizar el “sacrificio”, debía apoyarse en una sola pierna, levantar un brazo, mantener un ojo cerrado y cortar la planta con una hoz de oro, de un único y certero tajo. La planta caía sobre un lino blanco, ya que no podía tocar el suelo ni cogerse con las manos. Luego se llevaba a cabo el sacrificio ritual de los dos toros y su sangre se enterraba junto a las raíces del roble. El muérdago se repartía entre todos los sacerdotes y estos, el primer día del año lo distribuían a su pueblo. El agua de muérdago era una especie de panacea para todo tipo de males, pero era especialmente poderosa para combatir cualquier veneno y favorecer la fertilidad. Se dice que por este trasfondo pagano la iglesia nunca ha acabado de admitir este planta en las iglesias para festejar la Navidad.
Además de sus propiedades curativas, corroboradas por muchos herboristas, se le han atribuido numerosos poderes sobrenaturales, para muchos pueblos era un talismán capaz de traer la paz, la felicidad y proteger de todo mal. Se colocaba sobre las cunas de los niños para que duendes y hadas no los hechizasen o robasen, se colgaba en el dintel de las puertas para alejar a los malos espíritus y favorecer la armonía del hogar, la costumbre de besarse debajo del muérdago es una reminiscencia que se asocia a la fertilidad, ya que sus bayas blancas simbolizaban el semen del Señor del Bosque, por eso si una pareja se besaba debajo del muérdago su amor sería duradero. Las historias relacionadas con esta planta son innumerables.
El Viscum album, conocido más comúnmente como muérdago blanco o visco, entre otros muchos nombres, contiene diversos compuestos quimicos, como la acetilcolina o la viscotoxina de lo más interesante para la elaboración de fármacos, pero que son altamente tóxicos. Las bayas por su contenido en viscotoxina pueden ser mortales.

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Christmas Story del poemario "Canciones bajo el muérdago" de Nial Binns.

Yo compro el pavo, el oporto y el pudding
Tú el mazapán, el marisco, el turrón
Compro crackers, mince pies, mantequilla de brandy
salsa de pan, y de arándano agrio
Tú compras polvorones, nueces y chocolate
y una ristra de luces navideñas
Paso toda una tarde en Marks & Spencers
Tú vas y vienes por el Corte Inglés
Compro un compact de Carlos Núñez para mis padres
Tú una botella de champán para los tuyos
Compro media docena de botellas de Rioja
La tarjeta visa arde entre tus manos
Compro media docena de paquetes
de media docena de latas de guinness
Tú acumulas boletos de lotería:
en vano
Y entrando en el salón nos detenemos
y nos besamos largamente bajo el muérdago
Desempaquetamos comida, empaquetamos regalos
Tú pelas las patatas, y limpias el marisco
la lechuga, las coles de Bruselas
Yo sepulto un penique en el pudding
- Si te toca el penique
tendrás suerte en el año (no te rías de mí)
Tú pones el mantel especial, con las velas
rojas, los crackers y las nueces
Por el culo del pavo yo introduzco el relleno
de albaricoque, almendra y tomillo
- La comida inglesa es una mierda, te ríes
- La cocina española no existe, te contesto
casi. Pero no: me controlo: es Navidad
Tú pones un cassette de villancicos
Y al volver al salón nos detenemos
y nos besamos anchamente bajo el múerdago
Dedicas una tarde a poner el Belén
Yo a decorar el árbol: pongo una estrella arriba
Un ángel ha perdido la cabeza, te quejas
Con ternura lo entierras en el heno
Los pastores despiertan: uno apunta
a la estrella de plástico en mi árbol
Cuando vas al servicio, desalojo al bebé
y recuesto en el pesebre a un burro
Extravío a los reyes por el cuarto
En un sillón, Melchor; Baltasar, con el cactus
Gaspar en un estante, con gesto de suicida
De vuelta en el salón, rompes a llorar
Muerto de la risa, me tildas de insensible
Te he faltado el respeto, a tu fe, tu cultura
Estoy hasta el culo de católicos; tú
estás harta, me dices, de mi vacío
-And so, canta John Lennon, this is Christmas
y en efecto -What have we done?, mi amor
te pregunto.
Tú te encoges de hombros
Y al salir del salón apenas nos detenemos
nos rozamos los labios bajo el muérdago
Yo sirvo el pavo, el oporto y el pudding
el marisco, las coles de Bruselas, la salsa
de pan, el mazapán, el turrón, las patatas
los polvorones, nueces, mantequilla de brandy
el rioja, mince pies y la salsa de agrio arándano
Te tocó a ti el penique en el pudding
Me tocó a mí el fregar los platos, la cocina
Tomamos café en el sofá, tú quieres
que salgamos con tus amigos. Es
Noche Buena: celebremos. Pero yo
sólo pienso, de repente, en mi casa, navidades
de ayer: I was dreaming
of a White Christmas, unas pascuas blancas...
Desapareces de pronto, te disfrazas
de Papá Noel, y bajas, roja, riéndote
me rellenas de tontas baratijas
la media que colgué
al pie de la falsa chimenea, como en broma
Te sientas en mis rodillas, bella, barbuda
- Felices Pascuas, me susurras
Y al salir del salón nos detenemos
y nos mordemos lentamente bajo el muérdago
Tú estás harta del pavo, del oporto y el pudding
Simplemente pensar en el turrón da náuseas
Relleno bolsa tras bolsa de basura con restos
de marisco, pedazos de patatas, coles
paquetes vacíos, latas estrujadas
salsa de pan ya tiesa, papel de chocolate
huesos de pavo, cáscaras de nueces
Me dan risa tus gases; te asquean los míos
En voz baja, cantas Noche de Paz
A voz en cuello aúllo We Three Kings, y de pronto
"Navidad Navidad" y todo el retintín
de Dulce Navidad, corean tus sobrinos
encantadores, ¡qué sorpresa!, por su teléfono móvil
- Merry Christmas!, les grito, and a Happy New Year!
Para ti, sin embargo, es como hablarte en chino
Tú te arrancas la barba blanca de Santa Claus
Brilla tanto tu cara como el traje
Hay trozos de algodón pegados a tu piel
Tienes las manos negras. - Con carbón, dices: Coal!
Echado en el sofá, como si no existieras
paso de ti y todo, olímpicamente
Me atiborro de latas de cerveza
me atiborro
de latas de cerveza
Y cuando dan las doce, al irnos a dormir
no nos detenemos
nos evitamos para siempre bajo el muérdago.

Canciones bajo el muérdago, Colección: Estruendomudo (Madrid, 2003). Tomado de la revista La Dama Duende

martes, 23 de diciembre de 2008

El canto de la Sibila

En el Santuario de Lluc, en la Catedral de Palma y, prácticamente, en las iglesias de toda Mallorca, la noche del 24 de diciembre tiene lugar un acontecimiento singular: el Canto de la Sibila. Una pieza profética que anuncia en medio de la alegría de la Navidad, el día del fin del mundo.

Siempre me gustó mucho la versión de este canto de Dead Can Dance y he encontrado en youtube un video de Cuarentena que la emplea de forma alegórica para poner banda sonora a un apocalipsis muy de nuestro tiempo: la destrucción del paisaje.



¿De donde viene este canto?
Las sibilas eran personajes femeninos a los que se atribuía inspiración divina. Se comenzó a hablar de ellas en el Siglo V antes de Cristo, extendiéndose su fama hasta finales del Imperio romano. De todas ellas la de Eritrea es la que anuncia el día del juicio final y la llegada de Jesucristo.
Esta ceremonia cristiana es la más antigua que ha llegado hasta nuestros días y es un ejemplo vivo del folklore religioso medieval. Se cree que su aparición en el marco de la liturgia está relacionada con el temor al fin del mundo que se experimentó en toda Europa ante la llegada del año 1.000. De hecho, el primer testimonio que se conserva, con música y letra, procede de un manuscrito de finales del siglo IX o principios del X del monasterio de San Marcial de Limoges, en París.
Durante la Edad Media se cantaba en diferentes lugares de Europa: Cataluña, Aragón, Castilla, Francia e Italia, pero después del Concilio de Trento (1563) se prohibió su puesta en escena y esta tradición sólo se conservó en Mallorca y en algunos lugares como el Alguer (Cerdeña), aunque, actualmente se está rescatando.
La Navidad y su víspera, eran uno de los momentos litúrgicos más importantes de la Iglesia Católica, y por eso no resulta nada extraño que esta fiesta se adornara con todo tipo de intervenciones: pastores, profetas, ángeles y personajes muchas veces paganos.
La Iglesia del medioevo era proclive al dramatismo y a la puesta en escena con toques muchas veces fantásticos. La sibila pertenece a esta galería de figuras legendarias del mundo antiguo, que aunaba el poder del sacerdocio con el de la profecía. Los griegos y romanos la consultaban en situaciones difíciles y conflictivas, de ahí que pudiera pasar al imaginario colectivo como un personaje capaz de anunciar el nacimiento de Cristo y la profecía del Juicio Final.
Diferentes estudiosos del tema creen que el canto que ha llegado hasta nuestros días, pertenece al fragmento final de maitines y es una especie de epilogo del drama litúrgico conocido como Ordo Prophetarum o Procesión de los Profetas, que formaba parte de los rituales de la Nochebuena y servía tanto para dar brillo a las ceremonias como para reforzar la fe de los fieles. En él se narraban los augurios de la llegada del Mesías formulados tanto por profetas bíblicos como paganos.
Así, como si fueran testigos que comparecen en un juicio, se iba llamando a los diferentes personajes para que intentaran convencer al pueblo de Israel de que Jesucristo era el verdadero Mesías. Aparecían figuras del Antiguo Testamento como Isaías, Jeremías, Daniel o Moisés, y también personajes gentiles como Virgilio o Nabucodonosor, vestidos todos con mantos y túnicas. Después de este desfile se invocaba el testimonio de la Sibila, que es el que ha llegado hasta nuestros días.
Lo que no está tan claro es el lugar y el momento en el que el canto de la Sibila empezó a tomar cuerpo como tal, desligada del resto de los personajes que constituyen la Procesión de los profetas. Se cree que en algunos lugares de Mallorca se continúo representando todo el drama litúrgico hasta bien entrado el siglo XVI.
Al acabar el oficio de maitines y antes de empezar la misa, se sube al púlpito el interprete del canto, generalmente un niño que no ha mudado la voz, con ropas femeninas y blandiendo una espada. En los últimos años también las chicas cantan la Sibila. Al principio, el Canto de la Sibil.la era interpretado por presbíteros, que fueron sustituidos con el paso de los siglos por un niño cantor.
La tradición de que sea un niño o un adolescente el que la cante, en vez de una mujer, puede tener su origen en el hecho de que la Iglesia prohibiera a las mujeres estar en el púlpito. Y como la Sibila siempre se ha interpretado desde ese lugar se decidiera, finalmente, que fuera la voz blanca de un niño la que la cantase. A partir de los años sesenta, con el Concilio Vaticano II, el acceso del género femenino al altar deja de estar restringido y es desde estos años cuando se han generalizado las voces de mujeres cantando la Sibila.
En la representación actual, el solista sale acompañado por dos o más monaguillos con cirios, que lo acompañan hasta el presbiterio y entona el canto sin acompañamiento instrumental, excepto cuando, entre estrofa y estrofa, se introduce el órgano. En algunos lugares es el coro el que acompaña, entre estrofa y estrofa. Originariamente la Sibila se cantaba con melodía gregoriana, pero siglos de transmisión oral han llevado a la aparición de diferentes variaciones y modelos.
El interés que suscitó este canto entre los primeros estudiosos de la música y folkloristas del XIX dio lugar a la trascripción en partitura de las diferentes versiones conocidas en su momento, con lo que se fijaron las melodías que han llegado hasta hoy día. Actualmente, las interpretaciones que se cantan en los distintos lugares, si bien con algunas diferencias y matices, tienen como base común las partituras de los estudiosos del siglo XIX.
El ropaje y la puesta en escena es otra de las peculiaridades de este personaje. Su indumentaria es muy similar en todos los lugares de Mallorca y consiste en una túnica, comúnmente muy bordada y habitualmente una capa. La cabeza va cubierta por una gorra y en las manos lleva una espada que mantiene erguida delante de la cara el tiempo que dura el canto.

