Lomo a lomo en la repisa la poesía de Catulo junto al Jardín de los cerezos, La salida del alma hacia la luz del día aplastando al Sueño de Escipión, Títulos que crean sucesiones anacrónicas. El caos busca cita acariciando el espinazo del Zohar con Juegos de la edad tardía. Confusa seducción Incierto azar que degusta con salmón el pecado de la carne.
Aquí no hay bulla ni miseria, sólo un bosque de árboles mojados y cientos de ardillas correteando vivaces o escarbando una nuez. A lo lejos un puente una interminable fila de automóviles retorna a sus hogares y nubes balando ante un perro pastor y amarillo. ¿Eres tú quien camina en las riberas del Raritan? Recuerdo un río triste y marrón donde las ratas disputan su presa con los perros y aburridos gallinazos espulgándose las plumas bajo el sol. Ni bulla ni miseria. El río fluye educado como en una tarjeta postal y nos habla igual que hace siglos, congelándose y descongelándose, viendo crecer a sus orillas cabañas, iglesias, burdeles, plantas refinadoras de petróleo. Escucho el vasto rumor del Raritan, el silencio de los patos, de los enormes gansos salvajes. Han venido desde Ontario hasta New Brunswick, con las primeras nieves volarán al sur. Dicen que el río es la vida y el mar la muerte. He aquí mi elegía: un río es un río y la muerte un asunto que no nos debe importar.
En la cama vacía, en la caverna de Platón, Las luces reflejadas se deslizaron lentamente sobre la pared, Los carpinteros martillearon bajo la ventana en sombras, El viento movió toda la noche las cortinas, Una flota de camiones cuesta arriba, renqueando, Con la carga cubierta, como de costumbre. El techo se iluminó una vez más, el diagrama inclinado se deslizó hacia delante con lentitud. Al escuchar los pasos del lechero, su esfuerzo en la escalera, el sonido de las botellas, me levanté de la cama, encendí un pitillo, y me acerqué a la ventana. La calle de piedra fue testigo del silencio de los edificios, la vigilia de los faroles y la paciencia del caballo. El cielo puro del invierno me empujó a la cama con ojos cansados.
La extrañeza crecía en el aire inmóvil. La flotante neblina se volvió gris. Temblorosos vagones, cataratas de cascos sonaban en la lejanía, cada vez más fuerte y más cerca. Un coche tosió al arrancar. La mañana fundiendo el aire con suavidad, levantó las sillas semicubiertas Desde el fondo del mar, encendió el espejo, iluminó la cómoda y la pared blanca. El pájaro ensayó su canto, silbó, gorjeó, trinó y silbó, así! Perplejo, todavía húmedo Por el sueño, afectuoso, hambriento y frío. Así, así Oh hijo del hombre, la noche ignorante, el anhelo De la mañana temprana, el misterio del comienzo Una y otra vez. Mientras que la historia no perdona.
In the naked bed, in Plato's cave
In the naked bed, in Plato's cave, Reflected headlights slowly slid the wall, Carpenters hammered under the shaded window, Wind troubled the window curtains all night long, A fleet of trucks strained uphill, grinding, Their freights covered, as usual. The ceiling lightened again, the slanting diagram Slid slowly forth. Hearing the milkman's clop, his striving up the stair, the bottle's chink, I rose from bed, lit a cigarette, And walked to the window. The stony street Displayed the stillness in which buildings stand, The street-lamp's vigil and the horse's patience. The winter sky's pure capital Turned me back to bed with exhausted eyes.
Strangeness grew in the motionless air. The loose Film grayed. Shaking wagons, hooves' waterfalls, Sounded far off, increasing, louder and nearer. A car coughed, starting. Morning softly Melting the air, lifted the half-covered chair From underseas, kindled the looking-glass, Distinguished the dresser and the white wall. The bird called tentatively, whistled, called, Bubbled and whistled, so! Perplexed, still wet With sleep, affectionate, hungry and cold. So, so, O son of man, the ignorant night, the travail Of early morning, the mystery of the beginning Again and again, while history is unforgiven.
Añado el comentario que un lector anónimo ha dejado en esta entrada
Delmore Schwartz animó a Lou Reed a escribir y éste lo consideraba su maestro. Tiene un tema que me gusta mucho "My House" que está dedicado a él.
"My House" The image of the poet's in the breeze Canadian geese are flying above the trees A mist is hanging gently on the lake My house is very beautiful at night My friend and teacher occupies a spare room He's dead -- at peace at last the Wandering Jew Other friends has put stones on his grave He was the first great man that I had ever met Sylvia and I got out our Ouija Board To dial a spirit -- across the room it soared We were happy and amazes at what we saw Blazing stood the proud and regal name Delmore Delmore, I missed all your funny ways I missed your jokes and the brilliant things you said My Dedalus to your Bloom Was such a perfect wit And to find you in my house Makes things perfect I really got a lucky life My writhing, my motorcycle and my wife And to top it all off a spirit of pure poetry Is living in this stone and wood house with me The image of the poet's in the breeze Canadian geese are flying above the trees A mist is hanging gently on the lake Our house is very beautiful at night Our house is very beautiful at night Our house is very beautiful at night Our house is very beautiful at night
El nadador ha pulido su artesanía de joven felino para corresponder a los principios míticos del agua. La coreografía empieza desde un punto aéreo, elastizado, donde el filo del trampolín revela la soledad de una energía concentrada en suspenso y en el cielo. El conjunto se afina hasta crear una mínima carne liberada de carga emocional. Ahora solo basta el pulmón feliz. Suelta su amarra la tensionada fibra, se desprende, salta y en rápida parábola entra como un cuchillo en un reinado lento. El agua vibra al sol como estrellada. Convertida en mujer con un baile en su seno se incorpora una segunda alegría. El huésped cae y largamente se demora abajo como probando la impune gracia de permanecer para siempre en la azul profundidad, palpando sus opciones y sus posibles sueños venideros. Pero aquí vuelve, sacudiendo un resto de ensoñación goteada a su estado mortal, con paso herido, al triste error, vacilando entre rígidos objetos aplastados y su cuadrado peso.
MOMENTO INVERNAL
¿Qué haremos con esta escena accidental -hojas reunidas por el viento del sur hacia la puerta sino aislarla como un conocimiento ilusorio? Todo movimiento es circular en el rincón del muro, allí donde las hojas corren para girar sobre sí mismas al aullido de una ráfaga fría y discontinua. Lugares comunes de la materia invernal. ¿Debemos otorgarles una intención de belleza y resurrección a partir de la confusión del polvo estacional? Tal es nuestro posible conocimiento: un anhelo susurrando en las hojas secas, una horrible tristeza en una tarde de nuestro tiempo. Y en el rincón del muro la certeza y el residuo de una disolución universal.
MOSCA FINAL
Tiesa en el vidrio y su engaño, todavía se aferra a un resto de luz menguante. Calmada forma final ya no tiene razón contra el invierno. Un fracaso a la vista del cielo: veo la dignidad de concluir con la tarde, en un gris moribundo aplastado a lo traslúcido. Una pizca de frío residuo planetario hacia abajo chupado, a lo indistinto. En su descenso cumple una certeza de orden, mientras ignoro la ley de mi propia disolución. La muerte no me reserva esa lógica suave, su tranquila mecánica sino un final inexacto, sometido a un desesperado anhelo personal.
