/ El establo de Pegaso: 2014

sábado, 20 de diciembre de 2014

El sueño geométrico de Kepler


Nieva en las calles de Praga y los copos que caen sobre las ropas de Johannes Kepler son hexagonales ¿Por qué tienen esa caprichosa geometría?
En la obra Strena seu de nive sexángula (El copo de nieve de seis ángulos) escrita en 1611 y considerada por muchos como el inicio de la ciencia de la cristalografía, Kepler se pregunta porque los cristales de nieve tienen una forma hexagonal simétrica.
El libro fue el regalo de Navidad del científico a su amigo Matthäus Wackher von Wackhenfels.
“Aquí tenemos algo más pequeño que cualquier gota, pero con forma geométrica. Este es el regalo de Año Nuevo perfecto para un amante de la Nada, lo mejor que puede ofrecer un matemático, que nada tiene y nada recibe, ya que viene del cielo y parece una estrella”. Strena seu de nive sexángula

El sueño geométrico de Kepler
Un copo, mil copos…
en el corazón de la nevada.
Cristales arrastrados por el viento,
dendritas estelares tejiendo el sueño geométrico de Kepler
De nive sexángula.

Hilvanando vapor de agua
y vaho de crisantemos
flota el aliento del invierno
al compás del cierzo.
Levadura blanca sobre las cumbres,
levadura blanca sobre nuestras cabezas
cubriendo los senderos
y la raya del cabello
de singulares estrellas sexángulas.

snowtime from Иванов Вячеслав on Vimeo.


Tras Kepler, otros muchos han estudiado los copos de nieve. En 1885 Wilson Alwyn Bentley fotografió miles al microscopio intentando identificar copos idénticos. A pesar de la gran variedad de geometrías, no consiguió encontrar dos que fueran exactamente iguales. No fue hasta 1988 cuando un equipo en Wisconsin demostró que dos copos de nieve pueden ser totalmente idénticos si el entorno en el que se forman es suficientemente parecido. Aunque cuando esto sucedía, siempre se correspondían con prismas huecos en vez de con los copos comúnmente conocidos.

Publicado en TAM TAM PRESS

domingo, 19 de octubre de 2014

Multiverso de Antonio Arias




L’ordre matemàtic simula el món real,
crea un altre món –de càlcul, i mental–
regit per lleis exactes, hipòtesis, models:
en un ordinador reneixen els estels
com fa tants anys nasqueren, en brous primordials.
I som com creadors!: veiem a la pantalla
Un món tot just nascut. Una galàxia qualla,
Es formen els estels –i tot sota control!
I regulem el temps i dominem el Sol,
i musiquem i tot la còsmica rondalla!
–fins que el flux elèctric, de cop i volta, es talla.

David Jou, El color de la ciència

El ordenador simula el nacimiento de las estrellas
El orden matemático simula el mundo real,
crea otro mundo –de cálculo, y mental–
regido por leyes exactas, hipótesis, modelos:
en un ordenador renacen las estrellas
cómo hace tantos años nacieron, en la sopa primordial.
Y somos como creadores!: vemos a la pantalla
Un mundo apenas nacido. Una galaxia coagula.
Se forman las estrellas –y todo bajo control!
Y regulamos el tiempo y dominamos el Sol,
y musicamos y todo la cósmica fábula!
–hasta que el flujo eléctrico, de repente, se corta.


“De la Soleá de la Ciencia a la Física de la Inmortalidad-Multiverso II”



Antonio Arias (Lagartija Nick, Evangelistas, Omega) en su disco MULTIVERSO II, 12 temas (Desertización, Agujero de Ozono, Soleá de la Ciencia, A la Materia, Infinito, Relieve, La Física de la Inmortalidad, Proyecto Marte, Dejar las Cosas Intactas, Reloj de Arena, Un Alfa y Tres Omegas, Cármenes). De la Soleá de Enrique Morente a las teorías de Fred Hoyle que postulan que en un futuro las máquinas recrearán infinidad de multiversos.

martes, 30 de septiembre de 2014

Cuando el mar de Aral recogió las olas, el cuervo ya estaba allí


Cuando el mar de Aral recogió las olas,
el cuervo ya estaba allí

Aral no es el mar Muerto.
Aral está muerto.
el ciclo del agua ha varado
en un cementerio de naves fantasmas.
El mar de Aral es el desierto de Aral.
Un espejismo de clepsidra sin tiempo,
entre Kazajistán y Uzbekistán.
Un reloj de arena sin ánima
acortando en cada grano la longitud de su costa.
El mar de Aral ya no es un mar de islas,
hay que cambiar los atlas.

Elena Soto

Dos imágenes de la NASA muestran el mar de Aral el 25 de agosto de 2000 y el 19 de agosto 2014

Este verano de 2014, el que antaño fuera un extenso lago está agonizando. De sus más de 68.000 kilómetros cuadrados en los años 60 -era el cuarto más grande del mundo-, apenas mantiene un 10 por ciento. Por primera vez en la historia moderna, la cuenca oriental del Mar de Aral Sur se ha secado completamente.

El documental Aral, el mar perdido de Isabel Coixet, producido por la fundación We Are Water trata sobre el desastre ecológico de este mar que hoy es un inmenso desierto con esqueletos de barcos varados en su arena.

Aral, el mar perdido

jueves, 25 de septiembre de 2014

Planetarium de Adrienne Rich

Inspirado en Caroline Herschel (1750-1848),
astrónoma, hermana de William, y en otras…




un monstruo con apariencia de mujer
son frecuentes en el cielo
una mujer «en la nieve
entre  relojes e instrumentos
o midiendo el suelo con varas»

descubriendo a sus 98 años
ocho cometas
Sobre ella, que gobernó la luna
como sobre nosotras
levita en el  cielo nocturno
viajando muy lejos con lentes brillantes
Galaxias de mujeres, cumpliendo
penitencia por su impetuosidad
nervios gélidos
en esos espacios de la mente

Un ojo
«viril, preciso y absolutamente seguro»
desde las oscuras telarañas de Uranusbor
encuentra la NOVA
cada impulso de la luz estalla
desde el centro
volando como nuestra vida
Tycho susurra al fin
«Que no parezca que he vivido en vano»
Lo que vemos,  vemos
la visión está cambiando
la luz que marchita una montaña
y le permite a un hombre vivir
Los latidos del pulsar
el corazón exudando por el cuerpo
El impulso de radio
que viaja desde Taurus
Estoy bombardeada pero aun así me yergo
He permanecido de pie toda la vida en medio
de la trayectoria directa de una serie de señales
el más transmitido precisamente el más
intraducible lenguaje en el universo
Soy una nube galáctica tan profunda tan intrincada
que una onda de luz tardaría 15
años en llegar hasta  mí. Y ha sucedido.
Soy un instrumento con forma
de mujer intentando traducir pulsaciones
a imágenes para aligerar el cuerpo
 y reconstruir la mente.

Adrienne Rich “Planetarium” de The Fact of a Doorframe: Selected Poems 1950-2001.

Planetarium



Thinking of Caroline Herschel (1750—1848)
astronomer, sister of William; and others.
A woman in the shape of a monster
a monster in the shape of a woman
the skies are full of them
a woman      ‘in the snow
among the Clocks and instruments
or measuring the ground with poles’
 
in her 98 years to discover
8 comets
she whom the moon ruled
like us
levitating into the night sky
riding the polished lenses
Galaxies of women, there
doing penance for impetuousness
ribs chilled
in those spaces    of the mind
An eye,
          ‘virile, precise and absolutely certain’
          from the mad webs of Uranusborg
                                                            encountering the NOVA
every impulse of light exploding
from the core
as life flies out of us
             Tycho whispering at last
             ‘Let me not seem to have lived in vain’
What we see, we see
and seeing is changing
the light that shrivels a mountain
and leaves a man alive
Heartbeat of the pulsar
heart sweating through my body
The radio impulse
pouring in from Taurus
         I am bombarded yet         I stand
I have been standing all my life in the
direct path of a battery of signals
the most accurately transmitted most
untranslatable language in the universe
I am a galactic cloud so deep      so invo-
luted that a light wave could take 15
years to travel through me       And has
taken      I am an instrument in the shape
of a woman trying to translate pulsations
into images    for the relief of the body
and the reconstruction of the mind.
Adrienne Rich, “Planetarium” from The Fact of a Doorframe: Selected Poems 1950-2001.




