Esta entrada es a dos manos, porque aunque escrita por mi, se la debo a Luz, una lectora del blog que en uno de sus comentarios anotó algunos de los poetas que le gustaban, entre ellos Hugo Mugica, al que yo no conocía. Pues me ha encantado, Luz, y ya he leído unas cuantas cosas. De momento, hay van tres poemas, una entrevista en vídeo y un enlace a su web.
Bajo los techos
Bajo los techos se oyen respirar los sueños en el callar de la noche;
en la calle
un niño, sin sombra ni rumbo,
recorre el vacío de dios, paso a paso desanda su esperanza.
Alba
Quieto, como no moviéndose para que la sangre no rebase la boca Quieto, como sintiendo un pájaro herido en la palma de la mano sin cerrar la mano sin abrir los ojos. hay una fe que es absoluta: una fe sin esperanza.
Hay perros que mueren de la muerte de su amo
Hay perros que mueren de la muerte de su amo cuerpos que no hacen el amor, hacen el miedo que no se agitan, tiemblan. Y hay hombres en los que muere dios como una gota de lacre sobre el pecho de un torso de mármol, son los que lloran cuando creen estar hablando, o gritan soñando, pero al alba olvidan el grito con que encendieron la noche. Hay hombres en los que gime dios por no encontrar un hombre donde morir de carne, pero no llora como quien lo hace solo, llora como quien llora abrazado a un niño.
Entrevista en Audioteca de Escritores de Buenos Aires
Jan Svankmajer (Praga, 1934) escultor, artista gráfico, poeta surrealista y cineasta. Este autor es conocido sobre todo por sus películas de animación en las que mezcla muñecos, actores reales, máquinas, figuras de arcilla y otros muchos elementos utilizando la técnica de stop-motion. Marcadas por el surrealismo y el absurdo, muchas de sus creaciones están inspiradas en obras de autores literarios como Edgar Allan Poe o Wolfgang Goethe.
Aqui van dos fragmentos de su particular visión de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll.
Algo sobre Alicia (1988) Después de leer el cuento de Lewis Carroll, Alicia se queda dormida en su cuarto rodeada de sus juguetes, y en sueños viaja al País de las Maravillas.
"La animación de los objetos reales, la metamorfosis de sus funciones en el ambiente real, en combinación con el ser humano, crea una irracionalidad concreta, madre de la subversión. La animación es como una magia y el animador, un mago".
Mi alma es un vampiro grueso, granate, aterciopelado. Se alimenta de muchas especies y de sólo una. La busca en la noche, la encuentra, y se la bebe, gota a gota, rubí por rubí. Mi alma tiene miedo y tiene audacia. Es una muñeca grande, con rizos, vestido celeste. Un picaflor le trabaja el sexo. Ella brama y llora. Y el pájaro no se detiene.
Cuando nací había muchísimos higos
Cuando nací había muchísimos higos. No puede ser, me diran, si era invierno y hacía frío. Sin embargo fue así; estaban en todos los árboles, áun los que no eran higueras, y en medio de las flores. Oscuros, celestes o rosados; algunos desde el origen, traían adherida una violeta o una mosca. O en el punto central entresacaban una perla (nunca lla dieron del todo). O se desprendían girando como astros envueltos en anillos de colores, hasta que casi exánimes tornaban al lugar. Se sentía un aroma a almíbar y azucenas. Yo, en medio de mi primer lloro, pues era a los pocos minutos de nacer, dije a mi madre: Hay higos. Y mi madre miró sonriendo a mi Rosa abuela, y le dijo: Mira lo que dice. Y mi abuela se aproximó, demasiado, con los ojos bajos, la sonrisa fija, y una tremenda corona de higos negros, gruesos y atormentados.
A veces, en el trecho de huerta...