El poeta Yeats podría haber sido ese ave - en las alturas, vigilante; habilidosa; atenta, a través de su propia imagen al fluir de las aguas del río;
poeta orando, tanta concentración y consideración, tantos pasos lentos a través de ese terreno familiar dueño de la más mortal de las intenciones.
En las ramas del aliso, tiras de plástico, trapos en descomposición igual que alrededor de los lugares sagrados y de peregrinación donde los milagros ciertamente sucedieron;
viejo pájaro crujiente, arrastrando el ala destrozada, apelando a nuestra misericordia, dirigiéndose hacia la maleza, donde Dios ha entregado su vida por la garza blanca.
El Serbal
Existe una sensación de esto en tanto imposición el reverdecer, el florecimiento, la brusca, lacónica puesta en escena de los frutos escarlatas. Hasta el retorno de la desnudez
y la quietud, la pulpa oscura resplandeciendo bajo la lluvia y el petirrojo solitario visible nuevamente en su cantar, esa gracia que podrá ser hallada en la absoluta resistencia.
Poemas de John F. Deane (Irlanda, 1943). Traducción de Esteban Moore. Tomados de la revista Prometeo
El cuervo ha varado en el fondo de tu taza, creías que era café amargo y sin notarlo le has devorado el corazón. Veo posos en esa mirada que aletea y se cierne buscando fundirse en azúcar impalpable vísceras de terciopelo en el hueco que todavía late. Iza el reflejo sobre lo funesto eleva la sombra sobre el fuego del arúspice sé dulzura en las entrañas, viento favorable que no esparce la agonía, aroma ritual.
La memoria y el mar es un bálsamo para el espíritu. Me gusta tanto que la cuelgo por partida doble. Léo Ferré y Amancio Prada.
Leo Ferre La marée, je l'ai dans le cœur qui me remonte comme un signe La marea, la tengo en el corazón me zarandea como un signo
La marée, je l'ai dans le cœur Qui me remonte comme un signe Je meurs de ma petite sœur, de mon enfance et de mon cygne Un bateau, ça dépend comment On l'arrime au port de justesse Il pleure de mon firmament Des années lumières et j'en laisse Je suis le fantôme jersey Celui qui vient les soirs de frime Te lancer la brume en baiser Et te ramasser dans ses rimes Comme le trémail de juillet Où luisait le loup solitaire Celui que je voyais briller Aux doigts de sable de la terre
Rappelle-toi ce chien de mer Que nous libérions sur parole Et qui gueule dans le désert Des goémons de nécropole Je suis sûr que la vie est là Avec ses poumons de flanelle Quand il pleure de ces temps là Le froid tout gris qui nous appelle Je me souviens des soirs là-bas Et des sprints gagnés sur l'écume Cette bave des chevaux ras Au raz des rocs qui se consument Ö l'ange des plaisirs perdus Ö rumeurs d'une autre habitude Mes désirs dès lors ne sont plus Qu'un chagrin de ma solitude
Et le diable des soirs conquis Avec ses pâleurs de rescousse Et le squale des paradis Dans le milieu mouillé de mousse Reviens fille verte des fjords Reviens violon des violonades Dans le port fanfarent les cors Pour le retour des camarades Ö parfum rare des salants Dans le poivre feu des gerçures Quand j'allais, géométrisant, Mon âme au creux de ta blessure Dans le désordre de ton cul Poissé dans des draps d'aube fine Je voyais un vitrail de plus, Et toi fille verte, mon spleen
Les coquillages figurant Sous les sunlights cassés liquides Jouent de la castagnette tans Qu'on dirait l'Espagne livide Dieux de granits, ayez pitié De leur vocation de parure Quand le couteau vient s'immiscer Dans leur castagnette figure Et je voyais ce qu'on pressent Quand on pressent l'entrevoyure Entre les persiennes du sang Et que les globules figurent Une mathématique bleue, Sur cette mer jamais étale D'où me remonte peu à peu Cette mémoire des étoiles
Cette rumeur qui vient de là Sous l'arc copain où je m'aveugle Ces mains qui me font du fla-fla Ces mains ruminantes qui meuglent Cette rumeur me suit longtemps Comme un mendiant sous l'anathème Comme l'ombre qui perd son temps À dessiner mon théorème Et sous mon maquillage roux S'en vient battre comme une porte Cette rumeur qui va debout Dans la rue, aux musiques mortes C'est fini, la mer, c'est fini Sur la plage, le sable bêle Comme des moutons d'infini... Quand la mer bergère m'appelle.
La memoria y el mar (una traducción casi imposible al castellano) Si las traducciones de poesía son difíciles y traidoras, las de Léo Ferré son casi imposibles. (Ésta está tomada del blog Poemas en francés)
La marea, la tengo en el corazón me zarandea como un signo muero de mi pequeña hermana, de mi infancia y de cisne un barco, depende cómo llegue al puerto preciso llora en mi firmamento años luz y los dejo soy el fantasma con jersey aquél que viene en las tardes de apariencia a lanzarte en la bruma para poseerte y recogerte en sus rimas como el trasmallo de julio) donde resplandecía el lobo solitario aquél que veía brillar en los dedos de arena de la tierra
Acuérdate de ese perro de mar que liberáramos bajo palabra y que ladra en el desierto de las algas de necrópolis estoy seguro que la vida está acá con sus pulmones de franela cuando llora por aquellos tiempos el frío totalmente gris que nos llama me acuerdo de las tardes allá y los alientos ganados al sudor esta baba de cabellos rapados al ras de las rocas que se consumen Oh ángel de los placeres perdidos Oh rumores de otra costumbre mis deseos desde entonces no son más que un pesar de mi soledad
Y el diablo de las tardes conquistadas con sus pálidos socorros y el escualo de los paraísos en el ambiente mojado de espuma vuelve la muchacha verde de los fiordos vuelve, violín de las violonadas en el puerto hacen fanfarria los cornos por el retorno de los camaradas ¡Oh! perfume raro de las salinas en la pimienta de fuego de las grietas, cuando iba geometrizando mi alma en la hendidura de tu herida en el desonden de tu culo posaba en paños de alba fina veía un vitral de más y tú, mi muchacha verde, mi spleen
Las conchas que figuran bajo las puestas de sol rotas líquidas tocan la castañuela de encina que uno pensaría en la España lívida dioses de granito, tengan piedad de su vocación de ornamento cuando el cuchillo viene a inmiscuirse en su castañuela figura y veía lo que se presiente cuando se presiente la entreabertura entre las persianas de sangre y cuando los glóbulos figuran una matemática azul sobre este mar jamás quieto de donde remonto poco a poco esta memoria de estrellas
este rumor que viene de allí bajo el arco compañero donde me ciego estas manos que me hacen ostentación estas manos que rumian, que mugen este rumor me sigue desde hace mucho tiempo como un mendigo bajo el anatema como la sombra que pierde su tiempo diseñando mi teorema y bajo mi maquillaje rojo viene a golpearse como una puerta este rumor que va de pie en la calle, en las músicas muertas se acabó la mar, se acabó sobre la playa la arena bala como ovejas del infinito cuando la mar pastora me llama.