Carta de la astrónoma Caroline Herschel (1.750-1.848), hermana del astrónomo  William Herschel.

“William está lejos, y yo me estoy ocupando de los cielos. He descubierto ocho nuevos cometas y tres nebulosas nunca antes vistas por el hombre, y estoy preparando un índice a las observaciones de Flamsteed, junto con un catálogo de 560 estrellas omitidas en el Britsh Catalogue, más una lista de erratas de esa publicación. William dice que se me dan bien los números, así que me encargo de las reducciones y los cálculos necesarios. También hago el programa de observación de cada noche, porque dice que mi intuición me ayuda a mover el telescopio para descubrir un cúmulo de estrellas tras otro. Le he ayudado a pulir los espejos y lentes de nuestro nuevo telescopio. Es el mayor que existe. ¿Puedes imaginarte la emoción de apuntarlo a algún nuevo rincón de los cielos para ver algo que nunca antes ha sido visto desde la Tierra? Realmente me gusta que esté ocupado en la Royal Society y su club, porque cuando termino mis otras tareas puedo pasar la noche barriendo los cielos. A veces, cuando estoy sola en la oscuridad, y el universo revela otro secreto más, digo los nombres de mis antiguas, perdidas y olvidadas hermanas en los libros que registran nuestra ciencia –Aglaonice de Tesalia, Hypatia, Hildegarda, Catalina Hevelius, María Agnesi–, como si las mismas estrellas pudieran recordar. ¿Sabías que Hildegarda propuso un universo heliocéntrico trescientos años antes que Copérnico? ¿Que escribió sobre la gravitación universal quinientos años antes que Newton? Pero, ¿quién la escuchó? Sólo era una sirvienta, una mujer. ¿En qué edad nos encontramos, si aquella era la edad oscura? Y lo es también para mi nombre, que igualmente será olvidado, si no soy acusada de ser una hechicera, como Aganice, y los cristianos no amenazan con arrastrarme hasta la iglesia, con asesinarme, como le hicieron a Hypatia de Alejandría, la elocuente y joven mujer que ideó los instrumentos empleados para medir con precisión la posición y movimiento de los cuerpos celestes. Por mucho que vivamos, la vida es corta, así que trabajo. Y no importa lo importante que el hombre llegue a ser, que no será nunca nada comparado con las estrellas. Hay secretos, querida hermana, y es nuestra tarea revelarlos. Tu nombre, como el mío, es una canción”.

Sobre Planetario y las mujeres
El poema  Planetario”  muestra la existencia de una especie de continuum femenino y la lucha común que une a todas las generaciones de mujeres. Rich explica que el poema fue inspirado por la obra injustamente olvidada de Caroline Herschel, una astrónoma que trabajó junto a su hermano William, pero cuyo nombre permaneció en la oscuridad. El poema es en gran parte sobre el descubrimiento y el conocimiento. Al comienzo del poema  utiliza la vida de Herschel y “sus 98 años para descubrir  8 cometaspara demostrar el tratamiento de la sociedad de logro femenino, pero el descubrimiento hacia el final del poema parece ser un descubrimiento colectivo de género femenino . Las líneas “Lo que vemos, vemos  y la visión está cambiandoencarna la claridad del momento en el que se da cuenta del injusto tratamiento que reciben las mujeres tradicionalmente por parte de los hombres.  Awakening in Adrienne Rich’s “Planetarium”

jueves, 18 de septiembre de 2014

Pequeño poema de polvo cósmico de John Haines


De los restos estrellas moribundas,
esta lluvia de partículas
despojos húmedos con brillo ...

Una ola de átomos apresurándose a volver a casa
colapso del gigante,
huésped inestable que no puede detenerse ...

El corazón del sol enrojece y se expande
Su poderosa aspiración es eterna,
como el soporte de su sustancia
un día será blanco hielo.

En el campo resplandeciente de Orion
grandes cúmulos de estrellas en formación,
tal como vemos todas las noches,
ardiente e incansable hasta el final.

Alejándose del polvo frío
que nunca y siempre existe,
el silencio y los restos se acercan...

Este brazo, esta mano,
mi voz, su cara, este amor.

John Haines (1983)




LITTLE COSMIC DUST POEM


Out of the debris of dying stars,
this rain of particles
that waters the waste with brightness...

The sea-wave of atoms hurrying home,
collapse of the giant,
unstable guest who cannot stay...

The sun's heart reddens and expands,
his mighty aspiration is lasting,
as the shell of his substanace
one day will be white with frost.

In the radiant field of Orion
great hordes of stars are forming,
just as we see every night,
fiery and faithful to the end.

Out of the cold and fleeing dust
that is never and always,
the silence and waste to come...

This arm, this hand,
my voice, your face, this love.

martes, 16 de septiembre de 2014

Tsunami de Roald Hoffmann



Tsunami


Un SOLITÓN
es una singularidad
en una onda
en movimiento, un borde
que se desplaza
sólo en esa dirección.
Filmamos en una ocasión
uno que se movía
indiferente
por una superficie de platino.
Los solitones pasan
imperturbables
unos
a través
de otros.
Tú eres una onda.
No estás de pie, ni
viajas, ni satisfaces
ecuación alguna.
Eres una onda qué no será
sometida
al análisis (de Fourier).
Tú eres una onda; en
tus ojos me
hundo de buena gana.
No somos solitones,
no podemos atravesar
impasibles.



Tsunami

A SOLITON is
a singularity
of wave
motion, an edge
travelling just
that way. We saw
one, once
filmed moving leed-
lessly cross
a platinum surface.
Soliton pass
through
each
other
unperturbed.
You are a wave.
Not standing, nor
travelling, satisfying
no equations.
You are a wave
which will not be (Fourier)
analyzed.
You are a wave, in
your eyes I sink
willingly.
Not solitons,
we can’t pass through
unaltered.

Roald Hoffmann (1937, Polonia). Científico y poeta, en 1981 compartió el premio Nobel de química con el japonés Kenichi Fukui (1918-1998)

sábado, 13 de septiembre de 2014

La Gran Nebulosa de Andrómeda




Llegamos al campamento
había anochecido, en lo alto la cumbre despejada
mirando a más de cinco mil
pies montañas, a muchas millas
del valle y del mar.
En la oscuridad cuajada de estrellas cocinamos
nuestros macarrones y comemos
a la luz de una linterna. Las estrellas se apiñaron
alrededor de la mesa como luciérnagas.
Después de la cena nos acostamos.
La noche está fresca
y despejada. Faltan tres días para que la luna
esté llena. Tendidos en la cama
miramos las estrellas y la
luna pasándonos un pequeño telescopio.
Más tarde en plena noche los caballos tropiezan
cerca del campamento y despierto.
Me inclino y miro
tu hermoso rostro dormido
como una joya a la luz de la luna.
Si tienes suerte y las
Naciones lo permiten, vivirás
mucho más, en el siglo
veintiuno. Levanto el catalejo
y observo a la Gran Nebulosa
de Andrómeda flotando como
una ameba fosforescente
lentamente alrededor del Polo. Por ahí
en ciudades lejanas
los hombres poderosos planean
matarte mientras duermes.

Great Nebula of Andromeda

We get into camp after
dark, high on an open ridge
looking out over five thousand
feet of mountains and mile
beyond mile of valley and sea.
In the star-filled dark we cook
our macaroni and eat
by lantern light. Stars cluster
around our table like fireflies.
After supper we go straight
to bed. The night is windy
and clear. The moon is three days
short of full. We lie in bed
and watch the stars and the turning
moon through our little telescope.
Late at night the horses stumble
around camp and I awake.
I lie on my elbow watching
your beautiful sleeping face
like a jewel in the moonlight.
If you are lucky and the
nations let you, you will live
far into the twenty-first
century. I pick up the glass
and watch the Great Nebula
of Andromeda swim like
a phosphorescent amoeba
slowly around the Pole. Far
away in distant cities
fat-hearted men are planning
to murder you while you sleep.