A veces, en el trecho de huerta que va desde el hogar a la alcoba, se me aparecían los ángeles. Alguno, quedaba allí de pie, en el aire, como un gallo blanco -oh, su alarido-, como una llamarada de azucenas blancas como la nieve o color rosa. A veces, por los senderos de la huerta, algún ángel me seguía casi rozándome; su sonrisa y su traje, cotidianos; se parecía a algún pariente, a algún vecino (pero, aquel plumaje gris, siniestro, cayéndole por la espalda hasta los suelos...). Otros eran como mariposas negras pintadas a la lámpara, a los techos, hasta que un día se daban vuelta y les ardía el envés del ala, el pelo, un número increíble. Otros eran diminutos como moscas y violetas e iban todo el día de aquí para allá y ésos no nos infundían miedo, hasta les dejábamos un vasito de miel en el altar.
Los hongos nacen en silencio; algunos nacen en silencio; otros con un breve alarido, un leve trueno. Unos son blancos, otros rosados, ése es gris y parece una paloma, la estatua a una paloma, la estatua a una paloma; otros son dorados o morados. Cada uno trae -y eso es lo terrible- la inicial del muerto de donde procede. Yo no me atrevo a devorarlos; esa carne levísima es pariente nuestra. Pero, aparece en la tarde el comprador de hongos y empieza la siega. Mi madre da permiso. Él elige como un águila. Ese blanco como el azúcar, uno rosado, uno gris. Mamá no se da cuenta que vende a su raza.
Allí donde la vida es la palabra ya en desuso, la palabra del detritus y el silencio que olfatean los perros, que desuella la luz sentenciosa y delirante como ultrajada madre; allí donde maduro el arlequín disfrazado de tiempo y de mendigo mira al caballo que resbala en la calle húmeda, sonríe vagamente al nacimiento de un sonido que es el sol de los ancianos, yo miraba el arco de la medialuna y repetía: voy a morir como la flor.
El mar a lo lejos aún suspira fatigosamente incorporándose y cayendo en la penumbra. Y el rosa desabrido que levanta una página delgada y polvorienta en la memoria, velado y hosco el mediodía, remolino de su bestia pura, las tardes de redes y de viento como flor de espacio, aún me imponen la dulzura de sentir la palabra del escándalo saliendo de las últimas bujías que batallan con la respiración del tiempo entre las rocas.
«Voy a oír como la flor», y contemplaba las desérticas mujeres que barren y resisten hasta que sus ojos alcanzan el esplendor de la luna y un carruaje silencioso rompe ante sus labios la ciudad remota
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Estalla la ola en arrecife que sale de la noche como deslumbrante sílaba de la palabra que me apresa. El tiempo de la flor está pasando en el hogar cerrado, en la mansión vacía de memoria.
¿Qué palabras, qué vírgenes de sueño y de sonido resistirían el contacto de una gota de este mar o el soplo del espacio despertado? ¿Qué argumento ―aun aquél, ilegible, con que el hombre quema la eternidad de su deseo en una calle fabulosa, mordida por la nada― y el escándalo en sus ojos le deslumbra la historia?
Mi soledad entretejida por el iris fugaz del imposible con la gloria de las bestias absolutas en el agua y en el viento, abre el frío desierto de los nombres.
Afuera está el tesoro, vivas alas de olvido, fauces totales de la lejanía.
El tiempo de la flor está pasando; la ola estalla, otra vez, en lo oscuro.
PRELUDIOS, poemas de Cintio Vitier publicados en Adamar, revista de creación.
Otro
Nunca estoy conmigo. Otro.
El otro, por dentro, afuera, entre, despertando olvido.
Voy y vengo, descompuesto, juguete de imán profundo, niño.
Otro. Nunca estamos juntos.
LA HOJA
Cómo suenas y resuenas hoja callada
Cómo vuelas y viajas hoja inmóvil Cómo vives -inerte
La Hoja y Las Palabras, publicado en la Revista de poesía La isla Infinita
Cintio Vitier (Cayo Hueso, Florida,1921-La Habana, 1 de octubre de 2009) fue miembro de la redacción de la revista Orígenes, dirigida por José Lezama Lima y José Rodríguez Feo, y colaboró también en otras muchas revistas literarias cubanas, como Espuela de Plata.
Apareciste Anuarí, cuando yo con mis ojos ciegos y las manos tendidas te buscaba. Apareciste, y hubo en mi alma un estallido de vida. Se abrieron todas mis flores interiores, y cantó el ave de los días festivos. Me amaste, Anuarí, y alcanzé la Gloria suspendida en tus brazos. Desapareciste, y quedé sola, los ojos naúfragos en noche de lágrimas. Bondadosa ha vuelto tu sombra, entre ella y el sepulcro espera una hora mi alma.
