/ El establo de Pegaso: diciembre 2009

jueves, 31 de diciembre de 2009

Entropía

El caos busca cita




Lomo a lomo en la repisa
la poesía de Catulo junto al Jardín de los cerezos,
La salida del alma hacia la luz del día aplastando al Sueño de Escipión,
Títulos que crean sucesiones anacrónicas.
El caos busca cita
acariciando el espinazo del Zohar con Juegos de la edad tardía.
Confusa seducción
Incierto azar que degusta con salmón el pecado de la carne.

martes, 29 de diciembre de 2009

Raritan blues poema de Eduardo Chirinos

Raritan blues




Para Margarita Sánchez

Aquí no hay bulla ni miseria,
sólo un bosque de árboles mojados y cientos de ardillas
correteando vivaces o escarbando una nuez.
A lo lejos un puente
una interminable fila de automóviles retorna a sus hogares
y nubes balando ante un perro pastor y amarillo.
¿Eres tú quien camina en las riberas del Raritan?
Recuerdo un río triste y marrón donde las ratas
disputan su presa con los perros
y aburridos gallinazos espulgándose las plumas bajo el sol.
Ni bulla ni miseria.
El río fluye educado como en una tarjeta postal
y nos habla igual que hace siglos, congelándose y
descongelándose,
viendo crecer a sus orillas cabañas, iglesias, burdeles,
plantas refinadoras de petróleo.
Escucho el vasto rumor del Raritan, el silencio de los patos,
de los enormes gansos salvajes.
Han venido desde Ontario hasta New Brunswick,
con las primeras nieves volarán al sur.
Dicen que el río es la vida y el mar la muerte.
He aquí mi elegía:
un río es un río
y la muerte un asunto que no nos debe importar.

Eduardo Chirinos (Lima, 1960)

viernes, 25 de diciembre de 2009

Delmore Schwartz

En la cama vacía, en la caverna de Platón



En la cama vacía, en la caverna de Platón,
Las luces reflejadas se deslizaron lentamente sobre la pared,
Los carpinteros martillearon bajo la ventana en sombras,
El viento movió toda la noche las cortinas,
Una flota de camiones cuesta arriba, renqueando,
Con la carga cubierta, como de costumbre.
El techo se iluminó una vez más, el diagrama inclinado
se deslizó hacia delante con lentitud.
Al escuchar los pasos del lechero,
su esfuerzo en la escalera, el sonido de las botellas,
me levanté de la cama, encendí un pitillo,
y me acerqué a la ventana. La calle de piedra
fue testigo del silencio de los edificios,
la vigilia de los faroles y la paciencia del caballo.
El cielo puro del invierno
me empujó a la cama con ojos cansados.

La extrañeza crecía en el aire inmóvil. La flotante neblina
se volvió gris. Temblorosos vagones, cataratas de cascos
sonaban en la lejanía, cada vez más fuerte y más cerca.
Un coche tosió al arrancar. La mañana fundiendo
el aire con suavidad, levantó las sillas semicubiertas
Desde el fondo del mar, encendió el espejo,
iluminó la cómoda y la pared blanca.
El pájaro ensayó su canto, silbó, gorjeó,
trinó y silbó, así! Perplejo, todavía húmedo
Por el sueño, afectuoso, hambriento y frío. Así, así
Oh hijo del hombre, la noche ignorante, el anhelo
De la mañana temprana, el misterio del comienzo
Una y otra vez.
Mientras que la historia no perdona.

In the naked bed, in Plato's cave

In the naked bed, in Plato's cave,
Reflected headlights slowly slid the wall,
Carpenters hammered under the shaded window,
Wind troubled the window curtains all night long,
A fleet of trucks strained uphill, grinding,
Their freights covered, as usual.
The ceiling lightened again, the slanting diagram
Slid slowly forth.
Hearing the milkman's clop,
his striving up the stair, the bottle's chink,
I rose from bed, lit a cigarette,
And walked to the window. The stony street
Displayed the stillness in which buildings stand,
The street-lamp's vigil and the horse's patience.
The winter sky's pure capital
Turned me back to bed with exhausted eyes.

Strangeness grew in the motionless air. The loose
Film grayed. Shaking wagons, hooves' waterfalls,
Sounded far off, increasing, louder and nearer.
A car coughed, starting. Morning softly
Melting the air, lifted the half-covered chair
From underseas, kindled the looking-glass,
Distinguished the dresser and the white wall.
The bird called tentatively, whistled, called,
Bubbled and whistled, so! Perplexed, still wet
With sleep, affectionate, hungry and cold. So, so,
O son of man, the ignorant night, the travail
Of early morning, the mystery of the beginning
Again and again,
while history is unforgiven.

Delmore Schwartz (8 December 1913 – 11 July 1966)
Summer Knowledge: New and Selected Poems

Añado el comentario que un lector anónimo ha dejado en esta entrada

Delmore Schwartz animó a Lou Reed a escribir y éste lo consideraba su maestro. Tiene un tema que me gusta mucho "My House" que está dedicado a él.