Kenneth Rexroth “The Lights in the Sky are Stars“, de In Defense of the Earth (1956)

sábado, 19 de julio de 2014

El hombre polilla de Elizabeth Bishop




Aquí, arriba,
las grietas de los edificios se rellenan con pulpa de luz luna machacada.
Toda la sombra del hombre no es mayor que la de su sombrero.
Yace a sus pies como un pedestal circular para una muñeca,
Y él es un alfiler invertido con la punta magnetizada hacia la luna.
No ve la luna; solo observa sus vastas propiedades,
siente su extraña luz sobre las manos, ni caliente ni fría,
de una temperatura imposible de registrar en los termómetros.

Pero cuando el Hombre Polilla
hace sus raras aunque ocasionales visitas a la superficie,
la luna le parece muy distinta. Él emerge
desde una rendija bajo el borde de una de las aceras
y nervioso comienza a escalar las fachadas de los edificios.
Cree que la luna es un pequeño hueco en lo alto del cielo,
lo que corrobora que el cielo como protección
resulta inútil.
Tiembla, pero debe descubrir hasta dónde puede escalar.


Por las fachadas,
arrastrando tras él su sombra como el paño de un fotógrafo
escala con miedo, pensando que esta vez sí logrará
introducir por completo su pequeña cabeza en el hueco redondo
y atravesarlo, arrastrado a través de un tubo de volutas negras en la luz.
(El hombre, inmóvil debajo de él, no se hace demasiadas ilusiones.)
Pero el Hombre Polilla debe hacer lo que más teme, aunque
fracase, por supuesto, y caiga de nuevo asustado sin apenas lastimarse.

Después vuelve
a los pálidos subterráneos de cemento a los que llama
casa. Revolotea,
aletea, y no sube en los trenes silenciosos
con la rapidez que debería. Las puertas se cierran
deprisa.
El Hombre Polilla se sienta siempre en sentido contrario
y el tren arranca inmediatamente, a toda velocidad,
sin cambiar de marchas ni moverse poco a poco.
No puede calcular la velocidad a la que viaja hacia atrás.

Cada noche debe
viajar de túneles artificiales y tener sueños recurrentes.
como las traviesas se repiten bajo el tren, éstos se repiten por debajo
de su mente agitada. No se atreve a mirar por la ventana,
porque el tercer raíl, la intacta corriente de veneno,
pasa a su lado. La mira como a una enfermedad
cuya propensión ha heredado. Debe que llevar
las manos en los bolsillos, como otros deben llevar bufandas.

Si lo alcanzas,
acércale una linterna a los ojos. Sólo son pupila negra,
una noche en sí mismos, cuyo horizonte de vetas se contrae
cuando devuelve la mirada y cierra los ojos.Luego, de los párpados
se desliza una lágrima, su única posesión, como aguijón de abeja. .
Furtivamente la atrapa, y cuando no prestas atención
se la traga. Pero si miras, la entregará,
fresca como surgida de los manantiales subterráneos y tan pura
como para ser bebida.

Elizabeth Bishop “The Man-Moth” from The Complete Poems 1926-1979.

The Man-Moth

The Man Moth from Michael Hyland on Vimeo.

Vídeo basado en el poema "El hombre polilla" dirigido por Sonny Malhotra


Here, above,
cracks in the buildings are filled with battered moonlight.
The whole shadow of Man is only as big as his hat.
It lies at his feet like a circle for a doll to stand on,
and he makes an inverted pin, the point magnetized to the moon.
He does not see the moon; he observes only her vast properties,
feeling the queer light on his hands, neither warm nor cold,
of a temperature impossible to record in thermometers.

But when the Man-Moth
pays his rare, although occasional, visits to the surface,
the moon looks rather different to him. He emerges
from an opening under the edge of one of the sidewalks
and nervously begins to scale the faces of the buildings.
He thinks the moon is a small hole at the top of the sky,
proving the sky quite useless for protection.
He trembles, but must investigate as high as he can climb.

Up the façades,
his shadow dragging like a photographer’s cloth behind him
he climbs fearfully, thinking that this time he will manage
to push his small head through that round clean opening
and be forced through, as from a tube, in black scrolls on the light.
(Man, standing below him, has no such illusions.)
But what the Man-Moth fears most he must do, although
he fails, of course, and falls back scared but quite unhurt.

Then he returns
to the pale subways of cement he calls his home. He flits,
he flutters, and cannot get aboard the silent trains
fast enough to suit him. The doors close swiftly.
The Man-Moth always seats himself facing the wrong way
and the train starts at once at its full, terrible speed,
without a shift in gears or a gradation of any sort.
He cannot tell the rate at which he travels backwards.

Each night he must
be carried through artificial tunnels and dream recurrent dreams.
Just as the ties recur beneath his train, these underlie
his rushing brain. He does not dare look out the window,
for the third rail, the unbroken draught of poison,
runs there beside him. He regards it as a disease
he has inherited the susceptibility to. He has to keep
his hands in his pockets, as others must wear mufflers.

If you catch him,
hold up a flashlight to his eye. It’s all dark pupil,
an entire night itself, whose haired horizon tightens
as he stares back, and closes up the eye. Then from the lids
one tear, his only possession, like the bee’s sting, slips.
Slyly he palms it, and if you’re not paying attention
he’ll swallow it. However, if you watch, he’ll hand it over,
cool as from underground springs and pure enough to drink.


Elizabeth Bishop, “The Man-Moth” from The Complete Poems 1926-1979.

'Man-Moth Merz' from phil archer on Vimeo.


Animation by Suzie Hanna, soundtrack by Phil Archer. Based on a poem by Elizabeth Bishop,

sábado, 24 de mayo de 2014

Muerte de un naturalista de Seamus Heaney

Muerte de un naturalista


Durante todo el año la laguna de lino supuraba en el corazón
del pueblo; verde y de flor pesada
el lino se pudrió allí, lastrado por enormes terrones.
se abrasaba cada día bajo un sol de justicia.
Gorjeo delicado de burbujas, moscardones azules
tejían una sólida gasa de sonido entorno al olor.
Había libélulas, mariposas moteadas,
pero lo mejor de todo era esa baba tibia y densa
de las huevas de rana que crecían como agua coagulada
a la sombra de las orillas. Aquí cada primavera
me gustaba llenar tarros de mermelada con los gelatinosos
granos y los alineaba en los alféizares de casa,
y en la escuela sobre las repisas, y esperaba y miraba
hasta que aquellos puntos crecían y estallaban en ágiles
renacuajos nadadores. La señorita Walls nos contaba
que a papá rana se le llamaba rana toro
cómo croaba, y como mamá rana
depositaba cientos de pequeños huevecillos que eran las
huevas de rana. También se podía predecir el tiempo por las ranas,
pues eran de color amarillo con el sol y marrones
con la lluvia.
Pero un día abrasador cuando los campos apestaban
por el estiércol de vaca en la hierba, las ranas enfadadas
invadieron la laguna del lino; atravesé agazapado entre los matorrales
y al son de un áspero croar que no había oído
antes.
El aire comenzó a espesarse con el coro de bajos.
Justo al pie de la charca las ranas panzudas estaban
alerta
sobre la hierba; sus cuellos flojos se hinchaban como velas.
Algunas saltaban; los chapoteos eran obscenas amenazas.
Otras estaban quietas
inmóviles como granadas de lodo, sus cabezas chatas pedorreaban.
Enfermo de asco, me di la vuelta y corrí. Los grandes reyes del limo
se habían reunido para vengarse y sabía
que si metía la mano las huevas la agarrarían.