En Alta mar se cita el Canto de "otras Sibilas" como el de Braga, en latín, y más información sobre este tema.

sábado, 20 de diciembre de 2008

El rito de las nueve olas

El baño de las nueve olas de la playa de la Lanzada, en la ría de Pontevedra, es un antiguo ritual relacionado con la fertilidad. Parece ser que la tradición manda que la noche del último sábado de agosto, víspera de Nuestra Señora da Lanzada o da Area, la mujer que desee quedar preñada debe tumbarse en la cuna santa, una roca erosionada por el mar en forma de lecho, dejar flores y un mechón de cabello como ofrenda y caminar hacia el mar, esperarando que nueve olas rompan en su vientre. Pero, en las tradiciones siempre existen variantes. ¿Por qué no cambiar flores y mechones de pelo por palabras; y por qué no hacerlo en el solsticio de invierno?



Primera ola

Chuva marítima

cultivo rosas brancas
em varandas a ocidente
daqui avista-se o mar
e o mar é grande
chove.
atravesso um caminho branco
chove.
o mar entrou pelo meu coração
chove.

Poema del libro O mar atinge-nos de Maria Azenha

Segunda ola

Poseidona

Me olvidaron en el agua. Habitan conmigo rémoras de vida fácil. Después de mucho tiempo, aprendí a desplazarme y a dar golpes con mi cola, que es elegante y sensual. Varios se han ahogado porque se amarran a mi lomo, emulando al Capitán Ahab, que dijo O Captain! my Captain! our fearful trip is done.
Soy indomable, mas no fierecilla: una mujer que nada hará cuando le claven el tridente al medio de sus ojos.

Lilian Elphick de su Ojo Travieso

Tercera ola

Finisterrae

Els antics creien
que el món finia on s´acaba el mar
i en l´horitzó temien
la ratlla de la mort.
Un mal que ve dels segles no el deturen els segles,
ans es fa gran i rosega l´entranya
dels vius
i colga els morts.
Quina mà ens té, quin conjur ens destria
quan, encerclats per gels
indestructibles,
imaginam el salt de l´aigua negra,
el bategar d´ingràvids animals
al centre de la terra
i el pes de les feixugues, alteroses columnes
del finisterre?

Margalida Pons de Les aus

Cuarta ola

Un mapa mudo
indescifrable
para la travesía.

No hay derrotero en la carta
de marear
ni libro que contenga las derrotas.

Eloísa Otero de ‘Tinta china’ / ‘Tinta preta’


Quinta ola

Sent la mar dins el corn
I els crits dels nàufrags

I més mar
I més nàufrags

Tonina Canyelles D’estructura circular


Sexta ola

Dezanove

tes que saber, meu neno,
do porto oculto da cidade,
construído entre as néboas de abril ares
para o negocio secreto do té.
e que alí amarra o desexo
nas noites de borraxeira.
e que hai unha taberna,
un pequeno lugar que nos coñece como atlántico,
onde as tripulacións dos cargueiros fantasmas
abrigan o seu corazón de licores.
e relatan historias fantásticas
das terras das amendoeiras
sábeo, pois e entre eles,
haberá quen recorde preciosos versos,
cartas que nunca enviaron os amantes,
escritas en linguas de distancia.

Maria Lado de su poemario Berlín

Séptima ola

Naufragio de la niña de tu ojo derecho

La niña de tu ojo derecho ha perdido la infancia,
y todas las imágenes que ha visto se sumergen en llanuras abisales,
el océano reclama a la niña de tu ojo derecho,
y la hunde en su seno,
diligente le quita las sandalias,
quiere el agua que las huellas dejadas en la arena sean leves,
que se borre de la tierra cualquier reflejo que hable de su paso.
Por eso la marea arrebata a la costa los restos de su sombra,
y entrega al horizonte los colores.
Mezcla el océano olvido con arena,
y escupe en la niña de tu ojo derecho con la saliva sagrada de los náufragos.
Un blanco duelo de espuma la llama por su nombre de sombra,
por un instante le hierve la memoria,
tu niña se pierde entre jirones,
el abismo le arrebata la infancia y las sandalias.

Elena Soto de Métricas del alma

Octava ola

Del espacio hacia acá, como dos tiempos

La noche,
dislocada como ala de cetáceo herido.
Amortajada siempre que la pupila niegue su orfandad.
Mar ampuloso y de grotesco seno;
cuando la claridad se haga en mi
no necesitaré de vuestra amada boca,
no necesitaré del meloso soliloquio de tu vértigo.

Me tienes, como un pez a su escama,
miserablemente uncida a ti,
llevándote como un niño canibal al pecho de su madre.
Y no he de desperdiciar hora, para maldecir
tus pariciones de planetas fosforescentes
que vomitas a mi lado sin ninguna delicadeza. ... ...

Olvidada como árbol de desierto,
donde trasplanta el viajero su éxtasis sin experiencia,
feliz de abandonar el barco,
deseando encontrar en la tierra
la veta misteriosa de la felicidad.
iNavegante audaz,
disociador del mar y de la tierra,
venero obscuro será tu camino hacia el infinito!

Quién, si no el olvido,
quién sino la medida de una juventud soslayada
viene en mi ayuda ahora.
Ahora que he aprendido a pronunciar palabras
contra Dios y sus signos
y me arrodillo de hipocresia ante 1os conocidos.
Cuando en ángulo recto junto a una puerta
espero la palabra de bienvenida.
Y sólo escucho dentro, ruido de vasos
llenos de un vino generoso que jamás probaré.. .

Hay continentes simples, de un solo pais
con ciudades elementales y casas de un piso
donde podria abandonarme,
y a tientas buscar el ocio y sus virtudes.
Pero el recuerdo tan sólo de tan buscado paraje,
me pinta en la cara un gesto de asco.
-Como si penetrara a la habitaci6n del amor
y me encontrara con tres cadáveres
ante una cena incondusa de ostras descompuestas-.

Stella Díaz Varín de su poemario Tiempo medida imaginaria. Editorial Atacama, 1959.

Novena Ola

Exodus



Olas y cadenas golpean mis entrañas.
Olas y cadenas van marcando heridas invisibles.
Mira en mis ojos y verás el éxodo,
estas rayas violáceas que parecen cicatrices,
son marcas de cadenas en mi alma.
Con ellas nacerán los hijos del destierro, y mis hijos.

Olas y cadenas arrastran desde Angola
un goteo interminable de carne
la arena que aún se aferra a las uñas,
desaparecerá,
cuando caiga en esta tierra hostil el fruto de su vientre.

Y yo pariré con el dolor de todos los esclavos arrancados de Africa
pariré con el dolor de todas las mujeres arrancadas de Africa
y mi propio dolor.
Sus entrañas van a ser mis entrañas.

Olas y cadenas se adentran en mi alma y me azotan.
Azotan a esa mujer blanca y esclava que mira a la mar
mientras azotan a esa otra mujer negra y esclava que mira a la otra tierra.

Olas y cadenas azotan nuestros hijos no nacidos
y su llanto va quedando varado en la arena de Luanda a Haití.


Exodus es uno de los 13 temas que componen el disco Makama Nye de Dunia Hédreville.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Postal de Navidad plurilingüe

Estafania Raya me ha enviado esta hermosa postal navideña adornada con palabras en infinidad de lenguas. Vamos a cambiar las guirnaldas por Selarnat Sari Natal o Hristos se rodi, las campanas por Bikpela harnarnas blong dispela Krisrnas na Nupela yia i go long yo y la estrella por Noeliniz Ve Yeni Yiliniz Kutlu Olsun o Feliz Navidad.