La memoria y el mar, versión de Amancio Prada, del disco Vida de artista. Canciones de Léo Ferré
Las generaciones se desvanecen y pasan, otras ya son polvo desde el tiempo de los ancestros. Los dioses antiguos reposan en sus pirámides. Los nobles y los bienaventurados están enterrados en sus tumbas. Y ya no existe el lugar donde edificaron sus casas. ¿Qué ha sido de ellas? He escuchado las palabras de Imhotep y de Hardedef son proverbios que han sobrevivido al paso del tiempo. ¿Qué ha sucedido con sus moradas? Los muros se han desplomado, han desaparecido como si nunca hubieran existido. Ninguno vuelve de allá abajo para contarnos su suerte, ni lo que necesitan, ni para tranquilizar nuestro corazón hasta que lleguemos a ese lugar donde ellos ya han llegado. Asi pues, que tu corazón se calme. El olvido es favorable. Se fiel a tu espíritu en la medida de lo posible. Unge tu frente con mirra, vístete con lino fino, perfúmate con los ungüentos que ofrendas a los dioses. Disfruta para que tu espíritu no languidezca. Sigue tu deseo y tu felicidad. No inquietes tu corazón hasta el día en que llegue el lamento fúnebre. Aquel cuyo corazón está cansado no oye su grito. Y su grito a nadie salva de la tumba. Haz, pues, de cada día una celebración y no te sientas harto. pues nadie lleva consigo sus bienes. y ninguno de los que se han ido regresa.
El Canto del arpista es un poema egipcio que apareció en la capilla funeraria del faraón Intef (siglo XVI a. C.) y recibe este nombre por estar escrito junto a la imagen de un músico tocando el arpa. Este tipo de composiciones, conservadas en las tumbas, estelas y papiros, se interpretaban con acompañamiento musical en diferentes celebraciones, entre ellas los banquetes funerarios. No deja de ser curioso la idea de vive el momento en una cultura que siempre se le ha relacionado con el más allá. "No inquietes tu corazón hasta el día en que llegue el lamento fúnebre", puede ser una buena consigna.
Primero tracé un círculo, hice crecer un árbol, puse un nido en su copa, más arriba una nube: hice brotar el agua, apenas un arroyo, para que árbol y nube y pájaro bebieran.
El árbol, es fatal, se propagó en un bosque, y los pájaros pronto volaron en bandadas: la nube se hizo inmensa, se hizo la tempestad, y el arroyo en un río se desbordó de súbito.
Y en medio de la selva yo tracé una cabaña, y una mujer adentro para sentirla mía: la choza se hizo pueblo, pronto, una gran ciudad, en la que busco a ciegas, a la joven perdida.
Juegos De Dormitorio
La lámpara reía a los ángeles sangrando por las narices la lámpara semejaba un cerezo (un cerezo no sé porqué) Yo abrí los brazos como quien cierra con prisa una ventana en un abrazo aprendí a nadar en un beso aprendí a vivir Yo dormía una bandada de palomas voló de súbito estas palomas provenían de un internado de hechiceras Las jovencitas en corpiño frente al espejo alucinante se habían clavado la cabeza con un pernicioso alfiler negro Pronto en palomas convertidas por este infantil acto mágico salieron volando por el cielo rumbo a mi abierto dormitorio Yo dormía como quien vive una noche para siempre la noche semejaba un alfiler (un alfiler no sé porqué)
La Casa Fantasma
Casa para vivir, casa que el hombre busca desde que el mundo es mundo, desde que el hombre es hombre, desde que el techo es cielo.
¿Es la casa este techo, es esta viga que sale afuera como un hueso puro, es la ventana para aguardar el tiempo de su vidrio?
¿Es la casa esta noche, es el ave que trina la trinidad del vidrio, es el jardín de la caverna loca, es la huella del niño que siembra la aventura a cada paso?
Desde que el mundo es canto: la aventura, desde que el hombre es viaje: la morada, desde que solo estoy: la compañía; puesto que el hombre está, como transido, siempre entre la intemperie y la muralla.
La casa está en la tierra, está como la fruta esperando que el sol nutra su cáscara, nutra su techo y lo perfume con toda la experiencia del espacio.
La casa está en el mar, llena de espumas, la casa choca y se transforma en blanca lección de cortesía: ella que fue arrecife.
La casa está en el cielo, arraigada en la nube y en el orden del loco génesis de las escalas: como un Valparaíso en miniatura ella dice el adiós, la bienvenida.
La casa sí, la casa está naciendo, misteriosa ella va, de oscura noche vestida, rumbo al día que la aclama, ella es pura, y por tanto va al cimiento, queriendo ser la casa, no el fantasma.
Ella, la casa, es pura, y por tanto se orienta a las paredes, se orienta al coro juvenil del vidrio, se orienta al subterráneo, a la techumbre.
Ella está al exterior, como nosotros, y busca su razón, como nosotros, es su propio fantasma y quiere ser la casa, en la medida que nosotros queremos habitarla.
Ella, la casa, es pura y quiere ver la criatura humana, quiere latir su corazón al ritmo del corazón del niño, y busca, busca corazones que quieran habitarla.
La casa está en su casa, casa, casa, ¡cuántas casas ausentes para el hombre, cuánta miseria atroz, cuánta intemperie, cuánta casa fantasma!
No comprende la casa su silencio, su vacío de barco abandonado, no comprende esta paz de cementerio, ¿dónde está mi habitante, se pregunta, dónde está mi habitante, se pregunta, dónde el niño sin techo del que hablaban?
La casa yace, yace sin remedio, fantasma de sí misma, yace, yace, la casa pasa por sus vidrios rotos, penetra al comedor que está hecho trizas, anida en las paredes desplomadas.
Penetra al dormitorio y se detiene, ¿quién duerme aquí?, pregunta, nadie, nadie, ni un dedal en la pieza de costura, ni un plato en la cocina abandonada.
¿Y dónde están los hombres?, no han venido, no han llegado más bien, pero a lo lejos: llegaremos, se oye, llegaremos un día hasta la casa.
Llegaremos un día, y tanta ruina de la fantasmal casa será esplendor, puesto que el hombre entonces vendrá a morarla.
Braulio Arenas (La Serena, 1913 - Santiago 1988). Poeta chileno de las vanguardias , fundador del grupo surrealista Mandrágora.
Crecer es darnos cuenta de que a veces los consejos no son buenos.
Es medir las palabras que decimos y evaluar el discurso que nos llega, porque no todo es bueno y conveniente.
Dejamos de ser niños ese día en que somos conscientes de que estamos solos y extraviados ante el camino, con un mapa borroso entre las manos, y un libro de instrucciones incompleto cuya única premisa nos desarma: "haga usted lo que pueda en esta vida".
Pero la sospecha de que hemos ganado experiencia vital nos llega cuando entendemos por fin de qué va el juego: todo vale si a ti te lo parece, no hay reglas inviolables, ni hay justicia, tan sólo un burocrático balance que para colmo a veces llega tarde o jamás.
La ley es que no hay ley que no se pueda vulnerar.
Hermoso y libre
Cuanto más nos aferramos empuñando criterios como lanzas más rápido esas ideas se desvanecen.
Como humo, sí, como quimeras, que ideas son ideas y no rocas. No lanzas, no trincheras, sólo humo hermoso y libre, afortunadamente.
Círculos de confianza
El miedo a la soledad, ese miedo al vacío que nos vuelve serviles, tolerantes, es la causa de casi todas nuestras penas.
Círculos de confianza, círculos de rencor como grilletes, esposas que nos vamos colocando.
