/ El establo de Pegaso: Dos poemas de Adonis

sábado, 24 de octubre de 2009

Dos poemas de Adonis


Pintura de Joan Artigues



Estación de los estados espirituales


I
—El tiempo es arcilla y el cielo, herrumbre. ¿Qué hacer?
—Volverse trueno, agua, objeto vivo.
—¿Y cuando las distancias estén vacías hasta de sombra?
—Llenarlas con un ojo que cubra los puntos cardinales,
llenarlas con fantasmas sacados del rostro
y las caderas
que cuiden del sueño y de la memoria de los árboles.
—¿Y cuando este mundo no te sea favorable?
—Me recrearé en mis ojos para duplicar en ellos en universo:
veré dos veces el cielo,
y la tierra dos veces.
—Sólo yo
seré único.
—¿Y cuando no tengas más amigos que las piedras?
—Gritaré: ¡Molusco! ¡Yo soy tu parte de blanda!
Y orientaré mis cuernos al sol.


Clima de los brotes

Por aquí pasó Ícaro.
Acampó bajo las hojas lívidas,
inhaló el aroma del fuego
en las alcobas del verdor, en los brotes suaves.
Agitó, sacudió el tronco, buscó refugio,
plegó sobre sí las alas cual tienda de campaña.
Embriagóse luego y echó a volar?

Pero no se abrasó —aún no— Ícaro.


Adonis, seudónimo de Ali Ahamad Saíd Ésber (Qasabín, Siria, 1930)

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