Ges ende
Kersfees,
Gezur
Kris 1 njden,
Idah Saidan Wa
Sanah .Jadidah,
Shenoraavor Nor
Dañ yev Pan Caqhand,
Tezze Iliniz Yahsi Olsun,
Selarnat Sari Natal,
Zorionak eta Une Bern Qn,
Shuvo Naba Barsha, Vesele
Vanoce, Nedeleçj laouen na
bloavezh mat, Tchestita Koleda,
Bon Nadal ¡ un Bon Any Nou!,
Prejerne Vam Ves&e Vanoce a stastny
Novy Rok, Yukpa, Nitak HoPo Chito, Gun
Tso Sun Tan’Gunq Haw Sun. Kong His Hsb
Nien bing Gui Shen Tan, Subha nath thalak
Vewa, Subha Aluth Awrudhak Vewa, Sung Tan
Chuk 1-la, Sretan Bozic, CI deNg mL Jutdlime
pivdluarit ukiortame pivdIuaritlo, Gajan
Kristnaskon, Ruumsaid juuluphL Cristrnas-e-shorna
rnoharak bashad, Zalig Kerstfeest en Gelukkiçj nieuw
jaar, .Maligayan Pasko!, Hyvaa joulua, ioyeux NoeI,
Noflike Krystdagen en in protte lok en Seine yn it Nije
Jier!, Nollaig chridheil huibh, Nollaig chridheil ayos Bliadhna
mhath ú r!, Nadoiig Llawen. Shinnen onedeto. Kurisurnasu
Ornedeto, Kala Christouyenna, En trehlicher Grischtdaa•g un en
hallich Nei Yaahr!, Barka da Kirsrnatikurna Bnrka da Sabuwar
Shekara!, Mdc Kalikimaka. Shub Naya Raras, Selarnat Han Natal,
Merry Christrnas, ldah Saidan Wa Sanah iadidah, Ojenyunyat
Sungwiyadeson honungradon nagtvutut, Ojenyunyat osrasay, Glediiey
Jol. Nollick ghennal as blein vie noa, Natale hilare et Annum Faustuml,
Prieci’gus Ziernsvetkus un Laimrgu Jauno Gadu!, Unksmu Kaledu, Sreken
Bozhik, LL Milied Lt-tajjeb, Meri Kirihimete, Merry Keshmish, God Jul, or
Gede1ig Jul, Pulil nadal e bona annado, Vrolljk Kerstfeest en een Gelukkig
Nieuwjaar!, Bikpela harnarnas blong dispela Krisrnas na Nupela yia i go long yo,
Weso!ych Swiat Bozego Narodzenia or Boze Narodzenie, Roas Festas e Feliz Ano
Novo, Feliz Natal, Mata-K-Te-RanyL Te-Plto-O-Te-Henua, Sarbator vesele,
Pozdrevlyayu s prazdnikom Rozhdestva is Novim Godorn, La Maunia Le Kilisirnasi Ma Le
Tausaga Fon, Hristos se rodi, Sretan Bozic oppure Vesele vianoce, Vesele Rozicne. Screcno
Novo Leto, Feliz Navidad, God Jo] and Ett Con Nyttr, Sawadee Pee Mal, Fr hliche
Weihnachten, Noeliniz Ve Yeni Yiliniz Kutlu Olsun, Srozhdestvorn Xristovyrn, Xellernes
Xaracsonyi unnepeket, Naya Sal Mubarak Ho, (hung Mung Giang Sinh, E ku odun. e ku iye’dun!

Natal Zero Oito de Nicolau Saião


Historias da infancia de Nicolau Saião


Quem fala de Natal perde palavras
à entrada do Inverno, na secura dos dias
no vasto frio das noites, tão lúcidas e antigas
tão de infância e de Agosto. O fogo
misturado: árvores, luzes, fantasmas
e as doces mãos das Avós. E ainda
um postal velho velho cheio de vento e de memórias.

Quem fala de Natal perde palavras, ganha
e perde as demais coisas que as palavras edificam.

“Quem grita no Natal? E Deus
não os fulmina? “. Quem mergulha os seus pulsos
na fria água do rio? Com seus chapéus à banda
em barcos engalanados
os anjos vão passando, dizendo amores esquecidos
dizendo estranhas frases, assombrando as moradas
onde afinal não nasce o tal de Nazareh. O sal e o
pão terrenal dos que ainda não foram
pelo ar, pela vida, pelos túmulos vazios.

Sim, pelo Natal as pobres casas em ruínas.

Para ser do Natal é preciso possuir
uma lembrança ardente, um brinquedo estripado
e muita tristeza feita nos anos em leilão
dos retratos tombando com um nó na garganta.
Para ser do Natal é preciso morrer
e viver de seguida com o sangue nos braços
esperando a estrela fixa do brusco espanto nocturno
junto à porta perdida dum milagre adiado.

Ah falar de Natal! Quem o consente?

O pão e o sal
talvez
de toda a gente. E um olho de animal
pairando no poente. Decisivo, visceral. E Deus, pobre dele
abrindo a água lustral (no bem, no mal)
frente ao horror da morte
terrena e inocente.

Por isso, no Natal
os segredos demoram
e tudo muda e tudo se envolve num pano branco barato
para que ninguém esqueça um corpo ferido que por debaixo jaz
uma nova e desconhecida espécie de cadáver achado na ilha
dos animais inominados
e outras diversas coisas que por desespero se não apontam.

No Natal treme a casa, a casa
sempre caiada, como um sepulcro sem número e sem nome.

E o inventário dá, se estiver certo:
um coração ardido todo azul
uma recordação minúscula que se guardou num bolso
um riso salutar ensanguentado
uma pequena ironia desenhada a tinta de colegial
uma apenas esboçada mão posta sobre um antebraço
o lenço de cabeça duma tia que desapareceu na manhã
um gato tranquilamente dormindo ao cimo das escadas
uma rosa e uma palavra que a si mesmas se julgaram
duas mãos de pedra tremendo atravessadas por uma ferida
numa cruz de polo a polo
um hálito que soprado no peito nos enlouquece
um arrepio, uma agonia
uma tarde a fechar-se repleta de amargura e de alegria.

Talvez o Natal seja um rosto
ou uma madrugada de outono
ou um avião nocturno
ou um verão por detrás das coisas aparentes
ou um combatente jazendo de borco numa pia baptismal
ou os bramidos de dois seres abandonados encarando-se de súbito
numa rua da cidade
no escuro muito escuro de uma cidade do universo
quer dizer – luminosa e aterrada. E talvez

que tudo afinal esteja a mais, que tudo afinal
se resuma a filhós e azevias de um outrora
a canecas de café familiar
algures num horizonte, numa idade, num momento
no imenso murmúrio de uma voz sulcando o tempo.

E a chuva que diabo irá cobrindo tudo
no infinito Natal dos mundos desaparecidos.

ns

El poema Natal Zero Oito ha sido publicado en la revista Triplov

jueves, 18 de diciembre de 2008

Monumento al mar, un poema de Huidobro



Monumento al mar

Paz sobre la constelación cantante de las aguas
Entrechocadas como los hombros de la multitud
Paz en el mar a las olas de buena voluntad
Paz sobre la lápida de los naufragios
Paz sobre los tambores del orgullo y las pupilas tenebrosas
Y si yo soy el traductor de las olas
Paz también sobre mí.

He aquí el molde lleno de trizaduras del destino
El molde de la venganza
Con sus frases iracundas despegándose de los labios
He aquí el molde lleno de gracia
Cuando eres dulce y estás allí hipnotizado por las estrellas

He aquí la muerte inagotable desde el principio del mundo
Porque un día nadie se paseará por el tiempo
Nadie a lo largo del tiempo empedrado de planetas difuntos

Este es el mar
El mar con sus olas propias
Con sus propios sentidos
El mar tratando de romper sus cadenas
Queriendo imitar la eternidad
Queriendo ser pulmón o neblina de pájaros en pena
O el jardín de los astros que pesan en el cielo
Sobre las tinieblas que arrastramos
O que acaso nos arrastran
Cuando vuelan de repente todas las palomas de la luna
Y se hace más oscuro que las encrucijadas de la muerte

El mar entra en la carroza de la noche
Y se aleja hacia el misterio de sus parajes profundos
Se oye apenas el ruido de las ruedas
Y el ala de los astros que penan en el cielo
Este es el mar
Saludando allá lejos la eternidad
Saludando a los astros olvidados
Y a las estrellas conocidas.

Este es el mar que se despierta como el llanto de un niño
El mar abriendo los ojos y buscando el sol con sus pequeñas manos temblorosas
El mar empujando las olas
Sus olas que barajan los destinos

Levántate y saluda el amor de los hombres

Escucha nuestras risas y también nuestro llanto
Escucha los pasos de millones de esclavos
Escucha la protesta interminable
De esa angustia que se llama hombre
Escucha el dolor milenario de los pechos de carne
Y la esperanza que renace de sus propias cenizas cada día.

También nosotros te escuchamos
Rumiando tantos astros atrapados en tus redes
Rumiando eternamente los siglos naufragados
También nosotros te escuchamos

Cuando te revuelcas en tu lecho de dolor
Cuando tus gladiadores se baten entre sí

Cuando tu cólera hace estallar los meridianos
O bien cuando te agitas como un gran mercado en fiesta
O bien cuando maldices a los hombres
O te haces el dormido
Tembloroso en tu gran telaraña esperando la presa.