Death of a Naturalist

All year the flax-dam festered in the heart
Of the townland; green and heavy headed
Flax had rotted there, weighted down by huge sods.
Daily it sweltered in the punishing sun.
Bubbles gargled delicately, bluebottles
Wove a strong gauze of sound around the smell.
There were dragon-flies, spotted butterflies,
But best of all was the warm thick slobber
Of frogspawn that grew like clotted water
In the shade of the banks. Here, every spring
I would fill jampotfuls of the jellied
Specks to range on window-sills at home,
On shelves at school, and wait and watch until
The fattening dots burst into nimble-
Swimming tadpoles. Miss Walls would tell us how
The daddy frog was called a bullfrog
And how he croaked and how the mammy frog
Laid hundreds of little eggs and this was
Frogspawn. You could tell the weather by frogs too
For they were yellow in the sun and brown
In rain.
Then one hot day when fields were rank
With cowdung in the grass the angry frogs
Invaded the flax-dam; I ducked through hedges
To a coarse croaking that I had not heard
Before. The air was thick with a bass chorus.
Right down the dam gross-bellied frogs were cocked
On sods; their loose necks pulsed like sails. Some hopped:
The slap and plop were obscene threats. Some sat
Poised like mud grenades, their blunt heads farting.
I sickened, turned, and ran. The great slime kings
Were gathered there for vengeance and I knew
That if I dipped my hand the spawn would clutch it.


Personal helicón

Cuando era niño no podían apartarme de los pozos
y de las viejas bombas de agua con canjilones y poleas.
Amaba el vacío oscuro, el cielo atrapado, los olores
a maleza, a hongos, a musgo húmedo.

Había uno en una fábrica de ladrillos con un tablero de madera podrida.
Me gustaba el choque sonoro cuando un cubo
caía en picado hasta el final de la cuerda,
tan hondo que no se veía ningún reflejo.

Había otro, poco profundo, cubierto con una piedra,
que florecía como un acuario.
Si arrancabas las largas raíces del lodo blando,
Una cara blanca se movía sobre el fondo.

Otros tenían eco, te devolvían tu propia voz,
con una nueva música más clara. Y había uno
que me asustaba, porque allí, saliendo de los helechos
y las altas hierbas gigantescas, una rata abofeteó mi reflejo.

Ahora ya, escarbar en las raíces, manosear el lodo
y mirarse asombrado, como Narciso, en una fuente,
no es propio de un adulto. Escribo poesías
para verme a mí mismo, para que la oscuridad me responda con el eco.


Personal Helicon
As a child, they could not keep me from wells
And old pumps with buckets and windlasses.
I loved the dark drop, the trapped sky, the smells
Of waterweed, fungus and dank moss.

One, in a brickyard, with a rotted board top.
I savoured the rich crash when a bucket
Plummeted down at the end of a rope.
So deep you saw no reflection in it.

A shallow one under a dry stone ditch
Fructified like any aquarium.
When you dragged out long roots from the soft mulch
A white face hovered over the bottom.

Others had echoes, gave back your own call
With a clean new music in it. And one
Was scaresome, for there, out of ferns and tall
Foxgloves, a rat slapped across my reflection.

Now, to pry into roots, to finger slime,
To stare, big-eyed Narcissus, into some spring
Is beneath all adult dignity. I rhyme
To see myself, to set the darkness echoing.

"Personal Helicon" Seamus Heaney, de Death of a Naturalist, 1966.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Página de escritura, poema de Jacques Prévert


Dos y dos cuatro
cuatro y cuatro ocho
ocho y ocho son dieciséis…
¡Repitan! dice el maestro
Dos y dos cuatro
cuatro y cuatro ocho
ocho y ocho son dieciséis.
Pero ahí está el ave lira
que pasa por el cielo
el niño lo ve
el niño le oye
el niño le llama:
¡Sálvame
Juega
conmigo pájaro!
Entonces el pájaro baja
y juega con el niño
Dos y dos cuatro…
¡Repitan! dice el maestro
y el niño juega
y el pájaro con él…
Cuatro y cuatro ocho
ocho y ocho son dieciséis
¿Y dieciséis y dieciséis cuántas son?
No son nada dieciséis y dieciséis
y mucho menos treinta y dos
de ningún modo
y se marchan.
Y el niño ha escondido el pájaro
en su pupitre
y todos los niños
oyen la música
y ocho y ocho a su vez marchan
y cuatro y cuatro y dos y dos
a su vez se largan
y uno y uno no son ni uno ni dos
uno a uno marchan igualmente.
Y el ave lira toca
y el niño canta
y el profesor grita:
¡Cuándo dejaréis de hacer el tonto!
Pero los demás niños
escuchan la música
y las paredes de clase
se desploman tranquilamente.

Y los cristales vuelven a ser arena
la tinta vuelve a ser agua
los pupitres vuelven a ser árboles
la tiza vuelve a ser acantilado
el portaplumas vuelve a ser pájaro.


Page d’Escriture, poema de Jacques Prévert, interpretado por Yves Montand

Page d'écriture
Deux et deux quatre
quatre et quatre huit
huit et huit seize...
Répétez ! dit le maître
Deux et deux quatre
quatre et quatre huit
huit et huit font seize
Mais voilà l'oiseau-lyre
qui passe dans le ciel
l'enfant le voit
l'enfant l'entend
l'enfant l'appelle :
Sauve-moi
joue avec moi
oiseau !
Alors l'oiseau descend
et joue avec l'enfant
Deux et deux quatre...
Répétez ! dit le maître
et l'enfant joue
l'oiseau joue avec lui...
Quatre et quatre huit
huit et huit font seize
et seize et seize qu'est-ce qu'ils font ?
Ils ne font rien seize et seize
et surtout pas trente-deux
de toute façon
et ils s'en vont.
Et l'enfant a caché l'oiseau
dans son pupitre
et tous les enfants
entendent sa chanson
et tous les enfants
entendent la musique
et huit et huit à leur tour s'en vont
et quatre et quatre et deux et deux
à leur tour fichent le camp
et un et un ne font ni une ni deux
un à un s'en vont également.
Et l'oiseau-lyre joue
et l'enfant chante
et le professeur crie :
Quand vous aurez fini de faire le pitre !
Mais tous les autres enfants
écoutent la musique
et les murs de la classe
s'écroulent tranquilement.
Et les vitres redeviennent sable
l'encre redevient eau
les pupitres redeviennent arbres
la craie redevient falaise
le porte-plume redevient oiseau.

Jacques Prévert (Neuilly-sur-Seine, 1900 – París, 1977)

sábado, 10 de mayo de 2014

Galileo de Claire Pelletier



La cantante canadiense Claire Pelletier homenajea al astrónomo Galileo Galilei



Galileo

Ce soir le ciel est au plus doux
Tu vas mesurer les étoiles
Hors de ta chambre de Padoue
La science neuve fera scandale

Voici la Terre, elle prend le large
Elle bouge et tourne dans les nuages
Voici la Terre, astre mobile
Qui danse et quitte son domicile

Et si d´abord étaient les choses
Avant que l´on y mette un nom
Et si d´abord les faits s´imposent
Nos yeux, peut-être, sont trahison

Galileo Galileï
Ce vaste monde est si petit
Galileo Galileï
Ce petit monde est infini
Galileo

Message céleste dans ta lentille
La Lune est noire et la Terre brille
Le ciel te livre ses secrets
Il n´y a plus de corps parfaits

Que bouge la tête de nos savants
Les vérités théologiques
De nos corbeaux académiques
S´en vont se perdre dans le temps

Galileo Galileï
Ce vaste monde est si petit
Galileo Galileï
Ce petit monde est infini
Ce petit monde est infini
Galileo Galileo

La Terre tourne et moi je tombe
Galileo
La Terre tourne et moi je tombe
Galileo
C´est pour un temps seulement
Galileo.

Galileo, disco del año 2000 de la cantante francófona Claire Pelletier.

martes, 29 de abril de 2014

La Antártida de los Pelo Pantones


Los mapas también son velas.