XV
Estoy enferma. Mi mano, ardiente, resbala en triste desmayo sobre los libros donde me refugio, para aturdirme y olvidar. No trato de abrirlos, es inútil: los adivino. ¡Qué pueden decirme que sustraiga mi pensamiento de tu recuerdo? Sólo lograrian dejar una negra mancha de tinta en mis pupilas luminosas de tu imagen. Mi dolor se hace agónico; mi tristeza se despedaza como las túnicas de los mártires desgarradas por las fieras del circo. Me pesan las sienes como si las oprimieran los dedos de un coloso, y como losas funerarias caen mis párpados. ¡Anuari, Anuari! Las penas hacen pesada mi sangre, como si circulara por mis venas lava fria. Estoy enferma. A mi alrededor canta la vida, impiadosa, cruel, en su inconsciencia de diosa eternamente joven y alegre. Ese desordenado bullicio me hace pensar en la profanación de cadáveres por un saltimbanqui ebrio. La vibración del dolor ha destruido la orquestación divina, que, en lirica unión con todas mis cuerdas intimas, amenizaba las fiestas de mi alma. Estoy tan triste, como una paloma a quien sorprende la tormenta, sola y fuera del nido
Anuarí, de Teresa Wilms Montt. Poemario editado en 1918 con prólogo de Ramón del Valle-Inclán. La introducción es Luzmaría Jiménez Faro. Editado por Torremozas.
Teresa, la película
La directora Tatiana Gaviola ha realizado Teresa, un film basado en la vida de Teresa Wilms Montt, encarnada en la ficción por la actriz Francisca Lewin.
Teresa Wilms Montt (Viña del Mar, 8 de septiembre de 1893 - París, 24 de diciembre de 1921) fue una escritora chilena, transgresora y rebelde con una vida intensa y apasionante. Frecuentó tertulias y ateneos, se adscribió a los ideales anarquistas y a la masonería; fue apartada de sus hijas y enclaustrada en un convento por su marido, de donde escapó con la ayuda de Vicente Huidobro. Viajó a Buenos Aires, Nueva York, Barcelona, París y Madrid, lugares donde participó de la vida bohemia, causando sensación entre los hombres que la conocieron. En España tuvo relación con Azorín, Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Pío Baroja, Julio Romero de Torres, quien la retrató y, sobre todo, Enrique Gómez Carrillo y Ramón del Valle-Inclán. Se suicidó a los 28 años en París.
Este es mi diario En sus páginas se esponja la ancha flor de la muerte diluyéndose en savia ultraterrena y abre el loto del amor, con la magia de una extraña pupila clara frente a los horizontes. Es mi diario. soy yo desconcertantemente desnuda, rebelde contra todo lo establecido, grande entre lo pequeño, pequeña ante el infinito.. soy yo ...
El libro Lo que no se ha dicho fue publicado por Editorial Nacimiento en 1922, e incluye Páginas de mi diario; Con las manos juntas; Los tres cantos; Del diario de Sylvia y Anuari. Puede leerse en formato PDF en Memoria Chilena
Dime, cual derrumbe de alas en los arrabales, cual marejada en la alcoba sesgo de peonías. Apoyada en la verja convocadas las horas, dime, como océanos a tus albos derroteros, dime, qué fardos pregonan el milagro de tus frisos: fatigadas ceremonias de almohada a medianoche. - Oculta grieta dime:- en el run run de idiotas ángeles cuando los columpios… en el tubérculo de luz en el corazón del jardín. Dime.
I —El tiempo es arcilla y el cielo, herrumbre. ¿Qué hacer? —Volverse trueno, agua, objeto vivo. —¿Y cuando las distancias estén vacías hasta de sombra? —Llenarlas con un ojo que cubra los puntos cardinales, llenarlas con fantasmas sacados del rostro y las caderas que cuiden del sueño y de la memoria de los árboles. —¿Y cuando este mundo no te sea favorable? —Me recrearé en mis ojos para duplicar en ellos en universo: veré dos veces el cielo, y la tierra dos veces. —Sólo yo seré único. —¿Y cuando no tengas más amigos que las piedras? —Gritaré: ¡Molusco! ¡Yo soy tu parte de blanda! Y orientaré mis cuernos al sol.
