Me gusta mucho este escritor rumano, Max Blecher, autor del Cuerpo transparente, su único libro de poemas, que ha sido publicado recientemente en un volumen bilingüe por la editorial Rosa Cúbica y traducido del rumano por Joaquín Garrigós. Además escribió tres novelas Acontecimientos de la irrealidad inmediata, La guarida iluminada y Corazones cicatrizados; las dos primeras publicadas en un solo tomo por la editorial Aletheia.
Max Blecher tuvo una vida muy corta, de apenas 29 años (1909-1938), de los que los se pasó los diez últimos inmovilizado dentro de un corsé de escayola debido a una tuberculosis ósea que contrajo en París cuando acudió a esta ciudad a estudiar medicina. Su poesía, eminentemente surrealista, posee imágenes imprevisibles en las que puede adivinarse su enfermedad.
Se relacionó con numerosos autores de su época, Bretón, por ejemplo publicó algunos de sus poemas y Eugène Ionesco elogió su obra; pero tras su muerte, fue injustamente olvidado. Se unieron diferentes circunstancias, primero ser judío en una época trágica, segundo su escritura surrealista nunca fue bien vista por el poder comunista, enfrentado con este movimiento y, finalmente, escribir en una lengua minoritaria.
En la orilla
Esto es lo que verás en el mar
Buques como cabezas de ahogados con el cigarrillo aún en la boca
Soñando y fumando navegan a Estambul
En la orilla hombres como suicidas que se han librado de la muerte
Soñando y fumando pasean al atardecer.
Paseo Marino
A I. Ludo
La sangre del mar circula roja por los corales
El corazón profundo del agua me zumba en los oídos
Estoy en el fondo del cielo de las olas
En el sótano de las aguas profundas
A la luz muerta del fúnebre cristal
Peces menudos como juguetes de platino
Recorren mi pelo que ondea
Peces grandes como jaurías de perros
Sorben con rapidez las aguas. Estoy solo
Levanto el brazo y compruebo su peso líquido
Pienso en una rueda dentada, en una palmera
En vano intento silbar
Es como si atravesara la masa de una melancolía
Y diríase que siempre ha sido así
A medias hermoso y a medias triste.
Max Blecher tuvo una vida muy corta, de apenas 29 años (1909-1938), de los que los se pasó los diez últimos inmovilizado dentro de un corsé de escayola debido a una tuberculosis ósea que contrajo en París cuando acudió a esta ciudad a estudiar medicina. Su poesía, eminentemente surrealista, posee imágenes imprevisibles en las que puede adivinarse su enfermedad.
Se relacionó con numerosos autores de su época, Bretón, por ejemplo publicó algunos de sus poemas y Eugène Ionesco elogió su obra; pero tras su muerte, fue injustamente olvidado. Se unieron diferentes circunstancias, primero ser judío en una época trágica, segundo su escritura surrealista nunca fue bien vista por el poder comunista, enfrentado con este movimiento y, finalmente, escribir en una lengua minoritaria.
En la orilla
Esto es lo que verás en el mar
Buques como cabezas de ahogados con el cigarrillo aún en la boca
Soñando y fumando navegan a Estambul
En la orilla hombres como suicidas que se han librado de la muerte
Soñando y fumando pasean al atardecer.
Paseo Marino
A I. Ludo
La sangre del mar circula roja por los corales
El corazón profundo del agua me zumba en los oídos
Estoy en el fondo del cielo de las olas
En el sótano de las aguas profundas
A la luz muerta del fúnebre cristal
Peces menudos como juguetes de platino
Recorren mi pelo que ondea
Peces grandes como jaurías de perros
Sorben con rapidez las aguas. Estoy solo
Levanto el brazo y compruebo su peso líquido
Pienso en una rueda dentada, en una palmera
En vano intento silbar
Es como si atravesara la masa de una melancolía
Y diríase que siempre ha sido así
A medias hermoso y a medias triste.
Pastoral
Hay una extensión de plantas con dedos de agua
Bébetela y mira
Las sayas de encaje de la leche cruda
Los gigantes subterráneos se han ahogado en el azul del cielo
Y los lagos bocas abiertas se han quedado petrificados
Cuatro bueyes debajo de un árbol, desafiando la realidad
Se ponen de rodillas y se adornan los cuernos
Con flores de mandrágora
Pasa por las nubes la perfección del llanto
Y los corderillos maman en las ubres de la lluvia
El planeta del sueño se extiende por los campos
Por la onda del manantial corren los últimos reflejos
Como las últimas palabras lúcidas de un moribundo
Mientras tú embrujas, veo
Con los huesecillos ornamentales y fatales de
Nuestro amor.
Hay una extensión de plantas con dedos de agua
Bébetela y mira
Las sayas de encaje de la leche cruda
Los gigantes subterráneos se han ahogado en el azul del cielo
Y los lagos bocas abiertas se han quedado petrificados
Cuatro bueyes debajo de un árbol, desafiando la realidad
Se ponen de rodillas y se adornan los cuernos
Con flores de mandrágora
Pasa por las nubes la perfección del llanto
Y los corderillos maman en las ubres de la lluvia
El planeta del sueño se extiende por los campos
Por la onda del manantial corren los últimos reflejos
Como las últimas palabras lúcidas de un moribundo
Mientras tú embrujas, veo
Con los huesecillos ornamentales y fatales de
Nuestro amor.
Traducción de Joaquín Garrigós
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