Los Pelo Pantones (El Resi y Anita Boni) me han regalado este maravilloso mapa de la Antártida para el establo. Pegaso ya ha estado sobrevolando el mar de Ross, el macizo Vinson, el lago Vostok y está de vuelta en el volcán Erebus.

Pertenece al Atlas ilustrado por Aleksandra Mizielinska y Daniel Mizielinski

Me encanta cumplir años con estos regalos.

viernes, 25 de abril de 2014

El establo de Pegaso cumple seis años

El 25 de abril de 2008 comencé con el establo de Pegaso. La Antártida, en diferentes versiones, ha sido durante mucho tiempo su imagen de cabecera, en especial la isla de Ross. Por tanto usarla, creo que se merece un poema.

Ilustración de Susana Velasco sobre el nacimiento de Pegaso


A la isla de Ross en la distancia

I

A más de mil millas del Egeo
está el mar de Ross, la cordillera de Edsel,
Cabo Coleck.

Dardanelos y Mac Murdo
y las islas de Naxos y la isla de Coulman
a millones de nudos de distancia.

Laberintos de luz, filamentos de hielo,
tan lejos del mar Jónico,
de Samos de Leucade
en las grutas perdidas de isla Sturge.

Estrechos, cabos, islas, bahías y volcanes
me recuerdan tu cuerpo y la distancia,
que es amor para mí como la Antártida
tan fríamente bella.

II

Y la isla de Ross, espejismo de hielo
entre las aguas,
y las aguas del mar de Ross, espejismos de tierra
en el océano,
y el glaciar de Beardmore, espejismo de lava
austral en las planicies,
y el volcán Erebus y el cabo Evans,
y la isla de Coulman y Mac Murdo.

Y tus piernas en las calas de Ross
y tus labios en la isla de Ross con fuerte viento,
y los surcos trazados en tus manos
en el glaciar de Beardmore
y en el Erebo.

Y la distancia tan cruel que nos separa
en valles silenciosos tras cristales de nieve
cegadores.
Y nos quiebran la voz marmóreos arrecifes,
hirientes angosturas y parajes
de nieves arenosas.

Y la bruma que me oculta
el indicio atrapado entre las rocas,
el rastro casi glaciar de tus cabellos,
la serena huella de tus pasos
que me habla aquí de tu presencia en la isla de Ross,
en las costas del Sur, en cabo Evans.

Un indicio de ti que me haga creer
después de tanto silencio en sortilegios.

Es tan triste cobijarse en la noche polar en las cavernas
tan blancas y profundas
y pensar en el día aquél en que fuimos sin fin
en otros mares
en algas que no llegaron jamás a estas banquisas.

¿Qué quedó amor del oráculo de Delfos
en estas aristas, simas, precipicios sin fin,
en el silencio inquietante de estas calas?

¿A qué Dios ofrendar el petrel de las ventiscas?
¿A qué divinidad sacrificar
las entrañas sagradas del albatros?

A quién aullar si los gemidos se deslizan
remotos en glaciares,
a muchas millas de distancia de la costa,
muriendo finalmente con las focas,
con los lobos de mar, con los rorcuales.

Sin embargo tus piernas continúan en las calas
de Ross, en cabo Evans,
en el cráter activo del Erebo.

¡Qué Ítaca tan inhóspita el Erebo,
que me priva de Circe y de tus brazos,
de las islas del Sol y los hechizos!

Pero aquí, amor, desde Mac Murdo
en bahías brumosas, resguardadas,
en ciudades de hálito de hielo,
tu cuerpo y la mar tan hostil
y la isla de Coulman me acompañan.

III

El nuestro es tan sólo un amor de encrucijadas
consumido, amada, en lugares donde los caminos
se bifurcan
donde las sendas se destrozan y desgarran.

Y ha de ser así, mujer enclave
que encalles en mi cuerpo,
mientras la oscuridad a golpes se desliza.

Y ha de ser así como te acerques
sigilosa a mis calas
como una nave cargada de amaranto
que ansiosa llegara desde Anafi
oscura como el vino, incierta en sus vaivenes
como el nácar.

Estas son algunas de las cabeceras que ha tenido el blog a lo largo de estos seis años.


miércoles, 23 de abril de 2014

Día Internacional del Libro recordando la destrucción de la antigua Biblioteca de Alejandría

Arden los alfabetos




“Pero el mundo al que vuelvo ya no es el de antes. Yo soy un extranjero, como los muertos sin sepultura cuando suben del Aqueronte, y aunque estuviera en mi isla natal, en los jardines de mi infancia, que mi padre me encierra, ¡ay!, aun en ese caso sería un extranjero en la tierra, y ya no hay ningún dios que pueda ligarme al pasado.”

Friedrich Hölderlin “ HIPERIÓN

I
El resplandor del fuego brilla sobre el mástil de las naves fenicias,
la sabiduría se resiste a morir
cae en pavesas sobre las ánforas cargadas de vino y púrpura
filtrándose en la mirra con que ungirán su cuerpo las doncellas.
Hipérbolas y elipses
trazan volutas de humo sobre el cielo de Alejandría
mientras el aroma dulzón del pergamino se extiende por las calles.
Los triángulos de Euclides y el universo de Tolomeo
se aferran a las sandalias de los mercaderes del Sahara.

Arden los alfabetos
y el olor a verbo quemado se mezcla
con el sudor acre de los soldados macedonios,
sazonado con las especias de los mercaderes de Oriente.
Una brisa suave arrastra las deltas hasta el delta del río,
varando a las taus hasta anclarlas en los espigones del puerto.
Arden las palabras y con ellas el Cosmos
su brillo oscurece en la noche los destellos del Faro.
El resplandor del fuego mece con las olas
los paños, las esencias, los mapas de otros mares,
rompe las constelaciones calcinadas junto al cabo de Loquias.
Todo el conocimiento se disuelve en las aguas,
y las cenizas se mezclan con las conchas
en la arena de la isla de Pharos.
Arde Alejandría mientras miro la noche,
mis pupilas reflejan los rescoldos
y
se alejan en las naves que abandonan el puerto.
Todo lo que he visto viaja a la otra orilla,
en ésta sólo quedan los restos de la sombra,
solitarias sigmas perdidas entre el grano.
Bebo cerveza en las tabernas de la antigua Racotis
para olvidar que he perdido los ojos.

II
Cuando humea el corazón después de la catástrofe,
y los recuerdos se exilian
y sabemos que serán enterrados en una tierra extraña
o mecidos por las aguas que nunca han azotado nuestra carne,
sentimos que no hay alfabeto que pueda combinarse
para contar con verdad lo que sabemos.
Guardamos nuestro frágil corazón en la región donde moran
los frágiles corazones de los hombres.
Aguardamos con dicha el toque de trompeta
que despierte las imágenes perdidas,
aguardamos con las cuencas vacías
a que nos sean devueltas las visiones,
mientras llega ese día
bebemos vino dulce y perdemos el sentido con cerveza,
desgarrando nuestro cuerpo con las conchas afiladas de la playa.
Esperando que olvido y cicatrices
nos recuerden que habitamos la tierra.

Audio del poema, recita Tomás Galindo







martes, 22 de abril de 2014

Ecuación de las rayas de la cebra

A Alan Mathison Turing


La tristeza,
singular como las rayas de la cebra,
arruga las fronteras en los mapas.
Embelesa la pupila,
la amolda a la curva suave de las dunas.
Arrastra hasta el pelaje
el trazado sinuoso de los deltas,
la línea de la costa.
El oro de los tigres,
la plata de los gatos,
el azabache del pez ángel
fluye en ecuaciones,
sedimenta en los genes,
se dispersa en desiertos felinos.
Todos los pigmentos de trazos singulares
en pieles del paisaje,
en paisajes de piel.
Tigres imitando los surcos de la arena,
archipiélagos copiando las escamas,
jirafas cartógrafas con mapas de las Cícladas,
Polinesia emergiendo en el lomo del guepardo.