Miedo a la libertad, miedo al olvido, certeza de que todo cuando hacemos repercute a su vez sobre otras cosas el día de mañana.
Hipotecamos el presente en aras de un futuro retorcido.
Ivis, Chão de Estrelas es para ti, especialmente el verso "tu pisavas nos astros distraída"
Chão de Estrelas (versión de Maria Bethânia, letra de Orestes Barbosa)
Pensem nas criancas mudas, telepáticas pensem nas meninas cegas, inexatas pensem nas mulheres rotas, alteradas pensem nas feridas como rosas cálidas mas oh! nao se esquecam da rosa, da rosa da rosa de hiroshima a rosa hereditária a rosa radioativa estúpida e inválida a rosa com cirrose a anti-rosa atomica sem cor, sem perfume sem rosa, sem nada
Poema de Vinícius de Moraes, adaptación musical de Secos e Molhados
Piensen en las niñas Ciegas inexactas Piensen en las mujeres Rotas alteradas Piensen en las heridas Como rosas cálidas Pero ¡oh! no se olviden De la rosa de la rosa De la rosa de Hiroshima La rosa hereditaria La rosa radioactiva Estúpida e inválida La rosa con cirrosis La anti-rosa atómica Sin color sin perfume Sin rosa sin nada.
Vinicius de Moraes (Río de Janeiro, 19 de octubre de 1913 – 9 de julio de 1980)
Henry Darger (1892; 1973) escritor e ilustrador estadounidense que vivió en Chicago trabajando, gran parte de su vida, como operario en la limpieza. Tras su muerte, se halló en el cuarto en el que había vivido más de cuatro décadas numerosas acuarelas,dibujos, recortes... y un manuscrito de más de 15.000 páginas, titulado The story of the Vivians girls, in what is known as the Realms of the Unreal, of the Glandeco-Angelinian War Storm, caused by the Child Slave Rebellion,que podría traducirse como La Historia de las Vivians, en lo que se conoce como los Reinos de lo Irreal, sobre la Guerra-Tormenta Glandeco-Angeliniana causada por la Rebelión de los Niños Esclavos. En ella creó un mundo paralelo en que los adultos esclavizaban a los niños y siete pequeñas heroínas se dedicaban a salvarlos.
LAS INCREIBLES HERMANAS VIVIAN DE HENRY DARGER
Texto de María Gainza
Hosco, casi ermitaño, con un solo amigo, concurrente diario a misa, señalado como loco, y sospechado por quienes no lo conocían de ser un asesino serial, Henry Darger vivió hasta los 81 años en un anonimato solitario y en apariencia intrascendente. Pero pocos meses antes de que muriera, los hombres de la mudadora encontraron en su casa lo que sería un tesoro único del arte contemporáneo: The Realms of the Unreal, doce volúmenes, más de 15.000 páginas de prosa hipnótica y cientos de acuarelas que conforman una obra de proporciones bíblicas, protagonizada por siete hermanas que sacrifican su inocencia para luchar contra los ejércitos del mal que dominan al mundo.
Henry Darger era el portero más antiguo del Hospital St. Joseph de Chicago. Las enfermeras lo recuerdan como un viejo malhumorado que pasaba sus días libres revisando la basura y sus noches durmiendo sobre una silla de madera desvencijada. Dicen que llevaba los anteojos pegados con cinta adhesiva y la billetera atada a la cintura con un cordón de zapatilla. Vivía en una habitación en la calle Webster, iba a misa todos los días, hasta cinco veces por día y, ante los ojos de los vecinos, parecía el hombre más apático de la tierra. Nadie sabía que desde 1909 Darger estaba creando y compilando un trabajo artístico de proporciones épicas. Apretujado entre su colección de pelotas, pilas de diarios hasta el cuello, botellas de Pepto-Bismol y figurines de Madonna, protegido debajo de una gruesa capa de polvo, giraba su mundo, un reino donde virtuosas niñas de vestidos punto smock se enfrentaban a mares encabritados y ejércitos sangrientos. Y Darger lo mantuvo ahí, encerrado bajo siete llaves, durante más de cuarenta años. Pero unos meses antes de morir, en 1973, a los 81 años, decretó que necesitaba mudarse de casa: sus piernas estaban demasiado débiles para subir la escalera, farfulló. Entonces hubo que limpiar el Vietnam que había dejado atrás. Y ahí apareció lo que uno de los hombres de la mudanza llamó “un libro para un gigante”. Era su ópera magna, The Realms of the Unreal: doce volúmenes, más de 15.000 páginas (escritas a máquina y sin espacio entre líneas) de prosa hipnótica, y cientos de acuarelas gloriosas que toman la cabeza como un virus descontrolado que se propaga por las habitaciones de la mente. Tan así que la asombrosa producción de Darger llevó a la directora Jessica Yu a filmar In the Realms of the Unreal: the Mysterious Life and Art of Henry Darger, documental que en unos meses compite por el Oscar. “Había algo en la falta total de ironía, en la forma en que el artista concebía esas imágenes, sin guiños ni ingenio evidente, que me conmovió.” Es que la pregunta central de la historia de Darger y aquella que empuja el documental parece ser la misma: ¿puede uno vivir solamente dentro de su cabeza? I Como en un trip religioso, el trabajo de Darger es una historia a lo Scheherazade sobre las siete dulces hermanitas Vivian, princesas de Abbiennia, heroínas de entre cinco y ocho años que libran una batalla contra las fuerzas del mal: un planeta copado por los Glandelianos, hombres que toman como esclavos a los niños, los torturan, estrangulan y, más tarde, desmiembran. Las Vivian luchan contra ejércitos gigantescos y sobreviven a erupciones de volcán, tormentas eléctricas, inundaciones e incendios forestales, todo para salir intactas y rozagantes con los ojos abiertos como Pokemón. Con una avalancha de detalles opresiva, Darger utilizó acuarelas para crear jardines edénicos, dragones, mapas, banderas, retratos de generales y escenas panorámicas de batallas. El efecto es bíblico: en especial en los cientos de acuarelas pintadas sobre rollos de hasta de 4 metros que ilustran la historia. La narración compacta y los colores que van del fluorescente al pastel dan a las imágenes un aire de capilla del temprano Renacimiento, de tapicería de Bayeux y de cartón de LSD, todo en uno. The Realms es un híbrido fabuloso, una maratónica escena pastoral y, a la vez, una carnicería humana digna de los hermanos Chapman, donde niñas desnudas y con penes son estranguladas por ejércitos de hombres adultos. Mirar las imágenes de Darger es como entrar en trance. Son pedazos que se despegan de las paredes de un subconsciente angustiado, que se debate entre la felicidad sin límites y los tormentos psicológicos en carne viva. II Eso era el fabuloso mundo de Darger de puertas para adentro. De puertas para afuera, nadie lo conocía. Era tan solo el loco del barrio, un hombre que emitía un gruñido seco cuando alguien lo saludaba, que tuvo un solo amigo, William Schloeder, un vecino con quien formó un club de dos miembros, la Sociedad Protectora de los Niños, y que sobre todo, odiaba conversar, a no ser que fuera sobre el clima. Desde el 31 de diciembre de 1957 al 31 de diciembre de 1967, Darger llevó una serie de anotadores, los Reports, en donde diariamente anotó comentarios y reflexiones sobre el clima en Chicago. La tapa describe el proyecto con entusiasmo enciclopédico: “Un libro