Lloras sin saber por qué lloras
Y nosotros lloramos creyendo saber por qué lloramos
Sufres sufres como sufren los hombres
Que oiga rechinar tus dientes en la noche
Y te revuelques en tu lecho
Que el insomnio no te deje calmar tus sufrimientos
Que los niños apedreen tus ventanas
Que te arranquen el pelo
Tose tose revienta en sangre tus pulmones
Que tus resortes enmohezcan
Y te veas pisoteado como césped de tumba

Pero soy vagabundo y tengo miedo que me oigas
Tengo miedo de tus venganzas
Olvida mis maldiciones y cantemos juntos esta noche
Hazte hombre te digo como yo a veces me hago mar
Olvida los presagios funestos
Olvida la explosión de mis praderas
Yo te tiendo las manos como flores
Hagamos las paces te digo
Tú eres el más poderoso
Que yo estreche tus manos en las mías
Y sea la paz entre nosotros

Junto a mi corazón te siento
Cuando oigo el gemir de tus violines
Cuando estás ahí tendido como el llanto de un niño
Cuando estás pensativo frente al cielo
Cuando estás dolorido en tus almohadas
Cuando te siento llorar detrás de mi ventana
Cuando lloramos sin razón como tú lloras

He aquí el mar
El mar donde viene a estrellarse el olor de las ciudades
Con su regazo lleno de barcas y peces y otras cosas alegres
Esas barcas que pescan a la orilla del cielo
Esos peces que escuchan cada rayo de luz
Esas algas con sueños seculares
Y esa ola que canta mejor que las otras

He aquí el mar
El mar que se estira y se aferra a sus orillas
El mar que envuelve las estrellas en sus olas
El mar con su piel martirizada
Y los sobresaltos de sus venas
Con sus días de paz y sus noches de histeria

Y al otro lado qué hay al otro lado
Qué escondes mar al otro lado
El comienzo de la vida largo como una serpiente
O el comienzo de la muerte más honda que tú mismo
Y más alta que todos los montes
Qué hay al otro lado
La milenaria voluntad de hacer una forma y un ritmo
O el torbellino eterno de pétalos tronchados

He ahí el mar
El mar abierto de par en par
He ahí el mar quebrado de repente
Para que el ojo vea el comienzo del mundo
He ahí el mar
De una ola a la otra hay el tiempo de la vida
De sus olas a mis ojos hay la distancia de la muerte.

Monumento al mar forma parte de los Últimos poemas de Huidobro, publicados por su hija Manuela en 1948, poco después de su muerte, y que recoge parte de los numerosos textos inéditos que dejó el poerta.

martes, 16 de diciembre de 2008

Solentiname, Manu Chao, Julio Cortázar y Ernesto Cardenal

Solentiname, un sueño, un despertar, una utopía, a veces el Apocalipsis y mil historias más

Sueño de Solentiname de Manu Chao



Soñé POTOSI
Soñé GUANAJUATO
Soñé GUATEMALA
Soñé PANAMA

Soñé PALMEDA
Soñé LOCURA
Soñé DEL MIEDO
Soñé SAQUEO

Soñé LA CRUZ
Soñé BANDERA
Soñé LA PESTE
Soñé CALAVERA

...Mundo querido alíviame
Del sueño de SOLENTINAME...

Soñé EL GRINGO
Soñé VERDUGO
Soñé DESPRECIO
Soñé VERGUENZA
Soñé RIQUEZA
Soñé POBREZA

Mundo querido alíviame...
Del sueño de SOLENTINAME
Nunca te lo perdonare

Soñé LA ESPADA
Soñé TORQUEIMADA
Soñé SEPULVEDA
Soñé LA VIRUELA

Nunca yo me acostumbrare
Mundo querido alíviame
Sueño de SOLENTINAME
Nunca yo me acostumbrare
Mundo querido alíviame

El tema Sueño de Solentiname pertenece al disco Casa Babylon de Mano Negra.