A veces el álgebra fascina al ADN.

En Las bases químicas de la Morfogénesis (1952), Alan Turing propuso el origen y desarrollo de las formas en la naturaleza con modelos matemáticos y las describió mediante ecuaciones diferenciales.

"Esta entrada participa en el I Certamen de Cuentos de Ciencia organizado por el blog Cuantos y cuerdas"

martes, 15 de abril de 2014

La esfera de Eratóstenes poema de Maurice Riordan

La esfera

"¿Para qué perder el tiempo con la palabra?
La geometría ya existía antes de la creación"
(Kepler)



En una época en que —imaginar el mundo
como una esfera suspendida del cielo— significaba
pertenecer a una secta, Eratóstenes calculó
la circunferencia de la Tierra: una cifra que sobreviviría
incendios y destrucciones, recesiones de varios
siglos, y que llegaría a Colón como un rumor
(si no lo hubiese creído nunca habría zarpado).

De algo debió servir que Eratóstenes fuese el Bibliotecario
de Alejandría, que Alejandría estuviese
en el delta del Nilo, que el Nilo fuese en línea recta
hacia el sur por la arena hasta llegar a Siena
donde —había leído el bibliotecario— a mitad del verano
el sol de mediodía no proyecta sombra alguna, sino que hunde su brillo
en el fondo del pozo, incendiándolo como una antorcha
—como si la naturaleza y la historia hubiesen creado
una vasta figura euclidiana, el Museion
(él mismo) en uno de sus puntos: la base
de un cálculo que extendió el mapa más allá
de lo que cualquier emperador pudiera imaginar, y que casi
fue verdad cuando se vio a la Tierra lentamente
girar en el espacio como una esfera de agua.

¿Adoraba Eratóstenes al sol y al río?
¿Temía al duende del pantano, al etéreo genio?
Cuando mirando desde el puerto veía al otro lado
la curvatura del agua, la inclinación del faro, cuando año tras año
al estirar y aceitar sus pergaminos, desdoblaba
sus desgastados teoremas, ¿solamente se preguntaba?
¿O veía en ellos la sombra de una firma?

Maurice Riordan (Cork, 1953) del libro Floods

Eratóstenes y la circunferencia de la Tierra

"Eratóstenes fue un científico griego, nacido en el año 280 A.C., que averiguó la circunferencia de la tierra, con un sencillo pero ingenioso método que actualmente recibe su nombre.
Teniendo en cuenta, que durante el solsticio de verano, el sol caía en horizontal sobre un pozo situado en la ciudad de Siena (Asuán) Colocó un palo, verticalmente sobre la tierra, en la ciudad de Alejandría en el mismo día. Al comprobar, que existía una ligera inclinación de la sombra, decidió medir la distancia entre las dos ciudades. Teniendo en cuenta que el grado de inclinación de la sombra era de 7,5 grados, y la distancia entre las dos ciudades era de 840 kmts. Al dividir los 360 grados de la circunferencia entre los 7,5 grados y multiplicarlos por los 840 kmts, el resultado sería una medición aproximada de la circunferencia de la Tierra.
La precisión del método, a la vez que rudimentario, es impresionante". Texto de Atando Ciencia

domingo, 6 de abril de 2014

Máquinas de Michael Donaghy


Máquinas

Querida, ten presente la forma en que se parecen:
Esta pavana al clavicémbalo de Purcell
Y la bici de doce velocidades del corredor.

La maquinaria de la gracia siempre es simple.
Este trapezoide cromado, una rueda conectada
a los engranajes concéntricos,
Qué Ptolomeo soñaba y Schwinn ha perfeccionado,
Ha pasado. El ciclista, no el ciclo, conduciendo.
Y tocando, los acordes de Purcell en sentido opuesto.

Así que en esta conversación, o pulsación, si estuviera allí,
debería manejar sin esfuerzo los artilugios del amor,
como en el cielo de Dante, fundiéndose en el aire.

Si no es así, desde luego, he caído. Tanta es la casualidad,
La agilidad, el deseo que los amantes,
Como los ciclistas y clavecinistas saben que

Sólo moviéndose se pueden equilibrar,
Sólo mediante el equilibrio del movimiento.




Machines

Dearest, note how these two are alike:
This harpsicord pavane by Purcell
And the racer’s twelve-speed bike.

The machinery of grace is always simple.
This chrome trapezoid, one wheel connected
To another of concentric gears,
Which Ptolemy dreamt of and Schwinn perfected,
Is gone. The cyclist, not the cycle, steers.
And in the playing, Purcell’s chords are played away.

So this talk, or touch if I were there,
Should work its effortless gadgetry of love,
Like Dante’s heaven, and melt into the air.

If it doesn’t, of course, I’ve fallen. So much is chance,
So much agility, desire, and feverish care,
As bicyclists and harpsicordists prove

Who only by moving can balance,
Only by balancing move.

Michael Donaghy (New York 1954 – 2004) Poemas escogidos

viernes, 28 de marzo de 2014

Las estrellas de nuevo como una triste balada de Sirkka Turkka

Photo: Pertti Nisonen

Las estrellas de nuevo como una triste balada, y por las noches
los perros afinan sus violines rotos.
No dejo que la pena se acerque,
no permito que se aproxime.
Mil metros de nieve sobre mi corazón.
Murmuro para mis adentros, en la calle
canto en voz alta.
A veces me veo, de paso, con un sombrero, pasto
del viento, con alguna idea torcida.
Hablo de la muerte, cuando me refiero a la vida. Ando con los papeles
desordenados, no tengo ninguna teoría, sólo un perro que blasfema.
Cuando pido alcohol, me ofrecen helado,
Puede que sea un español, la raya del pelo
baja, me delata:
Puede que no parezca de aquí.
Sudo, tratando de hablar, mientras
Tiemblo.
más que mi muerte, lamento mi nacimiento.
Y todo lo que pido
son mil metros de nieve sobre de mi corazón.

Sirkka Turkka. Helsinski, 1939 del poemario Mies joka rakasti vaimoaan liikaa "El hombre que amó demasiado a su mujer",1979.


Versión original y en inglés del poema

Tähdet ovat taas kuin itkuinen balladi, ja aina iltaisin
koirat virittävät haljenneita viulujaan.
En anna surun tulla,
en päästä sitä lähelle.
Tuhat metriä lunta sydämen päälle.
Mutisen paljon itsekseni, kadulla
laulan ääneen.
Näen itseni joskus ohimennen, päässä hattu, oikea tuulen
ruoka, ja jokin ajatus kallellaan.
Puhun kuolemasta, kun tarkoitan elämää. Kuljen paperit
sekaisin, en omista yhtään teoriaa, vain kiroilevan koiran.
Kun pyydän viinaa, minulle tarjoillaan jäätelöä,
taidan sittenkin olla espanjalainen, tukanraja
tällä tavoin alhaalla, todellakaan:
en taida olla täältä päin.
Hikoilen ja yritän puhua, välillä taas
tärisen.
Melkein enemmän kuin kuolemaa, suren syntymääni.
Ja kaikki mitä pyydän
on tuhat metriä lunta sydämen päälle.