sobre reportes de temperaturas, cielos parcialmente nublados a despejados, nieves, lluvias, tormentas de verano, tormentas de invierno, bajas temperaturas y largos calores”. Pero básicamente Reports es una pelea sostenida con el hombre del servicio meteorológico y, como si efectivamente el pobre tipo fuera el intermediario entre los cielos y la tierra, Darger parece enojarse cuando éste no lee correctamente las señales del tiempo: “Enero 20, 1963: tenía razón en predecir una nevisca y en que soplaría mucho viento, pero la nieve era muy ligera. Dijo que habría poco cambio en la temperatura y en eso se equivocó. En cambio estaba en lo cierto acerca del viento del noroeste, pero equivocado en cuanto a que crecería hasta 28 millas por hora. Estuvo más bien entre 30 y 40 millas”. Las tormentas ciclópeas, los vientos huracanados y nubes tentaculares aparecerían más tarde en sus imágenes. Porque Reports no es simplemente el registro de una obsesión sino lo que hoy llamaríamos un proyecto conceptual que duró exactamente diez años y terminó con la palabra “fin”. Es un sumergimiento total en una conciencia meteorológica. III El pasado de Darger es nebuloso: además de la novela, las ilustraciones y sus reportes climáticos, Darger dejó un diario íntimo y una autobiografía, Historia de mi vida, un relato de 5000 páginas de las cuales dos tercios están dedicadas a describir un tornado que él llama Sweetie Pie. Cuenta ahí que su madre murió al dar a luz a su hermana menor y que su padre, aturdido por el dolor, decidió dar a la niña en adopción. “Nunca la conocí ni la vi, ni siquiera supe su nombre”, escribió Darger. Pero los críticos aseguran que la pequeña habita cada uno de los trabajos del artista. A los ocho años Darger fue internado en un colegio católico, La Misión de Nuestra Señora de la Piedad, donde se trenzaba en largas discusiones sobre la Guerra Civil con su maestro y entraba en trance ante una nube en el cielo. Fue allí cuando sus compañeros lo apodaron El Loco. A los 12 años fue enviado a Illinois a un asilo para débiles mentales y cinco años después, luego de varios intentos frustrados, Darger logró escabullirse y se marchó a Chicago. Tenía dieciocho años cuando comenzó a escribir su novela. La terminó once años más tarde. Y en algún momento del proceso decidió que necesitaba ilustrar sus palabras. En 1932 alquiló una habitación en una calle Webster 851. El propietario, el fotógrafo Nathan Lerner, intentó durante varios meses tomarle unas fotografías. Pero Darger se negaba a posar. Lerner quería sumarlo a sus colecciones de “locos del barrio” y colgar su retrato junto a la mujer que se guardaba las colillas de cigarrillo en el cabello y el hombre que paseaba con su pato bajo el brazo: “En realidad, había una sola criatura viva a la que Darger le demostraba cariño: nuestro perro”. Un día, la mujer de Lerner ingresó a la habitación a cambiar una bombita de luz y vio algunos de sus dibujos desparramados. “Henry –le dijo–, eres un muy buen artista.” Y Darger sin darse vuelta contestó: “Sí, lo soy”.Su diario íntimo registra sus visitas a misa, sus batallas contra las pelotas de hilo, su fastidio con la vejez: “¿Pueden creerlo? Al contrario de la mayoría de los niños, odiaba ver llegar el día en que sería grande. Quería ser joven para siempre. Ahora soy un viejo rengo, diablos”. En 1972, Darger buscó otro lugar para vivir. Pronto las Pequeñas Hermanas de los Pobres lo habían bañado, afeitado y peinado. “Pero ya no parecía Henry”, dijo Lerner. Entonces aún no sabían que al dejar su habitación Darger había dejado su vida. Murió en 1973. Un día antes lo vieron en el café de la esquina terminando de pulir la lista de las ilustraciones que faltaban. IV John Ashbery (que, inspirado por la saga de las Vivian, escribió el poema Girls on the Run) dijo que Darger era tan solitario que nadie sabe a ciencia cierta cómo se pronunciaba su nombre (si la g era fuerte o suave). Y cuando le preguntaron el porqué de su elección el poeta dijo tan solo que había quedado fascinado por los vestidos y zapatos de las hermanitas. Como la explicación de Rick Blaine acerca de haber elegido Casablanca por sus aguas, la de Ashbery suena a elusiva. La obra de Darger es tanto sobre cosas de niñas como las muñecas del surrealista alemán Hans Bellmer lo eran. Nunca sabremos qué ideas tenía este solitario sobre niñas en jumpers jugando en patios escolares. Pero no estaba solo en su fantasía: la idea de una dulce niñita –Alicia, Caperucita, Gretel, Ricitos de Oro, Laura Palmer– siendo acosada por fuerzas del mal es parte de nuestro folklore colectivo. Acusado de pedófilo, de asesino serial, Darger alimentó sus fantasías a lo William Blake, con la caída de ninfas de la inocencia a la experiencia. En 1977, el Hyde Park Art Center montó una muestra de sus trabajos. Para ser exhibidos, los volúmenes de The Realms fueron divididos y separados. Una decisión muy discutida ya que la muestra atrajo público y reconocimiento pero también dividió irreparablemente un trabajo que fue pensado para ser visto en conjunto. Se lo llamó outsider art, proto-pop, apropiación, pero el trabajo de Darger, como el de todo artista en serio, trasciende las categorías. Es, al mismo tiempo, más y menos que eso. Es la experiencia de una vida destilada dentro de un nuevo paradigma, un opus mitológico. Una guerra con su psique pulsada por el deseo de tener compañía. Outsider art puede que sea un concepto marketineramente efectivo, pero es, también, un término que tiende al equívoco. Suele atraer una perorata de análisis psicobiográfico particularmente crudo e irritante. En el caso de Darger mucha de la culpa es de John MacGregor, uno de los primeros historiadores que tuvo acceso al archivo. MacGregor escribió sobre la compulsión del artista, sobre cómo se excitaba pintando incendios forestales, sobre cómo la muerte de su madre lo había llevado a obsesionarse con el clima, sobre cómo no podía distinguir entre la realidad y la ficción. Y lo importante pasó de largo. Porque Darger no nos devuelve los ojos de la infancia sino la infancia en el momento en que ésta se nubla por la experiencia, aquel instante cuando una bolita de vidrio rodando por el piso de madera se vuelve tan ominosa como un cometa atravesando el cielo. Con el Edén perdido, con nuestro camino de regreso bloqueado por una calesita que arde en llamas, las niñas de Darger nos muestran que hay que seguir corriendo.
Esta vida demasiado plácida me extingue. Estas horas solemnes sofocan los incendios imprudentes y los papeles en llamas. Ansío el terremoto particular que alguien me ha prometido. Soy el hombre delgado que no flaqueará jamás.
Santa tierra desterrada
Tú sigues siendo el misterio de las apariciones que nunca aparecen pero dentro de mí alguien cambió y no volverá a cambiar jamás
ya no hay llanuras en mis montañas ya no hay llanuras y yo yo olvido un sótano de recuerdos dos sótanos llenos y persigo sombreros alegres para dejar de olvidar aunque ya se sabe los sombreros huyen y la alegría y los gatos que no nos felicitan.
Olvido.