Apocalipsis de Solentiname de Julio Cortázar

Los ticos son siempre así, más bien calladitos pero llenos de sorpresas, uno baja en San José de Costa Rica y ahí están esperándote Carmen Naranjo y Samuel Rovinski y Sergio Ramírez (que es de Nicaragua y no tico pero qué diferencia en el fondo si es lo mismo, qué diferencia en que yo sea argentino aunque por gentileza debería decir tino, y los otros nicas o ticos). Hacía uno de esos calores y para peor todo empezaba enseguida, conferencia de prensa con lo de siempre, ¿por qué no vivís en tu patria, qué pasó que Blow-Up era tan distinto de tu cuento, te parece que el escritor tiene que estar comprometido? A esta altura de las cosas ya sé que la última entrevista me la harán en las puertas del infierno y seguro que serán las mismas preguntas, y si por caso es chez San Pedro la cosa no va a cambiar, ¿a usted no le parece que allá abajo escribía demasiado hermético para el pueblo?
Después el hotel Europa y esa ducha que corona los viajes con un largo monólogo de jabón y de silencio. Solamente que a las siete cuando ya era hora de caminar por San José y ver si era sencillo y parejito como me habían dicho, una mano se me prendió del saco y detrás estaba Ernesto Cardenal y qué abrazo, poeta, qué bueno que estuvieras ahí después del encuentro en Roma, de tantos encuentros sobre el papel a lo largo de años. Siempre me sorprende, siempre me conmueve que alguien como Ernesto venga a verme y a buscarme, vos dirás que hiervo de falsa modestia pero decilo nomás viejo, el chacal aúlla pero el ómnibus pasa, siempre seré un aficionado, alguien que desde abajo quiere tanto a algunos que un día resulta que también lo quieren, son cosas que me superan, mejor pasamos a la otra línea.
La otra línea era que Ernesto sabía que yo llegaba a Costa Rica y dale, de su isla se había venido en avión porque el pajarito que le lleva las noticias lo tenía informado de que los ticas me planeaban un viaje a Solentiname y a él le parecía irresistible la idea de venir a buscarme, con lo cual dos días después Sergio y Óscar y Ernesto y yo colmábamos la demasiado colmable capacidad de una avioneta Piper Aztec, cuyo nombre será siempre un enigma para mí pero que volaba entre hipos y borborigmos ominosos mientras el rubio piloto sintonizaba unos calipsos contrarrestantes y parecía por completo indiferente a mi noción de que el azteca nos llevaba derecho a la pirámide del sacrificio. No fue así, como puede verse, bajamos en Los Chiles y de ahí un yip igualmente tambaleante nos puso en la finca del poeta José Coronel Urteche, a quién más gente haría bien en leer y en cuya casa descansamos hablando de tantos otros amigos poetas, de Roque Dalton y de Gertrude Stein y de Carlos Martínez Rivas hasta que llegó Luis Coronel y nos fuimos para Nicaragua en su yip y en su panga de sobresaltadas velocidades. Pero antes hubo fotos de recuerdo con una cámara de esas que dejan salir ahí nomás un papelito celeste que poco a poco y maravillosamente y polaroid se va llenando de imágenes paulatinas, primero ectoplasmas inquietantes y poco a poco una nariz, un pelo crespo, la sonrisa de Ernesto con su vincha nazarena, doña María y don José recortándose contra la veranda. A todos les parecía muy normal eso porque desde luego estaban habituados a servirse de esa cámara pero yo no, a mí ver salir de la nada, del cuadradito celeste de la nada esas caras y esas sonrisas de despedida me llenaba de asombro y se los dije, me acuerdo de haberle preguntado a Óscar qué pasaría si alguna vez después de una foto de familia el papelito celeste de la nada empezara a llenarse con Napoleón a caballo, y la carcajada de don José Coronel que todo lo escuchaba como siempre, el yip, vámonos ya para el lago.
A Solentiname llegamos entrada la noche, allí esperaban Teresa y William y un poeta gringo y los otros muchachos de la comunidad; nos fuimos a dormir casi enseguida pero antes vi las pinturas en un rincón, Ernesto hablaba con su gente y sacaba de una bolsa las provisiones y regalos que traía de San José, alguien dormía en una hamaca y yo vi las pinturas en un rincón, empecé a mirarlas. No me acuerdo quién me explicó que eran trabajos de los campesinos de la zona, ésta la pintó el Vicente, ésta es de la Ramona, algunas firmadas y otras no pero todas tan hermosas, una vez más la visión primera del mundo, la mirada limpia del que describe su entorno como un canto de alabanza: vaquitas enanas en prados de amapola, la choza de azúcar de donde va saliendo la gente como hormigas, el caballo de ojos verdes contra un fondo de cañaverales, el bautismo en una iglesia que no cree en la perspectiva y se trepa o se cae sobre sí misma, el lago con botecitos como zapatos y en último plano un pez enorme que ríe con labios de color turquesa. Entonces vino Ernesto a explicarme que la venta de las pinturas ayudaba a tirar adelante, por la mañana me mostraría trabajos en madera y piedra de los campesinos y también sus propias esculturas; nos íbamos quedando dormidos pero yo seguí todavía ojeando los cuadritos amontonados en un rincón, sacando las grandes barajas de tela con las vaquitas y las flores y esa madre con dos niños en las rodillas, uno de blanco y el otro de rojo, bajo un cielo tan lleno de estrellas que la única nube quedaba como humillada en un ángulo, apretándose contra la varilla del cuadro, saliéndose ya de la tela de puro miedo.
Al otro día era domingo y misa de once, la misa de Solentiname en la que los campesinos y Ernesto y los amigos de visita comentan juntos un capítulo del evangelio que ese día era el arresto de Jesús en el huerto, un tema que la gente de Solentiname trataba como si hablaran de ellos mismos, de la amenaza de que les cayeran en la noche o en pleno día, esa vida en permanente incertidumbre de las islas y de la tierra firme y de toda Nicaragua y no solamente de toda Nicaragua sino de casi toda América Latina, vida rodeada de miedo y de muerte, vida de Guatemala y vida de El Salvador, vida de la Argentina y de Bolivia, vida de Chile y de Santo Domingo, vida del Paraguay, vida de Brasil y de Colombia.
Ya después hubo que pensar en volverse y fue entonces que pensé de nuevo en los cuadros, fui a la sala de la comunidad y empecé a mirarlos a la luz delirante de mediodía, los colores más altos, los acrílicos o los óleos enfrentándose desde caballitos y girasoles y fiestas en los prados y palmares simétricos. Me acordé que tenía un rollo de color en la cámara y salí a la veranda con una brazada de cuadros; Sergio que llegaba me ayudó a tenerlos parados en la buena luz, y de uno en uno los fui fotografiando con cuidado, centrando de manera que cada cuadro ocupara enteramente el visor. Las casualidades son así: me quedaban tantas tomas como cuadros, ninguno se quedó afuera y cuando vino Ernesto a decirnos que la panga estaba lista le conté lo que había hecho y él se rió, ladrón de cuadros, contrabandista de imágenes. Sí, le dije, me los llevo todos, allá los proyectaré en mi pantalla y serán más grandes y más brillantes que éstos, jodete.
Volví a San José, estuve en La Habana y anduve por ahí haciendo cosas, de vuelta a París con un cansancio lleno de nostalgia, Claudine calladita esperándome en Orly, otra vez la vida de reloj pulsera y merci monsieur, bonjour madame, los comités, los cines, el vino tinto y Claudine, los cuartetos de Mozart y Claudine. Entre tanta cosa que los sapos maletas habían escupido sobre la cama y la alfombra, revistas, recortes, pañuelos y libros de poetas centroamericanos, los tubos de plástico gris con los rollos de películas, tanta cosa a lo largo de dos meses, la secuencia de la Escuela Lenin de La Habana, las calles de Trinidad, los perfiles del volcán Irazú y su cubeta de agua hirviente verde donde Samuel y yo y Sarita habíamos imaginado patos ya asados flotando entre gasas de humo azufrado. Claudine llevó los rollos a revelar, una tarde andando por el barrio latino me acordé y como tenía la boleta en el bolsillo los recogí y eran ocho, pensé enseguida en los cuadritos de Solentiname y cuando estuve en mi casa busqué en las cajas y fui mirando el primer diapositivo de cada serie, me acordaba que antes de fotografiar los cuadritos había estado sacando la misa de Ernesto, unos niños jugando entre las palmeras igualitos a las pinturas, niños y palmeras y vacas contra un fondo violentamente azul de cielo y de lago apenas un poco más verde, o a lo mejor al revés, ya no lo tenía claro. Puse en el cargador la caja de los niños y la misa, sabía que después empezaban las pinturas hasta el final del rollo.
Anochecía y yo estaba solo, Claudine vendría al salir del trabajo para escuchar música y quedarse conmigo; armé la pantalla y un ron con mucho hielo, el proyector con su cargador listo y su botón de telecomando; no hacía falta correr las cortinas, la noche servicial ya estaba ahí encendiendo las lámparas y el perfume del ron; era grato pensar que todo volvería a darse poco a poco, después de los cuadritos de Solentiname empezaría a pasar las cajas con las fotos cubanas, pero por qué los cuadritos primero, por qué la deformación profesional, el arte antes que la vida, y por qué no, le dijo el otro a éste en su eterno indesarmable diálogo fraterno y rencoroso, por qué no mirar primero las pinturas de Solentiname si también son la vida, si todo es lo mismo.
Pasaron las fotos de la misa, más bien malas por errores de exposición, los niños en cambio jugaban a plena luz y dientes tan blancos. Apretaba sin ganas el botón de cambio, me hubiera quedado tanto rato mirando cada foto pegajosa de recuerdo, pequeño mundo frágil de Solentiname rodeado de agua y de esbirros como estaba rodeado el muchacho que miré sin comprender, yo había apretado el botón y el muchacho estaba ahí en un segundo plano clarísimo, una cara ancha y lisa como llena de incrédula sorpresa mientras su cuerpo se vencía hacia adelante, el agujero nítido en mitad de la frente, la pistola del oficial marcando todavía la trayectoria de la bala, los otros a los lados con las metralletas, un fondo confuso de casas y de árboles.
Se piensa lo que se piensa, eso llega siempre antes que uno mismo y lo deja tan atrás; estúpidamente me dije que se habrían equivocado en la óptica, que me habían dado las fotos de otro cliente; pero entonces la misa, los niños jugando en el prado, entonces cómo. Tampoco mi mano obedecía cuando apretó el botón y fue un salitral interminable a mediodía con dos o tres cobertizos de chapas herrumbradas, gente amontonada a la izquierda mirando los cuerpos tendidos boca arriba, sus brazos abiertos contra un cielo desnudo y gris; había que fijarse mucho para distinguir en el fondo al grupo uniformado de espaldas y yéndose, el yip que esperaba en lo alto de una loma.
Sé que seguí; frente a eso que se resistía a toda cordura lo único posible era seguir apretando el botón, mirando la esquina de Corrientes y San Martín y el auto negro con los cuatro tipos apuntando a la vereda donde alguien corría con una camisa blanca y zapatillas, dos mujeres queriendo refugiarse detrás de un camión estacionado, alguien mirando de frente, una cara de incredulidad horrorizada, llevándose una mano al mentón como para tocarse y sentirse todavía vivo, y de golpe la pieza casi a oscuras, una sucia luz cayendo de la alta ventanilla enrejada, la mesa con la muchacha desnuda boca arriba y el pelo colgándole hasta el suelo, la sombra de espaldas metiéndole un cable entre las piernas abiertas, los dos tipos de frente hablando entre ellos, una corbata azul y un pull-over verde. Nunca supe si seguía apretando o no el botón, vi un claro de selva, una cabaña con techo de paja y árboles en primer plano, contra el tronco del más próximo un muchacho flaco mirando hacia la izquierda donde un grupo confuso, cinco o seis muy juntos le apuntaban con fusiles y pistolas; el muchacho de cara larga y un mechón cayéndole en la frente morena los miraba, una mano alzada a medias, la otra a lo mejor en el bolsillo del pantalón, era como si les estuviera diciendo algo sin apuro, casi displicentemente, y aunque la foto era borrosa yo sentí y supe y vi que el muchacho era Roque Dalton, y entonces sí apreté el botón como si con eso pudiera salvarlo de la infamia de esa muerte y alcancé a ver un auto que volaba en pedazos en pleno centro de una ciudad que podía ser Buenos Aires o São Paulo, seguí apretando y apretando entre ráfagas de caras ensangrentadas y pedazos de cuerpos y carreras de mujeres y de niños por una ladera boliviana o guatemalteca, de golpe la pantalla se llenó de mercurio y de nada y también de Claudine que entraba silenciosa volcando su sombra en la pantalla antes de inclinarse y besarme en el pelo y preguntar si eran lindas, si estaba contento de las fotos, si se las quería mostrar.
Corrí el cargador y volví a ponerlo en cero, uno no sabe cómo ni por qué hace las cosas cuando ha cruzado un límite que tampoco sabe. Sin mirarla, porque hubiera comprendido o simplemente tenido miedo de eso que debía ser mi cara, sin explicarle nada porque todo era un solo nudo desde la garganta hasta las uñas de los pies, me levanté y despacio la senté en mi sillón y algo debí decir de que iba a buscarle un trago y que mirara, que mirara ella mientras yo iba a buscarle un trago. En el baño creo que vomité, o solamente lloré y después vomité o no hice nada y solamente estuve sentado en el borde de la bañera dejando pasar el tiempo hasta que pude ir a la cocina y prepararle a Claudine su bebida preferida, llenársela de hielo y entonces sentir el silencio, darme cuenta de que Claudine no gritaba ni venía corriendo a preguntarme, el silencio nada más y por momentos el bolero azucarado que se filtraba desde el departamento de al lado. No sé cuánto tardé en recorrer lo que iba de la cocina al salón, ver la parte de atrás de la pantalla justo cuando ella llegaba al final y la pieza se llenaba con el reflejo del mercurio instantáneo y después la penumbra, Claudine apagando el proyector y echándose atrás en el sillón para tomar el vaso y sonreírme despacito, feliz y gata y tan contenta.
-Qué bonitas te salieron, esa del pescado que se ríe y la madre con los dos niños y las vaquitas en el campo; espera, y esa otra del bautismo en la iglesia, decime quién los pintó, no se ven las firmas.
Sentado en el suelo, sin mirarla, busqué mi vaso y lo bebí de un trago. No le iba a decir nada, qué le podía decir ahora, pero me acuerdo que pensé vagamente en preguntarle una idiotez, preguntarle si en algún momento no había visto una foto de Napoleón a caballo. Pero no se lo pregunté, claro.

San José, La Habana, abril de 1976


Un poco de historia

El Archipiélago Solentiname está formado por 36 islas situadas en el Sur del Lago de Nicaragua (Cocibolca). En el año 1966 Ernesto Cardenal, vino a vivir a Solentiname y fundó la Comunidad de Nuestra Señora de Solentiname. Se quedó allí 12 años. Durante su estancia fomentó el arte de la pintura, tradicional en estas islas, y surgió la llamada “Escuela de Solentiname” que se caracteriza su estilo primitivo en comunión con la naturaleza que le rodea. De hecho, este archipielago fue sede de una cultura indígena prehispánica que dejó sus huellas en petroglifos, con figuras de pájaros, monos, personas o espirales.
Los años de revolución en Nicaragua en diferentes puntos del país grupos de hombres armados se habían levantado contra el dictador Anastasio Somoza, unidos en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Ernesto Cardenal tenía numerosos vínculos con los guerrilleros, y la comunidad de Solentiname se convirtió en uno de sus refugios. En 1977 el FSLN se lanzó a la ofensiva final para conseguir la caída de Somoza. En octubre, los habitantes de Solentiname participaron asaltando el cuartel militar. La represalia no se hizo esperar y pocos días después, la Guardia Nacional desembarcó en las islas, asesinando a muchos de sus habitantes.
A finales de la década de los 70 y durante los 80 muchas personas extranjeras visitaron estas islas por el movimiento de solidaridad con la la revolución de Nicaragua. Parece ser que a comienzos de los 90 todo cambió y que, a partir de estas fechas, muchos de los principios que regían esta comunidad se perdieron. Pero, ¿en qué parte del mundo no han cambiado las cosas?.
Con la victoria de la revolución sandinista en 1979, Ernesto Cardenal fue nombrado ministro de Cultura, cargo que ejerció de 1979 a 1987. En 1990 se distanció del FSLN, ya que denunció a algunos líderes de la ex guerrilla de corrupción y apropiación de bienes del Estado. En 1994 rompió con el FSLN y actualmente es victima de acoso judicial que atribuye a su ex compañero de lucha, Daniel Ortega.

Entrevista a Ernesto Cardenal en Hora 25, Cadena Ser



Si alguien ha visitado últimamente Solentiname o conoce de primera mano como van las cosas por ese lugar, me gustaría saber su opinión.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Pasolini, dos poemas, una reflexión y su última entrevista

Al corazón de Homero




Casi he terminado una novela, estoy en las últimas páginas:
releo, corrijo, copio, rehago, pienso, me acuso.
Nadie sabe estas cosas, ninguno quiere saberlas.
El espectáculo del dolor es espina sin rosas.
Pero tú, llegaste de improviso a través de no sé qué lectura,
con el color puro de un antiguo mar absoluto,
corazón de Homero, canta como una golondrina, sobre estas páginas
confusas, bárbaras, impuras, desesperadas, ambiciosas:
haz que recobre la fe en un misterio de mármol,
en las oscuras esperanzas, en los desalientos mágicos.