"My House"
The image of the poet's in the breeze
Canadian geese are flying above the trees
A mist is hanging gently on the lake
My house is very beautiful at night
My friend and teacher occupies a spare room
He's dead -- at peace at last the Wandering Jew
Other friends has put stones on his grave
He was the first great man that I had ever met
Sylvia and I got out our Ouija Board
To dial a spirit -- across the room it soared
We were happy and amazes at what we saw
Blazing stood the proud and regal name Delmore
Delmore, I missed all your funny ways
I missed your jokes and the brilliant things you said
My Dedalus to your Bloom
Was such a perfect wit
And to find you in my house
Makes things perfect
I really got a lucky life
My writhing, my motorcycle and my wife
And to top it all off a spirit of pure poetry
Is living in this stone and wood house with me
The image of the poet's in the breeze
Canadian geese are flying above the trees
A mist is hanging gently on the lake
Our house is very beautiful at night
Our house is very beautiful at night
Our house is very beautiful at night
Our house is very beautiful at night

martes, 22 de diciembre de 2009

Joaquín Giannuzzi poemas



Fotografía de Julián Blázquez

SUEÑO DEL NADADOR

El nadador ha pulido
su artesanía de joven felino
para corresponder
a los principios míticos del agua.
La coreografía empieza desde un punto
aéreo, elastizado,
donde el filo del trampolín revela
la soledad de una energía
concentrada en suspenso y en el cielo.
El conjunto se afina hasta crear
una mínima carne liberada
de carga emocional. Ahora solo basta
el pulmón feliz. Suelta su amarra
la tensionada fibra, se desprende, salta
y en rápida parábola
entra como un cuchillo en un reinado lento.
El agua vibra al sol como estrellada.
Convertida en mujer
con un baile en su seno se incorpora
una segunda alegría. El huésped cae
y largamente se demora abajo
como probando
la impune gracia de permanecer
para siempre en la azul profundidad,
palpando sus opciones
y sus posibles sueños venideros.
Pero aquí vuelve, sacudiendo un resto
de ensoñación goteada
a su estado mortal, con paso herido,
al triste error, vacilando
entre rígidos objetos aplastados
y su cuadrado peso.

MOMENTO INVERNAL

¿Qué haremos con esta escena accidental
-hojas reunidas por el viento del sur hacia la puerta sino
aislarla como un conocimiento ilusorio?
Todo movimiento es circular
en el rincón del muro, allí
donde las hojas corren para girar sobre sí mismas
al aullido de una ráfaga fría y discontinua.
Lugares comunes de la materia invernal.
¿Debemos otorgarles
una intención de belleza y resurrección
a partir de la confusión del polvo estacional?
Tal es nuestro posible conocimiento: un anhelo
susurrando en las hojas secas, una horrible
tristeza en una tarde de nuestro tiempo.
Y en el rincón del muro la certeza y el residuo
de una disolución universal.


MOSCA FINAL

Tiesa en el vidrio y su engaño, todavía
se aferra a un resto de luz menguante.
Calmada forma final
ya no tiene razón contra el invierno.
Un fracaso a la vista del cielo:
veo la dignidad
de concluir con la tarde, en un gris moribundo
aplastado a lo traslúcido. Una pizca
de frío residuo planetario
hacia abajo chupado, a lo indistinto.
En su descenso cumple
una certeza de orden, mientras ignoro
la ley de mi propia disolución.
La muerte
no me reserva esa lógica suave,
su tranquila mecánica
sino un final inexacto, sometido
a un desesperado anhelo personal.

Joaquín Giannuzzi (Argentina,1924-2004)

viernes, 18 de diciembre de 2009

Tres poemas de John F. Deane




En la ribera del Dodder

El poeta Yeats podría haber sido ese ave
- en las alturas, vigilante; habilidosa;
atenta, a través de su propia imagen
al fluir de las aguas del río;

poeta orando, tanta
concentración y consideración, tantos
pasos lentos a través de ese terreno familiar
dueño de la más mortal de las intenciones.

En las ramas del aliso, tiras de plástico,
trapos en descomposición
igual que alrededor de los lugares sagrados y de peregrinación
donde los milagros ciertamente sucedieron;

viejo pájaro crujiente, arrastrando el ala
destrozada, apelando a nuestra misericordia,
dirigiéndose hacia la maleza, donde Dios
ha entregado su vida por la garza blanca.



El Serbal

Existe una sensación de esto en tanto imposición
el reverdecer, el florecimiento, la brusca, lacónica puesta en escena
de los frutos escarlatas. Hasta el retorno de la desnudez

y la quietud, la pulpa oscura resplandeciendo bajo la lluvia
y el petirrojo solitario visible nuevamente en su cantar,
esa gracia que podrá ser hallada en la absoluta resistencia.


Poemas de John F. Deane (Irlanda, 1943). Traducción de Esteban Moore. Tomados de la revista Prometeo

martes, 15 de diciembre de 2009

Memoria de la seda




Mis fibras,
como las de la seda,
se transforman cuando la memoria recuerda los lugares donde fueron tejidas.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Café amargo


El cuervo ha varado en el fondo de tu taza,
creías que era café amargo
y sin notarlo
le has devorado el corazón.
Veo posos en esa mirada que aletea
y se cierne
buscando fundirse en azúcar impalpable
vísceras de terciopelo en el hueco que todavía late.
Iza el reflejo sobre lo funesto
eleva la sombra sobre el fuego del arúspice
sé dulzura en las entrañas,
viento favorable que no esparce la agonía,
aroma ritual.