Olvido porque ya soy viejo o ya soy joven: he sido tantos alborotos que ya soy viejo he visto a tantos morir mi muerte que ya soy joven
he servido a tantos príncipes
he ambicionado piedra he falsificado labios y he jadeado no he faltado a la cita y ahora ya no hay fuego en mi fuego o todas mis mentiras son mentirosas y sólo el cansancio me da vida y sólo tocas mí cansancio y ahora hoy nada me duele y tú no me dueles
las tiendas de ultramarinos y los cines de verano y los guerreros indefensos desaparecieron ni siquiera los fabrican fíjate qué triste
herrumbrosas y ajenas nuestra soledad es siempre de los otros herrumbrosas y ajenas y tan herrumbre las soledades que en mí acontecen sin ruidos y sin silencios
hoy nadie me duele y tú no me dueles
mujer tan callada y pobre como una grieta santa tierra desterrada yo que para escandalizarte he robado escándalos sólo Judas pudo amarte como yo te amo sólo Judas y sobre tí veo al cielo que ganó el concurso de cielos y al cielo loco que ganó el concurso de nubes y hasta al único caballo que cabalga
santa tierra desterrada tierra santa mi tierra prometida dama de la mayor distancia te he deseado siempre desde el primer reloj
pero dentro de mí alguien cambió así que pronto llorarán mis risas y se arrastrarán mis vuelos pronto oiré un viento raptando hojas y las noches sabrán ser días entonces inmediatamente
Ayúdame soy un cristo que no tiene cruz soy un cristo de crucigrama ayúdame tú la espina más remota tú sueño que se desmaya tú pequeña niebla de piel tú que no mereces ser el cepillo de dientes de María Magdalena tú puedes ayudarme tú puedes ayudarme complicándome la vida complícame la vida complícamela tú que árida siempre te alejas dame abrazo y herida dame abrazo y herida para tener abrazo
tú que no existes sólo tú puedes
Pedro Casariego de 43 poemas independientes
Manirroto pintura de Casariego
Los poemas y pinturas están tomados de la web Pe Cas Cor Sociedad Imaginada que tiene como objetivo promocionar la obra de Pedro Casariego. Fue creada en el año 1991 por un grupo de personas cercanas a él.
Pedro Casariego Córdoba (Pe Cas Cor, Madrid, 1955-1993), poeta y pintor.
I dreamt i was the seafloor and you were the weight of the ocean pressing down on me,your quiet words of love in my ears now and again, golden, elegant and strange, like seahorses, like grace-notes, tiny floating saxophones
palabras, hipocampos Soñé que yo era el fondo del mar y tú el peso del océano gravitando en mi, tus palabras de amor silenciosas en mis oídos ahora y siempre, doradas, elegantes y extrañas, como los hipocampos, notas suaves, pequeños saxofones flotantes.
Pongo directamente el enlace a la entrada del blog de la galga lluenta porque cuando leí esta noticia se me cayó el alma a los pies y los pelos se me pusieron de punta.
Esta entrada es a dos manos, porque aunque escrita por mi, se la debo a Luz, una lectora del blog que en uno de sus comentarios anotó algunos de los poetas que le gustaban, entre ellos Hugo Mugica, al que yo no conocía. Pues me ha encantado, Luz, y ya he leído unas cuantas cosas. De momento, hay van tres poemas, una entrevista en vídeo y un enlace a su web.
Bajo los techos
Bajo los techos se oyen respirar los sueños en el callar de la noche;
en la calle
un niño, sin sombra ni rumbo,
recorre el vacío de dios, paso a paso desanda su esperanza.
Alba
Quieto, como no moviéndose para que la sangre no rebase la boca Quieto, como sintiendo un pájaro herido en la palma de la mano sin cerrar la mano sin abrir los ojos. hay una fe que es absoluta: una fe sin esperanza.
Hay perros que mueren de la muerte de su amo
Hay perros que mueren de la muerte de su amo cuerpos que no hacen el amor, hacen el miedo que no se agitan, tiemblan. Y hay hombres en los que muere dios como una gota de lacre sobre el pecho de un torso de mármol, son los que lloran cuando creen estar hablando, o gritan soñando, pero al alba olvidan el grito con que encendieron la noche. Hay hombres en los que gime dios por no encontrar un hombre donde morir de carne, pero no llora como quien lo hace solo, llora como quien llora abrazado a un niño.
Entrevista en Audioteca de Escritores de Buenos Aires
Jan Svankmajer (Praga, 1934) escultor, artista gráfico, poeta surrealista y cineasta. Este autor es conocido sobre todo por sus películas de animación en las que mezcla muñecos, actores reales, máquinas, figuras de arcilla y otros muchos elementos utilizando la técnica de stop-motion. Marcadas por el surrealismo y el absurdo, muchas de sus creaciones están inspiradas en obras de autores literarios como Edgar Allan Poe o Wolfgang Goethe.
Aqui van dos fragmentos de su particular visión de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll.
Algo sobre Alicia (1988) Después de leer el cuento de Lewis Carroll, Alicia se queda dormida en su cuarto rodeada de sus juguetes, y en sueños viaja al País de las Maravillas.
"La animación de los objetos reales, la metamorfosis de sus funciones en el ambiente real, en combinación con el ser humano, crea una irracionalidad concreta, madre de la subversión. La animación es como una magia y el animador, un mago".
Mi alma es un vampiro grueso, granate, aterciopelado. Se alimenta de muchas especies y de sólo una. La busca en la noche, la encuentra, y se la bebe, gota a gota, rubí por rubí. Mi alma tiene miedo y tiene audacia. Es una muñeca grande, con rizos, vestido celeste. Un picaflor le trabaja el sexo. Ella brama y llora. Y el pájaro no se detiene.
Cuando nací había muchísimos higos
Cuando nací había muchísimos higos. No puede ser, me diran, si era invierno y hacía frío. Sin embargo fue así; estaban en todos los árboles, áun los que no eran higueras, y en medio de las flores. Oscuros, celestes o rosados; algunos desde el origen, traían adherida una violeta o una mosca. O en el punto central entresacaban una perla (nunca lla dieron del todo). O se desprendían girando como astros envueltos en anillos de colores, hasta que casi exánimes tornaban al lugar. Se sentía un aroma a almíbar y azucenas. Yo, en medio de mi primer lloro, pues era a los pocos minutos de nacer, dije a mi madre: Hay higos. Y mi madre miró sonriendo a mi Rosa abuela, y le dijo: Mira lo que dice. Y mi abuela se aproximó, demasiado, con los ojos bajos, la sonrisa fija, y una tremenda corona de higos negros, gruesos y atormentados.
A veces, en el trecho de huerta...
A veces, en el trecho de huerta que va desde el hogar a la alcoba, se me aparecían los ángeles. Alguno, quedaba allí de pie, en el aire, como un gallo blanco -oh, su alarido-, como una llamarada de azucenas blancas como la nieve o color rosa. A veces, por los senderos de la huerta, algún ángel me seguía casi rozándome; su sonrisa y su traje, cotidianos; se parecía a algún pariente, a algún vecino (pero, aquel plumaje gris, siniestro, cayéndole por la espalda hasta los suelos...). Otros eran como mariposas negras pintadas a la lámpara, a los techos, hasta que un día se daban vuelta y les ardía el envés del ala, el pelo, un número increíble. Otros eran diminutos como moscas y violetas e iban todo el día de aquí para allá y ésos no nos infundían miedo, hasta les dejábamos un vasito de miel en el altar.