Al cuore di Omero.

Ho quasi finito un romanzo, sono alle ultime pagine:.
rileggo, correggo, copio, rifaccio, penso, mi accuso.
Nessuno sa queste cose, nessuno vuol saperle.
Lo spettacolo del dolore è spina senza rose.
Ma tu, sopraggiunto attraverso non so che lettura,.
col colore puro di un antico mare assoluto,.
cuore di Omero, canta, come una rondine, su queste pagine.
confuse, barbare, impure, disperate, ambiziose:.
fammi riavere fiducia in un mistero marmoreo,.
nelle buie speranze, negli sconforti magici.


Comunicado a la ANSA (Un perro)

Ay, perro, parado en el borde de la Vía Prenestina
que mira a un lado y a otro antes de cruzar la calzada.
No se queja de nada, todo lo acepta.
No tiene dignidad que defender, a causa de su bondad.
He aquí, pues, mi conclusión:
la resignación no tiene nada que envidiar al heroísmo.

Comunicato all’Ansa (Un cane)

Ahi, cane, fermo sul ciglio della via Prenestina
che si guarda di qua e di là prima di attraversare la strada.
Non ha nulla da ridire: accetta tutto.
Non ha dignità da difendere, a causa della sua bontà.
Ecco quindi la mia conclusione;
la rassegnazione non ha niente da invidiare all’eroismo.


¿ESCRIBO POESÍAS?

No, no escribo poesía desde hace dos o tres años. La verdad es que no me lo esperaba. Empecé a escribir poemas cuando tenía siete años, y he seguido escribiendo sin interrupción hasta hace precisamente dos o tres años. ¿Que por qué ya no escribo poemas? Porque he perdido el destinatario. No veo con quién dialogar utilizando esa sinceridad típica de la poesía, que llega incluso a ser cruel. Durante años he creído que existía un destinatario de mis “confesiones” o de mis “testimonios”. Pero ahora me he dado cuenta de que no existe; de que con los amigos no es necesarios expresarse a través de la poesía: se expresa uno existiendo. Las exageraciones, los excesos y las ideas de cada uno se expresan viviendo. La poesía necesita que haya una sociedad (es decir, un destinatario ideal) capaz de dialogar con el pobre poeta. En Italia no existe tal sociedad. Existe aún un buen pueblo simpático (especialmente allí donde no llegan los periódicos ni la televisión) y una pequeña élite de burgueses cultos y desesperados. Pero una sociedad con la que uno se pueda poner en contacto a través de la poesía no existe. (Lo digo porque un poeta ha de tener ilusión, pero cuando la ha perdido no debe figurarse que la tiene todavía).

SCRIVO POESIE?

No, non scrivo più poesie da due o tre anni. Questo non me lo sarei mai aspettato. Ho cominciato a scrivere infatti a sette anni d’età, e ho scritto senza interruzione fino appunto a due o tre anni or sono. Perché non scrivo più? Perché ho perduto il destinatario. Non vedo con chi dialogare usando quella sincerità addirittura crudele che è tipica della poesia. Ho creduto per tanti anni che un destinatario delle mie «confessioni» e delle mie «testimonianze» esistesse. Mi sono dunque ora accorto che non esiste. Che con gli amici non c’è bisogno di esprimersi con la poesia: ci si esprime esistendo. Le proprie esagerazioni, i propri eccessi, le proprie idee si esprimono vivendo. La poesia richiede che ci sia una società (ossia un ideale destinatario) capace di dialogare con il povero poeta. In Italia una tale società non c’è. C’è un buon popolo ancora simpatico (specie là dove non arrivano i giornali e la televisione) e una piccola élite di borghesi colti e disperati. Ma una società con cui ci si possa mettere in rapporto attraverso la poesia non c’è. (Lo dico perché un poeta deve avere delle illusioni, ma quando le perde non deve illudersi di averle ancora.)

«Todos estamos en peligro»

Esta entrevista tuvo lugar el sábado 1 de noviembre, entre las 4 y las 6 de la tarde, pocas horas antes que Pasolini fuera asesinado. Quiero precisar que el título de la entrevista es suyo, no mío. De hecho, al término de la conversación que a menudo, como en otras ocasiones, nos ha sorprendido con convicciones y puntos de vista diferentes, le pregunté si quería dar un título a su entrevista. Se lo pensó un poco, dijo que no tenía importancia, cambió de tema, luego algo nos devolvió al argumento de fondo que aparece continuamente en las respuestas que siguen. «He aquí la semilla, el sentido de todo - dijo - Tú no sabes quién está pensando en matarte ahora. Pon este título, si quieres: “Porque estamos todos en peligro”».