************

Stars are again like a teary ballad, and at nights
dogs tune their cloven violins.
I do not let sorrow come,
I do not let it near.
A thousand feet of snow over my heart.
I mumble a lot to myself, in the street
I sing aloud.
Sometimes I see myself in passing, with a hat, perfect food
for winds, with some thought or other aslant.
I talk about death, when I mean life. I walk with my papers
in a mess, I don’t own a single theory, only a swearing dog.
When I ask for liquor, I’m offered ice-cream,
I may be a Spaniard, with my hairline
low like this, indeed:
I may not be from these parts.
I sweat, trying to talk, once and a while
I tremble.
Almost more than for my death, I mourn for my birth.
And all I ask for
is a thousand feet of snow over my heart.

sábado, 22 de marzo de 2014

Ginebra de Philip Levine

Ginebra


La primera vez que bebí ginebra
pensé que debía ser tónico para el cabello.
Mi hermano birló la botella
a un tipo cuyo padre tuvo
un almacén que vendía bebidas alcohólicas
en aquella época antigua, honorable
en la que estas cosas eran consideradas
una droga. Tres de nosotros nos pasamos
la botella, cada trago aumentaba
nuestra incredulidad. ¿La gente paga
por esto? La gente debe conseguirla
de la misma forma que teníamos que conseguir
las mujeres que nunca tuvimos cerca.
(En realidad eran las niñas, pero
no importa, lo importante
era su impenetrabilidad).
Leo, el tercer pirado del grupo,
sugirió a mi hermano que tenía que haber
birlado whisky o brandy canadiense ,
pero Eddie defendió su elección
en base a las expresiones
"Casa de la Ginebra" y "Carril de la ginebra",
que indicaban la superioridad
de la ginebra en el mundo de la bebida,
un mundo en el que estábamos entrando sin
saber lo difícil
que podría ser la salida. Tal vez la felicidad
llegaría con la bebida
sólo después de un cierto período
de aprendizaje. Eddie la comparó
a la autoflagelación del hombre santo
para experimentar la plenitud de la fe.
(Estaba muy instruido para ser un chaval
de catorce años educado en la escuela pública)
Así que hicimos hueco y pasó la botella
una segunda y luego una tercera vez ,
en silencio cada uno de nosotros esperaba
alguna transformación . "Uno se acostumbra
a ella ", dijo Leo. " No le sacas
el gusto, pero te acostumbras a él"
Ahora sé que las neuronas
se fueron muriendo sin propósito terrenal,
que tres muchachos se estaban volviendo
cada vez más desespiritualizados
incluso cuando tenían en sí mismos
estos espíritus, pero entonces pensé
que estaba en el último reparto del mundo
con las estrellas de cine, que poco tiempo después
me estaría afeitando porque
el pelo brotaría
por la pradera plana
de mi pecho y se hundiría, incluso
en la ingle, que primero las niñas
y después las mujeres se sentirían atraídas
por mis encantos. Sorprendentemente, más tarde
sucedió algo de esto, pero
primero había que vaciar la botella,
y tres chicos
tenían que vaciarse de todo
lo que habían tomado tan dolorosamente
y por el medio aún más doloroso
de inclinarse por turnos sobre
la taza del inodoro
para cumplir su penitencia. A continuación
liar los cigarrillos, la inutilidad
de los programas garantizados
ejercicio, las mentiras elaboradas
de conquista que nadie se creía,
formas de tortura sexual y
de rechazo inimaginables. A continuación
nuestro cumpleaños decimoquinto,
acné, desodorantes, ladillas, ungüentos,
cortes de pelo masculinos, la solicitud de registro,
las victorias militares y políticas
de Dwight Eisenhower, que nos trajo a
Richard Nixon con la esposa y el perro.
Cualquier maravilla intentamos con la ginebra.

Philip Levine(Detroit, 10 de enero de 1928)

Philip Levine recita su poema "Gin"




Gin

The first time I drank gin
I thought it must be hair tonic.
My brother swiped the bottle
from a guy whose father owned
a drug store that sold booze
in those ancient, honorable days
when we acknowledged the stuff
was a drug. Three of us passed
the bottle around, each tasting
with disbelief. People paid
for this? People had to have
it, the way we had to have
the women we never got near.
(Actually they were girls, but
never mind, the important fact
was their impenetrability. )
Leo, the third foolish partner,
suggested my brother should have
swiped Canadian whiskey or brandy,
but Eddie defended his choice
on the grounds of the expressions
"gin house" and "gin lane," both
of which indicated the preeminence
of gin in the world of drinking,
a world we were entering without
understanding how difficult
exit might be. Maybe the bliss
that came with drinking came
only after a certain period
of apprenticeship. Eddie likened
it to the holy man's self-flagellation
to experience the fullness of faith.
(He was very well read for a kid
of fourteen in the public schools. )
So we dug in and passed the bottle
around a second time and then a third,
in the silence each of us expecting
some transformation. "You get used
to it," Leo said. "You don't
like it but you get used to it."
I know now that brain cells
were dying for no earthly purpose,
that three boys were becoming
increasingly despiritualized
even as they took into themselves
these spirits, but I thought then
I was at last sharing the world
with the movie stars, that before
long I would be shaving because
I needed to, that hair would
sprout across the flat prairie
of my chest and plunge even
to my groin, that first girls
and then women would be drawn
to my qualities. Amazingly, later
some of this took place, but
first the bottle had to be
emptied, and then the three boys
had to empty themselves of all
they had so painfully taken in
and by means even more painful
as they bowed by turns over
the eye of the toilet bowl
to discharge their shame. Ahead
lay cigarettes, the futility
of guaranteed programs of
exercise, the elaborate lies
of conquest no one believed,
forms of sexual torture and
rejection undreamed of. Ahead
lay our fifteenth birthdays,
acne, deodorants, crabs, salves,
butch haircuts, draft registration,
the military and political victories
of Dwight Eisenhower, who brought us
Richard Nixon with wife and dog.
Any wonder we tried gin.

Versión original
Philip Levine

domingo, 16 de marzo de 2014

Balada de la naranja y la uva de Muriel Rukeyser



Balada de la naranja y la uva

Después de terminar tu trabajo
de acabar tu jornada
de haber leído tu lectura
y escrito lo tuyo -
bajas a la calle hasta el puesto de perritos calientes,
a una manzana de aquí en la otra acera.
Una tarde sofocante en el Este de Harlem, en el siglo XX.

La mayoría de las ventanas están tapiadas,
las ratas huyen de un saco -
saliendo de un garaje de mala muerte
un Cadillac largo y brillante;
junto a la puerta de cristal del centro de drogadictos,
un hombre a quien le gustaría romperte la espalda.
Pero también hay una mujer morena con una niña vestida de rosa.

Salchichas, salchichas chisporrotean en la plancha
en la que se inclina el vendedor de perritos calientes
- en el mostrador no había nada más
que las dos máquinas de siempre,
la de zumo de uva, vacía, y la de naranja, vacía,
y yo frente a él entre los dos aparatos.
Un muchacho negro llega, mira los perritos calientes, y sigue su camino.

Miro al hombre que está de pie y echa
como de costumbre
el líquido de color púrpura brillante donde dice NARANJA
el de color anaranjado donde dice UVA,
el zumo de uva en la máquina de NARANJA
y el zumo de naranja en la de la UVA.
Sólo una palabra grande y clara, inconfundible, en cada máquina.

Le pregunto: ¿Cómo podemos seguir leyendo
y encontrar sentido a lo que leemos? -
¿Cómo pueden escribir y creer lo que escriben,
los jóvenes de la acera de enfrente,
si usted echa uva en NARANJA
y naranja donde dice UVA -?
(¿Cómo vamos a creer lo que leemos y escribimos y oímos, lo que decimos y lo que hacemos?)

Mira a las dos máquinas y sonríe
se encoge de hombros sonríe y sigue echando.
Podría ser violencia y no violencia
podria ser hombre y mujer blanco y negro
podria ser guerra y paz o cualquier
sistema binario, amor y odio, enemigo, amigo.
Sí y no, ser y no ser, lo que hacemos y lo que no hacemos.

En una esquina en el este de Harlem
basura, lectura, una gran sonrisa, violación,
olvido, una calle de crimen,
miseria, esperanza marchita,
un hombre sigue echando uva en NARANJA
y naranja donde dice UVA,
echando naranja en UVA y uva en NARANJA siempre.




Ballad of Orange and Grape


After you finish your work
after you do your day
after you've read your reading
after you've written your say —
you go down the street to the hot dog stand,
one block down and across the way.
On a blistering afternoon in East Harlem in the twentieth century.

Most of the windows are boarded up,
the rats run out of a sack —
sticking out of the crummy garage
one shiny long Cadillac;
at the glass door of the drug-addiction center,
a man who'd like to break your back.
But here's a brown woman with a little girl dressed in rose and pink, too.