Los hongos nacen en silencio; algunos nacen en silencio; otros con un breve alarido, un leve trueno. Unos son blancos, otros rosados, ése es gris y parece una paloma, la estatua a una paloma, la estatua a una paloma; otros son dorados o morados. Cada uno trae -y eso es lo terrible- la inicial del muerto de donde procede. Yo no me atrevo a devorarlos; esa carne levísima es pariente nuestra. Pero, aparece en la tarde el comprador de hongos y empieza la siega. Mi madre da permiso. Él elige como un águila. Ese blanco como el azúcar, uno rosado, uno gris. Mamá no se da cuenta que vende a su raza.
Allí donde la vida es la palabra ya en desuso, la palabra del detritus y el silencio que olfatean los perros, que desuella la luz sentenciosa y delirante como ultrajada madre; allí donde maduro el arlequín disfrazado de tiempo y de mendigo mira al caballo que resbala en la calle húmeda, sonríe vagamente al nacimiento de un sonido que es el sol de los ancianos, yo miraba el arco de la medialuna y repetía: voy a morir como la flor.
El mar a lo lejos aún suspira fatigosamente incorporándose y cayendo en la penumbra. Y el rosa desabrido que levanta una página delgada y polvorienta en la memoria, velado y hosco el mediodía, remolino de su bestia pura, las tardes de redes y de viento como flor de espacio, aún me imponen la dulzura de sentir la palabra del escándalo saliendo de las últimas bujías que batallan con la respiración del tiempo entre las rocas.
«Voy a oír como la flor», y contemplaba las desérticas mujeres que barren y resisten hasta que sus ojos alcanzan el esplendor de la luna y un carruaje silencioso rompe ante sus labios la ciudad remota
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Estalla la ola en arrecife que sale de la noche como deslumbrante sílaba de la palabra que me apresa. El tiempo de la flor está pasando en el hogar cerrado, en la mansión vacía de memoria.
¿Qué palabras, qué vírgenes de sueño y de sonido resistirían el contacto de una gota de este mar o el soplo del espacio despertado? ¿Qué argumento ―aun aquél, ilegible, con que el hombre quema la eternidad de su deseo en una calle fabulosa, mordida por la nada― y el escándalo en sus ojos le deslumbra la historia?
Mi soledad entretejida por el iris fugaz del imposible con la gloria de las bestias absolutas en el agua y en el viento, abre el frío desierto de los nombres.
Afuera está el tesoro, vivas alas de olvido, fauces totales de la lejanía.
El tiempo de la flor está pasando; la ola estalla, otra vez, en lo oscuro.
PRELUDIOS, poemas de Cintio Vitier publicados en Adamar, revista de creación.
Otro
Nunca estoy conmigo. Otro.
El otro, por dentro, afuera, entre, despertando olvido.
Voy y vengo, descompuesto, juguete de imán profundo, niño.
Otro. Nunca estamos juntos.
LA HOJA
Cómo suenas y resuenas hoja callada
Cómo vuelas y viajas hoja inmóvil Cómo vives -inerte
La Hoja y Las Palabras, publicado en la Revista de poesía La isla Infinita
Cintio Vitier (Cayo Hueso, Florida,1921-La Habana, 1 de octubre de 2009) fue miembro de la redacción de la revista Orígenes, dirigida por José Lezama Lima y José Rodríguez Feo, y colaboró también en otras muchas revistas literarias cubanas, como Espuela de Plata.
Apareciste Anuarí, cuando yo con mis ojos ciegos y las manos tendidas te buscaba. Apareciste, y hubo en mi alma un estallido de vida. Se abrieron todas mis flores interiores, y cantó el ave de los días festivos. Me amaste, Anuarí, y alcanzé la Gloria suspendida en tus brazos. Desapareciste, y quedé sola, los ojos naúfragos en noche de lágrimas. Bondadosa ha vuelto tu sombra, entre ella y el sepulcro espera una hora mi alma.
XV
Estoy enferma. Mi mano, ardiente, resbala en triste desmayo sobre los libros donde me refugio, para aturdirme y olvidar. No trato de abrirlos, es inútil: los adivino. ¡Qué pueden decirme que sustraiga mi pensamiento de tu recuerdo? Sólo lograrian dejar una negra mancha de tinta en mis pupilas luminosas de tu imagen. Mi dolor se hace agónico; mi tristeza se despedaza como las túnicas de los mártires desgarradas por las fieras del circo. Me pesan las sienes como si las oprimieran los dedos de un coloso, y como losas funerarias caen mis párpados. ¡Anuari, Anuari! Las penas hacen pesada mi sangre, como si circulara por mis venas lava fria. Estoy enferma. A mi alrededor canta la vida, impiadosa, cruel, en su inconsciencia de diosa eternamente joven y alegre. Ese desordenado bullicio me hace pensar en la profanación de cadáveres por un saltimbanqui ebrio. La vibración del dolor ha destruido la orquestación divina, que, en lirica unión con todas mis cuerdas intimas, amenizaba las fiestas de mi alma. Estoy tan triste, como una paloma a quien sorprende la tormenta, sola y fuera del nido
Anuarí, de Teresa Wilms Montt. Poemario editado en 1918 con prólogo de Ramón del Valle-Inclán. La introducción es Luzmaría Jiménez Faro. Editado por Torremozas.
Teresa, la película
La directora Tatiana Gaviola ha realizado Teresa, un film basado en la vida de Teresa Wilms Montt, encarnada en la ficción por la actriz Francisca Lewin.
Teresa Wilms Montt (Viña del Mar, 8 de septiembre de 1893 - París, 24 de diciembre de 1921) fue una escritora chilena, transgresora y rebelde con una vida intensa y apasionante. Frecuentó tertulias y ateneos, se adscribió a los ideales anarquistas y a la masonería; fue apartada de sus hijas y enclaustrada en un convento por su marido, de donde escapó con la ayuda de Vicente Huidobro. Viajó a Buenos Aires, Nueva York, Barcelona, París y Madrid, lugares donde participó de la vida bohemia, causando sensación entre los hombres que la conocieron. En España tuvo relación con Azorín, Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Pío Baroja, Julio Romero de Torres, quien la retrató y, sobre todo, Enrique Gómez Carrillo y Ramón del Valle-Inclán. Se suicidó a los 28 años en París.
Este es mi diario En sus páginas se esponja la ancha flor de la muerte diluyéndose en savia ultraterrena y abre el loto del amor, con la magia de una extraña pupila clara frente a los horizontes. Es mi diario. soy yo desconcertantemente desnuda, rebelde contra todo lo establecido, grande entre lo pequeño, pequeña ante el infinito.. soy yo ...
El libro Lo que no se ha dicho fue publicado por Editorial Nacimiento en 1922, e incluye Páginas de mi diario; Con las manos juntas; Los tres cantos; Del diario de Sylvia y Anuari. Puede leerse en formato PDF en Memoria Chilena
Dime, cual derrumbe de alas en los arrabales, cual marejada en la alcoba sesgo de peonías. Apoyada en la verja convocadas las horas, dime, como océanos a tus albos derroteros, dime, qué fardos pregonan el milagro de tus frisos: fatigadas ceremonias de almohada a medianoche. - Oculta grieta dime:- en el run run de idiotas ángeles cuando los columpios… en el tubérculo de luz en el corazón del jardín. Dime.