Pasolini, en tus artículos y en tus escritos has dado muchas versiones de lo que detestas. Has abierto una lucha, solo, contra muchas cosas, instituciones, convicciones, personas, poderes. Para que sea menos complicado el discurso yo diré «la situación», y tu sabrás que quiero hablar de la escena en contra de la que, en general, te bates. Ahora te hago esta objeción. La «situación», con todos los males que tú dices, contiene todo lo que te permite ser Pasolini. Quieto decir: tuyo es el mérito y el talento. ¿Pero los instrumentos? Los instrumentos son de la «situación». Editorial, cine, organización, hasta los objetos. Pongamos que el tuyo sea un pensamiento mágico. Haces un gesto y todo desaparece. Todo eso que detestas. ¿Y tú? ¿Tú no te quedarías solo y sin medios? Quiero decir medios expresivos, quiero...
Sí, he entendido. Pero ese pensamiento mágico yo no sólo lo intento, sino que me lo creo. No en el sentido mediático. Sino porque sé que golpeando siempre sobre el mismo clavo puede hasta derribarse una casa. En pequeño, un buen ejemplo nos lo dan los radicales, cuatro gatos que consiguen remover la conciencia de un país (y tú sabes que no siempre estoy de acuerdo con ellos, pero precisamente ahora estoy a punto de salir para ir a su congreso). En grande, el ejemplo nos lo da la historia. El rechazo ha sido siempre un gesto esencial. Los santos, los ermitaños, pero también los intelectuales. Los pocos que han hecho la historia son aquellos que han dicho no, en absoluto los cortesanos y los ayudantes de los cardenales. El rechazo, para funcionar, debe ser grande, no pequeño, total, no sobre este o aquel punto, «absurdo», no de sentido común. Eichmann, amigo mío, tenía mucho sentido común. ¿Que le faltó? Le faltó decir no, antes, al principio, cuando lo que hacía era sólo administración rutinaria, burocracia. A lo mejor incluso habrá dicho a los amigos: a mí ese Himmler no me gusta mucho. Habrá murmurado, como se murmura en los editoriales, en los periódicos, en el amiguismo y en la televisión. O también se habrá rebelado porque este o aquel tren se paraba una vez al día para las necesidades y el pan y el agua de los deportados, cuando hubieran sido más funcionales o más económicas dos paradas. Pero nunca ha bloqueado la maquinaria. Entonces los problemas son tres. Cuál es, como dices tú, «la situación», y por qué se debería pararla o destruirla. Y cómo.
Eso es, describe “la situación”. Sabes perfectamente que tus intervenciones y tu lenguaje tienen un poco el efecto del sol que atraviesa el polvo. Es una imagen bella, pero se entiende poco.
Gracias por la imagen del sol, pero pretendo mucho menos. Pretendo que mires a tu alrededor y te des cuenta de la tragedia. ¿Cuál es la tragedia? La tragedia es que ya no somos seres humanos, somos extrañas locomotoras que chocan unas contra otras. Y nosotros, los intelectuales, cogemos el horario de los trenes del año pasado, o de hace diez años, y decimos: qué extraño, esos dos trenes no pasan por ahí, ¿cómo es que se han destrozado de esa manera? O el maquinista se ha vuelto loco o es un criminal aislado o se trata de un complot. El complot, sobre todo, nos hace delirar. Nos libera de todo el peso de enfrentarnos solos a la verdad. Qué bien si mientras nosotros estamos aquí charlando alguno en una taberna está haciendo planes para deshacerse de nosotros. Es fácil, es sencillo, es la resistencia. Perderemos algunos camaradas y después nos organizaremos y quitaremos de en medio a los otros, ¿no te parece? Yo sé que cuando da en televisión ¿Arde París? Todos están ante el televisor, con lágrimas en los ojos y unas ganas locas de que la historia se repita, bella, limpia (un efecto del tiempo es que “lava” las cosas, como las fachadas de las casas). Sencillo; yo aquí, tú allí. No hagamos bromas con la sangre, el dolor, la fatiga que la gente pagó entonces por “elegir”. Cuando estás con la cara aplastada contra aquel momento, aquel minuto de la historia, elegir es siempre una tragedia. Pero, admitámoslo, era más sencillo. El fascista de Salò, el nazi de las SS, el hombre normal, con la ayuda del valor y de la conciencia, consigue rechazarlo, incluso de su vida interior (que es donde empieza siempre la revolución). Pero ahora no. Uno se te viene encima vestido de amigo, es gentil, cortés, y “colabora” (pongamos que en la televisión), por ir tirando o porque no es un delito. El otro –o los otros, los grupos- te sale al encuentro o se te echa encima –con sus chantajes ideológicos, con sus sermones, sus prédicas, sus anatemas, y tú sientes que también son amenazas. Desfilan con banderas y consignas, pero ¿qué los separa del “poder”?
¿Qué es el poder, según tú, dónde está, dónde se encuentra, como lo sacas de su madriguera?
El poder es un sistema de educación que nos divide en subyugados y subyugadores. Pero cuidado. Un mismo sistema educativo que nos forma a todos, desde las llamadas clases dirigentes hasta los pobres. Por eso todos quieren las mismas cosas y se portan de la misma manera. Si tengo en las manos un consejo de administración o una operación bursátil, los utilizo. Si no, una barra de hierro. Y cuando utilizo una barra de hierro hago uso de mi violencia para obtener lo que quiero. ¿Por qué lo quiero? Porque me han dicho que es una virtud quererlo. Yo ejerzo mi derecho-virtud. Soy asesino y soy bueno.
Te han acusado de no distinguir política e ideológicamente, de haber perdido el sentido de la diferencia profunda que tiene que haber entre fascistas y no fascistas, por ejemplo entre los jóvenes.
Por eso te hablaba del horario ferroviario del año pasado. ¿Nunca has visto esas marionetas que hacen reír tanto a los niños porque tienen el cuerpo vuelto de una parte y la cabeza de la otra? Me parece que Totò hacía un truco parecido. Así veo yo la inmensa tropa de intelectuales, sociólogos, expertos y periodistas de las intenciones más nobles, las cosas suceden aquí y la cabeza mira hacia allá. No digo que no exista el fascismo. Digo: dejad de hablarme del mar mientras estamos en la montaña. Este es un paisaje distinto. Aquí existe el deseo de matar. Y este deseo nos ata como hermanos siniestros de un fracaso siniestro de todo un sistema social. También a mi me gustaría que todo se resolviese con aislar a la oveja negra. Yo también veo las ovejas negras. Veo muchas. Las veo todas. Este es el problema, ya se lo he dicho a Moravia: por la vida que llevo pago un precio... Es como uno que baja al infierno. Pero cuando vuelvo - si vuelvo - he visto otras cosas, más cosas. No digo que tengáis que creerme. Digo que tenéis que cambiar continuamente de discurso para no enfrentaros a la verdad.
¿Y cuál es la verdad?
Siento haber utilizado esta palabra. Quería decir «evidencia». Deja que ponga otra vez las cosas en orden. Primera tragedia: una educación común, obligatoria y equivocada que nos empuja todos a la competición por tenerlo todo a toda costa. A esta arena nos empuja como una extraña y oscura armada en la que unos tienen los cañones y otros tienen las barras de hierro. Entonces, una primera división, clásica, es «estar con los débiles». Pero yo digo que, en un cierto sentido, todos son los débiles, porque todos son victimas. Y todos son los culpables, porque todos están listos para el juego de la masacre. Con tal de tener. La educación recibida ha sido: tener, poseer, destruir.
Entonces deja que vuelva a la pregunta inicial. Tú, mágicamente anulas todo. Pero vives de los libros, y necesitas inteligencias que lean. Es decir, consumidores educados del producto intelectual. Tú haces cine y necesitas no sólo de grandes plateas disponibles (de hecho por lo general tienes mucho éxito popular, o sea eres «consumido» ávidamente por tu público) sino también de una gran maquinaria técnica, organizativa, industrial, que esta en medio. ¿Si quitas todo eso, con una especie de mágico monaquismo de tipo paleo-católico y neo-chino, qué te queda?
A mi me queda todo, o sea yo mismo, ser vivo, estar al mundo, ver, trabajar, comprender. Hay cientos de maneras de contar las historias, de escuchar las lenguas, de reproducir los dialectos, de hacer el teatro de los títeres. A los otros les queda mucho más. Pueden hacerme frente, cultos como yo o ignorantes como yo. El mundo se hace grande, todo pasa a ser nuestro y no tenemos que utilizar ni la Bolsa, ni el consejo de administración, ni la barra de hierro para depredarnos. Ves, en el mundo que muchos de nosotros soñábamos (repito: leer el horario de trenes del año anterior, pero en este caso podemos decir de muchos años antes) había el patrón infame con el sombrero de copa y los dólares que se le colaban de los bolsillos y la viuda demacrada que pedía justicia con sus niños. El buen mundo de Brecht, en suma.
Es como decir que tienes nostalgia de aquel mundo.
¡No! Tengo nostalgia de la gente pobre y verdadera que peleaba para derribar a aquel patrón sin convertirse en aquel patrón. Como estaban excluidos de todo, nadie los había colonizado. Yo tengo miedo de estos negros en revuelta, iguales al patrón, otros saqueadores que quieren todo a toda costa. Esta oscura obstinación en la violencia total no deja ver ya «de que signo eres». A cualquiera que lleven al hospital al final de su vida sea llevado moribundo al hospital le interesa más -si tiene todavía un soplo de vida - qué le dirán los médicos sobre sus posibilidades de vivir que qué le dirán los policías sobre la mecánica del delito. Date cuenta de que yo no hago ni un proceso de intenciones ni me interesa ya la cadena causa efecto, primero ellos, o primero él, o quién es el jefe-culpable. Me parece que hemos definido lo que tú llamas la «situación». Es como cuando en una ciudad llueve y se han atorado las alcantarillas. El agua sube, es un agua inocente, agua de lluvia, no tiene ni la furia del mar ni la maldad de las corrientes de un río. Mas, por la razón que sea no baja, sino que sube. Es la misma agua de lluvia de muchos poemitas infantiles y de las musiquillas del «cantando bajo la lluvia». Pero sube y te ahoga. Si hemos llegado a este punto yo digo: no perdamos todo el tiempo en poner una etiqueta aquí y otra allá. Veamos cómo se desatasca esta maldita bañera, antes que nos ahoguemos todos.
Y tú, por eso, quisieras que todos fuesen pastorcillos sin enseñanza obligatoria, ignorantes y felices.
Dicho así sería una estupidez. Pero la llamada enseñanza obligatoria fabrica a la fuerza gladiadores desesperados. La masa se hace más grande, como la desesperación, como la rabia. Admitamos que yo haya tenido una salida de tono (aunque no lo creo). Decidme vosotros otra cosa. Se entiende que añoro la revolución pura y directa de la gente oprimida que tiene el único objetivo de hacerse libre y dueña de si misma. Se entiende que me imagino que pueda todavía llegar un momento así en la historia italiana y en la del mundo. Lo mejor de lo que pienso podrá hasta inspirarme uno de mis próximos poemas. Pero no lo que sé y lo que veo. Quieto decir con toda franqueza: yo bajo al infierno y sé cosas que no molestan la paz de otros. Pero prestad atención. El infierno está subiendo también entre vosotros. Es verdad que sueña con su uniforme y su justificación (a veces). Pero es también verdad que sus ganas, su necesidad de golpear con la barra de hierro, de agredir, de matar, es fuerte y es general. No será por mucho tiempo la experiencia privada y peligrosa de quien, cómo decirlo, ha tocado «la vida violenta». No os hagáis ilusiones. Y vosotros, con la escuela, la televisión, lo pacato de vuestros periódicos, vosotros sois los grandes conservadores de este orden horrendo basado en la idea de poseer y en la idea de destruir. Dichosos vosotros que os quedáis tan felices cuando podéis poner sobre un crimen su buena etiqueta. A mi esta me parece otra de las muchas operaciones de la cultura de masa. Como no podemos impedir que pasen ciertas cosas, nos tranquilizamos encasillándolas.
Pero abolir tiene que decir a la fuerza crear, si no tú también eres un destructor. Los libros por ejemplo, ¿qué será de ellos? No quiero hacer el papel de quien se angustia más por la cultura que por la gente. Pero esta gente salvada, en tu visión de un mundo diferente, ya no puede ser primitiva (esta es una acusación frecuente que te hacen) y si no queremos utilizar la represión «más avanzada»...
Que me da escalofríos.
Si no queremos utilizar frases hechas, una indicación tiene sin embargo que existir. Por ejemplo, en la ciencia-ficción, como en el nazismo, se queman siempre los libros como gesto inicial de exterminio. Cerradas las escuelas, clausurada la televisión, ¿cómo animas tu belén?
Creo haberme ya explicado con Moravia. Cerrar, en mi lenguaje, quiere decir cambiar. Cambiar pero de modo tan drástico y desesperado como drástica y desesperada es la situación. Lo que impide un verdadero debate con Moravia, pero sobre todo con Firpo, por ejemplo, es que parecemos personas que no ven la misma escena, que no conocen la misma gente, que no escuchan las mismas voces. Para vosotros una cosa ocurre cuando es una crónica, hecha, maquetada, editada y titulada. ¿Pero qué hay debajo? Aquí falta el cirujano que tiene el coraje de examinar el tejido y de decir: señores, esto es cáncer, no una cosita benigna. ¿Qué es el cáncer? Es una cosa que cambia todas las células, que las hace crecer todas de forma enloquecida, fuera de cualquier lógica precedente. ¿Es un nostálgico el enfermo que sueña con la salud que tenía antes, aunque antes fuera un estúpido y un desgraciado? Antes del cáncer, digo. Es decir, antes de todo será necesario hacer no sólo un esfuerzo para tener la misma imagen. Yo oigo a los políticos con sus formulismos, todos los políticos, y me vuelvo loco. No saben de que país están hablando, están tan lejos como la luna. Y los literatos. Y los sociólogos. Y los expertos de todos tipo.
¿Por qué piensas que para ti ciertas cosas están tan claras?
No quisiera hablar más de mí, quizás he hablado dicho incluso demasiado. Todos saben que yo mis experiencias las pago personalmente. Pero están también mis libros y mis películas. Quizás soy yo quien se equivoca. Pero sigo diciendo que estamos todos en peligro.
Pasolini, si ves la vida así - o se si aceptarás esta pregunta- ¿cómo piensas evitar el peligro y el riesgo?
Se ha hecho tarde, Pasolini no ha encendido la luz y se hace difícil tomar apuntes. Miramos juntos los míos. Luego me pide que le deje las preguntas.
Hay puntos que me parecen demasiado absolutos. Deja que lo piense, que los relea. Y dame tiempo para encontrar una conclusión. Tengo una cosa en mente para responder a tu pregunta. Para mi es más fácil escribir que hablar. Te dejo las notas que añada mañana por la mañana».
Al día siguiente, domingo, el cuerpo sin vida de Pier Paolo Pasolini estaba en el tanatorio de la policía de Roma.
.