Frankfurters, frankfurters sizzle on the steel
where the hot-dog-man leans —
nothing else on the counter
but the usual two machines,
the grape one, empty, and the orange one, empty,
I face him in between.
A black boy comes along, looks at the hot dogs, goes on walking.

I watch the man as he stands and pours
in the familiar shape
bright purple in the one marked ORANGE
orange in the one marked GRAPE,
the grape drink in the machine marked ORANGE
and orange drink in the GRAPE.
Just the one word large and clear, unmistakable, on each machine.

I ask him: How can we go on reading
and make sense out of what we read? —
How can they write and believe what they're writing,
the young ones across the street,
while you go on pouring grape into ORANGE
and orange into the one marked GRAPE —?
(How are we going to believe what we read and what we write and we hear and we say and we do?)

He looks at the two machines and he smiles
and he shrugs and smiles and pours again.
It could be violence and nonviolence
it could be white and black women and men
it could be war and peace or any
binary system, love and hate, enemy, friend.
Yes and no, be and not-be, what we do and what we don't do.

On a corner in East Harlem
garbage, reading, a deep smile, rape,
forgetfulness, a hot street of murder,
misery, withered hope,
a man keeps pouring grape into ORANGE
and orange into the one marked GRAPE,
pouring orange into GRAPE and grape into ORANGE forever.


Muriel Rukeyser (1913–1980)

viernes, 14 de marzo de 2014

El número Pi de Wislawa Szymborska

14 de marzo, dia de la aproximación a Pi

Número irracional que pertenece a los números reales y se representa por 3,14 en su forma más sencilla



El número Pi, poema de Wislawa Szymborska

El admirable número Pi
tres coma uno cuatro uno.
Las cifras que siguen son también preliminares
cinco nueve dos porque jamás acaba.
No puede abarcarlo seis cinco tres cinco la mirada,
ocho nueve ni el cálculo
siete nueve ni la imaginación,
ni siquiera tres dos tres ocho un chiste, es decir, una comparación
cuatro seis con cualquier otra cosa
dos seis cuatro tres de este mundo.
La serpiente más larga de la tierra suma equis metros y se acaba.
Y lo mismo las serpientes míticas aunque tardan más.
El séquito de digitos del número Pi
llega al final de la página y no se detiene,
sigue, recorre la mesa, el aire,
una pared, una hoja, un nido de pájaros, las nubes, hasta llegar
directo al cielo,
perderse en la insondable hinchazón del cielo.
¡Qué breve la cola de un cometa, cual la de un ratón!
¡Qué endeble el rayo de un astro si se curva en la insignificancia
del espacio!
Mientras aqui dos tres quince trescientos diecinueve
mi número de teléfono la talla de tu camisa
el año mil novecientos sesenta y tres sexto piso
el número de habitantes sesenta y cinco céntimos
dos pulgadas de cintura una charada y un mensaje cifrado
que dice vuela mi ruiseñor y canta
y también se ruega guardar silencio,
y se extinguirán cielo y tierra,
pero el número Pi no, jamás,
seguirá su camino con su nada despreciable cinco
con su en absoluto vulgar ocho
con su ni por asomo postrero siete,
empujando, ¡ay!, empujando a durar
a la perezosa eternidad.

Wislawa Szymborska (Prowent, 1923 - Cracovia, 2012)

martes, 4 de febrero de 2014

Corner of the silenced de Juan Carlos Pajares


Aforismos del Pájaro

Grecia, troika, recortes, mordaza, desahuciados, paraísos fiscales y también los otros "Asoman tiritando los estambres de la flor malva del azafrán entre la helada..." y las ¿utopías? “Urge un reparto equitativo de la pobreza” y...



3
Suspendido de un árbol en la Plaza Sintagma cuelga un Sustantivo singular. Oscilante compás, vaivén macabro, metrónomo que mide la síncopa que bailan ufanos los especuladores.

19
Sopló todo el invierno una miseria huracanada que arrancaba de cuajo los corazones. Por debajo de cero las cuentas corrientes. Fue un temporal de componente norte que secuestró a la gente en sus casas, aquellas que aún se mantenían en pie. No había ilusiones con las que encender fuego. Cuando sobrevino el deshielo se licuaron las almas y desaparecieron en silencio por las alcantarillas.

16
El día del fin del mundo se levantó despacio, hizo café, se fumó todo el tabaco y salió a la calle. Si la piedra empezaba a girar al revés, ¿volveríamos también nosotros a ser hombres? Quería ver al sol ponerse por última vez por el Este, los océanos chocar contra las costas, la tierra libre por fin de esta plaga infecta. Volvió a casa, desolado, al anochecer. Lo peor de todo es que no le quedaba tabaco.

11
Asoman tiritando los estambres de la flor malva del azafrán entre la helada. Las yeguas patean buscando brotes tiernos bajo el hielo. La ventisca es un látigo en el rostro. Cuesta creer que alguna vez fue primavera.

52
Seis de los que bajaron ya no subieron. Se quedaron en la entraña oscura y enfangada entibando la tierra para que no se derrumbe bajo nuestros pies, apuntalando nuestros recuerdos para que no olvidemos jamás.

Corner of the silenced (Un año en TAM TAM PRESS)’, de Juan Carlos Pajares, publicado por Eolas.

Todos los Aforismos del Pájaro en TAM TAM PRESS




sábado, 18 de enero de 2014

Defensa de los lobos contra los corderos



Defensa de los lobos contra los corderos


¿queréis que los buitres devoren nomeolvides?
¿del chacal qué cosa pretendéis,
que se despoje de su piel, y del lobo:
debe arrancarse por sí mismo los colmillos?
¿qué os disgusta tanto
de comisarios y pontífices?
¿qué miráis boquiabiertos
en la mentirosa pantalla del televisor?
¿quién le cose al mariscal
la franja de sangre en los pantalones?
¿quién le trinca el capón al usurero?
¿quién se cuelga orgulloso del ombligo gruñón
esas cruces de lata? ¿quién
coge la propina, la moneda de plata,
el óbolo del silencio?

muchos son los robados, y pocos los ladrones.
pero ¿quién los aplaude? ¿quién
los condecora y distingue? ¿quién
está hambriento de mentiras?

contemplaos al espejo: cobardes
que os asusta la verdad fatigosa
y os repugna aprender
y encomendáis a los lobos la función de pensar.
un anillo en la nariz es vuestra joya predilecta.
para vosotros ningún engaño es lo bastante estúpido,
ningún consuelo demasiado barato,
ningún chantaje demasiado blando.
comparados a vosotros, corderos
que mutuamente enceguecéis
son fraternales las cornejas. - 13 -
Entre los poetas míos… Hans Magnus Enzensberger

entre los lobos reina la hermandad:
siempre van en manadas.
alabados sean los ladrones: vosotros
invitándolos a la violación,
os echáis en las camas podridas
de la obediencia, y mentís
incluso gimoteando, lo que deseáis
es que os devoren. Vosotros
no cambiaréis el mundo.

Magnus Enzensberger. Traducción de Heberto Padilla


Blues de la clase media (Middle class blues)

No hemos sido despedidos del trabajo.
No pasamos hambre.
Nosotros comemos.

Crece la hierba,
el producto social,
las uñas,
el pasado.

Las calles están vacías.
Los cierres son perfectos.
Las sirenas callan.
Todo eso pasará.

Los muertos han hecho su testamento.
La lluvia se ha transformado en llovizna.
La guerra aún no ha sido declarada.
Eso no corre prisa.

Comemos la hierba,
comemos del producto social,
comemos las uñas,
comemos el pasado.

Nada tenemos que ocultar,
nada tenemos que perder,
no tenemos nada que decir.
Lo hemos hecho.

El reloj se ha estropeado.
Las cuentas han sido pagadas
La colada ya está terminada.
El último autobús que pasa
está vacío.

No podemos quejarnos
¿Qué estamos esperando, pues?

Magnus Enzensberger (Versión: Demófilo.)