I —El tiempo es arcilla y el cielo, herrumbre. ¿Qué hacer? —Volverse trueno, agua, objeto vivo. —¿Y cuando las distancias estén vacías hasta de sombra? —Llenarlas con un ojo que cubra los puntos cardinales, llenarlas con fantasmas sacados del rostro y las caderas que cuiden del sueño y de la memoria de los árboles. —¿Y cuando este mundo no te sea favorable? —Me recrearé en mis ojos para duplicar en ellos en universo: veré dos veces el cielo, y la tierra dos veces. —Sólo yo seré único. —¿Y cuando no tengas más amigos que las piedras? —Gritaré: ¡Molusco! ¡Yo soy tu parte de blanda! Y orientaré mis cuernos al sol.
Clima de los brotes
Por aquí pasó Ícaro. Acampó bajo las hojas lívidas, inhaló el aroma del fuego en las alcobas del verdor, en los brotes suaves. Agitó, sacudió el tronco, buscó refugio, plegó sobre sí las alas cual tienda de campaña. Embriagóse luego y echó a volar?
Pero no se abrasó —aún no— Ícaro.
Adonis, seudónimo de Ali Ahamad Saíd Ésber (Qasabín, Siria, 1930)
Mayte Bayón prepara una creación escénica sobre las PERORATAS que presentará el 9 de diciembre en el teatro Xesc Forteza, en los encuentros de compositores que cada año organiza ACA. De momento, ahí van dos de la serie.
Apretar, arrebujar el lugar recóndito donde suceden las milagros, la
cadencia prodigiosa de los hechos.
Amortajar el dolor y olvidarlo en una habitación oscura.
Lluvia que cae somnolienta, que resguarda los ojos penetrantes del
abismo, la sima barroca donde yacen los secretos, allí donde el
tormento late.
Suave vientecillo de sombra, tintineo de hojas y de trinos, rincón que
ampara y abre una puerta de penumbra.
Estar ahí sin merecer nada, saborear el aleteo, el suceder discreto de
las sutilísimas horas, tiempo prodigioso que separa y ahuyenta las
rencillas, que discurre en lo oscuro iluminando.
Permanecer sin soñar, sin apenas sentir, más que el murmullo que
A veces, por distraerse, suelen los marineros cazar albatros, grandes aves del mar, que siguen, como indolentes compañeros de viaje, al barco que navega por los abismos amargos.
Apenas los arrojan sobre la cubierta, estos reyes del azul torpes y avergonzados, arrastran penosamente las alas grandes alas blancas semejantes a remos.
¡Qué torpe y débil este viajero alado! antes tan bello, ¡qué grotesco y que feo! Uno le provoca quemándole en el pico con la pipa, otro, cojeando, imita su vuelo inválido.
El Poeta es semejante al príncipe de las nubes que domina la tempestad y se ríe del arquero; desterrado en el suelo, en medio de las burlas, sus alas de gigante le impiden caminar.
De Las Flores del Mal
L'Albatros
Souvent, pour s'amuser, les hommes d'équipage Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers, Qui suivent, indolents compagnons de voyage, Le navire glissant sur les gouffres amers.
A peine les ont-ils déposés sur les planches, Que ces rois de l'azur, maladroits et honteux, Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches Comme des avirons traîner à côté d'eux.
Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule! Lui, naguère si beau, qu'il est comique et laid! L'un agace son bec avec un brûle-gueule, L'autre mime, en boitant, l'infirme qui volait!
Le Poète est semblable au prince des nuées Qui hante la tempête et se rit de l'archer; Exilé sur le sol au milieu des huées, Ses ailes de géant l'empêchent de marcher.
El extranjero
-¿Qué amas más, di, hombre enigmático? ¿A tu padre, a tu madre, a tu hermana, a tu hermano? -No tengo ni padre, ni madre, ni hermana, ni hermano. -¿A tus amigos? -Utiliza una palabra cuyo sentido desconozco. -¿A tu patria? -Ignoro la latitud en que se encuentra. -¿A la belleza? -La amaría de buena gana, diosa e inmortal. -¿A el oro? -Lo aborrezco tanto como usted aborrece a Dios. -¿Entonces qué amas, extraordinario extranjero? -Amo las nubes... las nubes que pasan... allá... allá lejos las maravillosas nubes.
De Spleen de París
L'étranger por Leo Ferré
L'étranger
- Qui aimes-tu le mieux, homme enigmatique, dis? ton père, ta mère, ta soeur ou ton frère? - Je n'ai ni père, ni mère, ni soeur, ni frère. - Tes amis? -Vous vous servez là d'une parole dont le sens m'est resté jusqu'à ce jour inconnu. - Ta patrie? - J'ignore sous quelle latitude elle est située. - La beauté? - Je l'aimerais volontiers, déesse et immortelle. - L'or? - Je le hais comme vous haïssez Dieu. - Eh! qu'aimes-tu donc, extraordinaire étranger? - J'aime les nuages... les nuages qui passent... là-bas... là-bas... les merveilleux nuages
Elevación
Por encima de lagos, por encima de valles, De montañas y bosques, de nubes, de mares Más allá del sol, más allá del éter, Más allá del confín de las esferas estrelladas,
Te desplazas, mi espíritu, con toda agilidad Y como un nadador que se desvanece en la ola, Alegremente surcas la inmensidad profunda Con voluptuosidad indecible y viril.
Vuela lejos de estas miasmas mórbidas, Sube a purificarte al aire superior Y apura, como un licor puro y divino La luz brillante que inunda los límpidos espacios.
Detrás de los tedios y los hondos pesares Que cargan con su peso la existencia brumosa, ¡Dichoso aquel que puede con ala vigorosa Lanzarse hacia los campos luminosos y calmos!
Aquel cuyas ideas, cual si fueran alondras, Levantan hacia el cielo matutino su vuelo -¡Que planea sobre la ida, y comprende sin esfuerzo, el lenguaje de las flores y de las cosas mudas!
Élévation
Au-dessus des étangs, au-dessus des vallées, Des montagnes, des bois, des nuages, des mers, Par delà le soleil, par delà les éthers, Par delà les confins des sphères étoilées,
Mon esprit, tu te meus avec agilité, Et, comme un bon nageur qui se pâme dans l'onde, Tu sillonnes gaiement l'immensité profonde Avec une indicible et mâle volupté.
Envole-toi bien loin de ces miasmes morbides; Va te purifier dans l'air supérieur, Et bois, comme une pure et divine liqueur, Le feu clair qui remplit les espaces limpides.
Derrière les ennuis et les vastes chagrins Qui chargent de leur poids l'existence brumeuse, Heureux celui qui peut d'une aile vigoureuse S'élancer vers les champs lumineux et sereins;
Celui dont les pensers, comme des alouettes, Vers les cieux le matin prennent un libre essor, — Qui plane sur la vie, et comprend sans effort Le langage des fleurs et des choses muettes!
Charles Baudelaire (1821-1867)
Hace años conseguí en una librería de viejo un ejemplar de Les fleurs du mal, ilustrado con unas maravillosas acuarelas de LABOCCETTA. A este libro pertenece la portada y esta última imagen.
Imaginistas, futuristas, bio-cósmicos o forjadores, durante las primeras décadas del siglo XX Rusia fue un hervidero de tendencias artísticas. Sus miembros se reunían en el café el Establo de Pegaso.