Texto de la entrevista de Furio Colombo a Pier Paolo Pasolini publicada en el suplemento
“Tuttolibri” del periódico “La Stampa”del 8 de noviembre de 1975

Traducción de Andrea Perciaccante


“Pagine corsare”, un sitio magnífico dedicado a la vida y obra de Pier Paolo Pasolini, en el que se pueden leer gran parte de sus escritos en italiano traducidos a numerosos idiomas.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Cántico Cósmico de Ernesto Cardenal

El Big Bang




Cantiga I


En el principio no había nada
ni espacio
ni tiempo
El Universo entero concentrado
en el espacio del núcleo de un átomo,
y antes aun menos, mucho menor que un protón,
y aun menos todavía, un infinitamente denso punto matemático.
Y fue el Big Bang.
La Gran Explosión.
El universo sometido a relaciones de incertidumbre,
su radio de curvatura indeterminado,
su geometría imprecisa
con el principio de incertidumbre de la Mecánica Cuántica,
geometría esférica en su conjunto pero no en su detalle,
como cualquier patata o papa indecisamente redonda,
imprecisa y cambiando además constantemente de imprecisión
todo en una loca agitación,
era la era cuántica del universo,
período en el que nada era seguro:
aun las "constantes" de la naturaleza fluctuantes indeterminadas,
esto es
verdaderas conjeturas del dominio de lo posible.
Protones, neutrones y electrones eran
completamente banales.
Estaba justificado decir que en el principio
la materia se encontraba completamente desintegrada.
Todo oscuro en el cosmos,
Buscando,
(según el misterioso canto de la Polinesia)
ansiosamente buscando en las tinieblas,
buscando
allí en la costa que divide la noche del día,
buscando en la noche,
la noche concibió la semilla de la noche,
el corazón de la noche existía allí desde siempre
aun en las tinieblas,
crece en las tinieblas
la pulpa palpitante de la vida,
de las sombras sale aun el más tenue rayo de luz,
el poder procreador,
el primer éxtasis conocido de la vida,
con el gozo de pasar del silencio al sonido,
y así la progenie del Gran Expandidor
llenó la expansión de los cielos,
el coro de la vida se alzó y brotó en éxtasis
y después reposó en una delicia de calma.
(El poema llegado a Nueva Zelanda de la Polinesia).
Todo era oscuro en el cosmos,
El espacio lleno de electrones
que no dejaban pasar la luz.
Hasta que los electrones se unieron con los protones
y el espacio se volvió transparente
y corrió la luz.
Y el universo se inició
como en el oratorio de Haydn.


Antes de la gran explosión
no había ni siquiera espacio vacío,
pues espacio y tiempo, y materia y energía, salieron de la explosión,
ni había ningún "afuera" adonde el universo explotara
pues el universo lo contenía todo, aun todo espacio vacío.
Antes del comienzo sólo Awonawilona existía,
nadie más con él en el vasto espacio del tiempo
sino la negra oscuridad por dondequiera
y la desolación vacía dondequiera
en el espacio del tiempo.
Y sacó su pensamiento afuera en el espacio...
No existía nada, ni existía la nada.
Entre día y noche no había límite.
Todo al principio estaba velado...
O como lo cuentan en las Islas Gilbert:
Na Arean sentado en el espacio
como una nube flotando sobre la nada...
La expansión del universo es
las velocidades provenientes de la gran explosión.
Y un difuso trasfondo de estática de radio
ha quedado flotando,
un vago rumor de radio disperso en el universo
como un eco lejano del Big Bang,
no obstante el "efecto dialéctrico"
de unas cagadas de palomas en la antena
(una pareja de palomas)
esa estática
es la más antigua señal captada por los astrónomos
(antes de la luz de las galaxias más distantes).


Canto Cósmico (1989)

jueves, 11 de diciembre de 2008

Balada para un loco

Astor Piazzolla y Horacio Ferrer

Balada para un loco, creado en 1969, fue uno de los muchos temas que surgieron de la colaboración de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer. Este tema fue interpretado por Amelita Baltar en el Festival de Buenos Aires de la Canción, celebrado en el Luna Park en noviembre de 1969, y acabó con el público dividido entre los que pensaban que eso no era tango y los que pensaban que si. Polémicas aparte, sea lo que fuere, es una maravilla.

Amelita Baltar



Para recitar

Las tardecitas de Buenos Aires tiene ese qué sé yo, ¿viste?
Salgo de casa por Arenales, lo de siempre en la calle y en mí,
cuando de repente, detrás de ese árbol, se aparece él,
mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte
en el viaje a Venus. Medio melón en la cabeza,
las rayas de la camisa pintadas en la piel,
dos medias suelas clavadas en los pies,
y una banderita de taxi libre en cada mano...
Parece que sólo yo lo veo, porque él pasa entre la gente
y los maniquíes me guiñan, los semáforos me dan tres luces celestes
y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares,
y así, medio bailando, medio volando,
se saca el melón, me saluda, me regala una banderita
y me dice

(Cantado)

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...
No ves que va la luna rodando por Callao
que un corso de astronautas y niños, con un vals,
me baila alrededor... ¡Bailá!... ¡Vení!... ¡Volá!

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...
Yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión;
y a vos te vi tan triste... ¡Vení! ¡Volá! ¡Sentí!...
el loco berretín que tengo para vos:

¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Cuando anochezca en tu porteña soledad,
por la ribera de tu sábana vendré
con un poema y un trombón
a desvelarte el corazón.

¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Como un acróbata demente saltaré,
sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazón de libertad...
¡Ya vas a ver!

Recitado

Salgamos a volar, querida mía;
subite a mi ilusión supersport,
y vamos a correr por las cornisas
¡con una golondrina en el motor!
De Vieytes nos aplauden: "¡Viva! ¡Viva!"
los locos que inventaron el Amor:
y un ángel y un soldado y una niña
nos dan un valsecito bailador.

Nos sale a saludar la gente linda...
Y loco –pero tuyo– ¡qué sé yo!:
provoco campanarios con la risa,
y al fin, te miro, y canto a media voz:

(Cantado)

Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Trepatea esta ternura de locos que hay en mí,
ponete esta peluca de alondras ¡y volá!
¡Volá conmigo ya! ¡Vení, volá, vení!

Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Abrite a los amores que vamos a intentar
la mágica locura total de revivir
¡Vení, volá, vení! ¡Trai-lai-la-larará!

(Gritado)

¡Viva! ¡Viva! ¡Viva!
Loca ella y loco yo...
¡Locos! ¡Locos! ¡Locos!
¡Loca ella y loco yo!

Interpretación de Dulce Pontes

Perorata de Mayte Bayón

Ventolera

Dibujo y texto pertenecen al libro de Mayte Bayón titulado Peroratas

martes, 9 de diciembre de 2008

Trentacuentos, antología de relatos



La editorial Casabierta presenta un nuevo título: "Trentacuentos" antología de relatos, un libro heterogéneo que reúne 35 cuentos más una historia visual de la artista Mónica Fuster. La portada es de Javier Vellé.

Los 35
Claribel Alegría, Mi cabellera; Alicia Andrés Ramos, Vida y obra; Pedro Andreu, La Djin; Eduado Berti, La carta vendida; Damián Cano, Petra y el coleccionista de palabras; Cristina Cerezales, El abrazo; Luisa Cuerda, Mayo; Luis Mateo Díez, El tilo; Lourdes Durán, Cuento de Navidad a oscuras; Marga Font, El olvido de don Juan; Avelino Hernández, Café en casa de Gustavo; Eduardo Jordá, Bananoff; Regina José Galindo, En sus manos; Julio Llamazares, La suerte de don Tancredo; José Carlos Llop, Todos tenemos un Manderley; Guillermo Martín de Oliva, In Memoriam; Teresa Martín Taffarel, Alma; José María Merino, El mundo del silencio; María Montero Cué, El cuadro; Mª Paz Ordinas, El gran salto; Teresa Ordinas, Las copas rotas; Alejandro Padrón, Reencuentro; Antonio Pereira, Las nieblas de la Purísima; Sergio Ramírez, La puerta falsa; Carme Riera, El cuaderno de Manuel; Tomás Sánchez Santiago, Viajante en la tormenta; Care Santos, Círculo polar ártico; Ignacio Sanz, Instrucciones para cometer asesinatos; Pablo Scasso, El coleccionista de silencios; Cristóbal Serra, Saverio el servicial; Magdalena Tirado, Calor; Mª Elena Vallés, Memory blues; Luis Verdú, Alamelín Diû; José Vidal Valicourt, Hotel Cheever; Mauricio Wiesenthal, El barrio negro de Shalimar.

La presentación será mañana, 10 de diciembre, a las 20.30 horas, en Can Marqués, calle Zanglada nº2, Palma.

Jesús Zomeño poema

El jazz es azul



Soy un nido de águilas
y también un ventilador que cuelga del techo,
una mesa de billar y un compás de tango
mientras la persecución y los gritos corren fuera,
calle abajo, sin que yo me distraiga
de mi propia tragedia.

Soy un ambiente cargado de humo
y una mesa de jazz
sobre la que dos negros dorados se besan,
una prostituta de lujo
bebiendo cerveza en la barra,
soy un diente en la pared
y un mecánico muerto en un charco de grasa.

Un duelo de cuchilleros
y una historia triste de amor
que no me conmueve,
una insinuación al suicidio
o una tarjeta postal escrita para ti.

Casi tiesos por el alcohol,
casi fríos o casi un nido de águilas,
un tatuaje de carmín y un beso en el autobús.

Casi trágicos en el paisaje de la noche,
en esta noche de alfileres con punta de veneno,
lengua azul de los bueyes que corren hacia el cielo.

En la próxima estación de jazz me bajaré.
Azul también yo colgado en el guardarropa
y en el bolso de piel de la chica
que tiene novio y la besa en la boca.

El jazz es azul de Jesús Zomeño está incluido en el poemario El otoño de Montparnasse, publicado en 1995 en la colección Diarios de Helena.


Jesús Zomeño acaba de publicar Lengua Azul, un libro de relatos que tiene su origen en el verso “Lengua azul de los bueyes que corren hacia el cielo”, una imagen muy hermosa y que aparece en este poema: El jazz es azul.

En Internet podemos seguir su novela Diarios de la ocupación.