Clima de los brotes
Por aquí pasó Ícaro. Acampó bajo las hojas lívidas, inhaló el aroma del fuego en las alcobas del verdor, en los brotes suaves. Agitó, sacudió el tronco, buscó refugio, plegó sobre sí las alas cual tienda de campaña. Embriagóse luego y echó a volar?
Pero no se abrasó —aún no— Ícaro.
Adonis, seudónimo de Ali Ahamad Saíd Ésber (Qasabín, Siria, 1930)
Mayte Bayón prepara una creación escénica sobre las PERORATAS que presentará el 9 de diciembre en el teatro Xesc Forteza, en los encuentros de compositores que cada año organiza ACA. De momento, ahí van dos de la serie.
Apretar, arrebujar el lugar recóndito donde suceden las milagros, la
cadencia prodigiosa de los hechos.
Amortajar el dolor y olvidarlo en una habitación oscura.
Lluvia que cae somnolienta, que resguarda los ojos penetrantes del
abismo, la sima barroca donde yacen los secretos, allí donde el
tormento late.
Suave vientecillo de sombra, tintineo de hojas y de trinos, rincón que
ampara y abre una puerta de penumbra.
Estar ahí sin merecer nada, saborear el aleteo, el suceder discreto de
las sutilísimas horas, tiempo prodigioso que separa y ahuyenta las
rencillas, que discurre en lo oscuro iluminando.
Permanecer sin soñar, sin apenas sentir, más que el murmullo que
A veces, por distraerse, suelen los marineros cazar albatros, grandes aves del mar, que siguen, como indolentes compañeros de viaje, al barco que navega por los abismos amargos.
Apenas los arrojan sobre la cubierta, estos reyes del azul torpes y avergonzados, arrastran penosamente las alas grandes alas blancas semejantes a remos.
¡Qué torpe y débil este viajero alado! antes tan bello, ¡qué grotesco y que feo! Uno le provoca quemándole en el pico con la pipa, otro, cojeando, imita su vuelo inválido.
El Poeta es semejante al príncipe de las nubes que domina la tempestad y se ríe del arquero; desterrado en el suelo, en medio de las burlas, sus alas de gigante le impiden caminar.
De Las Flores del Mal
L'Albatros
Souvent, pour s'amuser, les hommes d'équipage Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers, Qui suivent, indolents compagnons de voyage, Le navire glissant sur les gouffres amers.
A peine les ont-ils déposés sur les planches, Que ces rois de l'azur, maladroits et honteux, Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches Comme des avirons traîner à côté d'eux.
Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule! Lui, naguère si beau, qu'il est comique et laid! L'un agace son bec avec un brûle-gueule, L'autre mime, en boitant, l'infirme qui volait!
Le Poète est semblable au prince des nuées Qui hante la tempête et se rit de l'archer; Exilé sur le sol au milieu des huées, Ses ailes de géant l'empêchent de marcher.
El extranjero
-¿Qué amas más, di, hombre enigmático? ¿A tu padre, a tu madre, a tu hermana, a tu hermano? -No tengo ni padre, ni madre, ni hermana, ni hermano. -¿A tus amigos? -Utiliza una palabra cuyo sentido desconozco. -¿A tu patria? -Ignoro la latitud en que se encuentra. -¿A la belleza? -La amaría de buena gana, diosa e inmortal. -¿A el oro? -Lo aborrezco tanto como usted aborrece a Dios. -¿Entonces qué amas, extraordinario extranjero? -Amo las nubes... las nubes que pasan... allá... allá lejos las maravillosas nubes.
De Spleen de París
L'étranger por Leo Ferré
L'étranger
- Qui aimes-tu le mieux, homme enigmatique, dis? ton père, ta mère, ta soeur ou ton frère? - Je n'ai ni père, ni mère, ni soeur, ni frère. - Tes amis? -Vous vous servez là d'une parole dont le sens m'est resté jusqu'à ce jour inconnu. - Ta patrie? - J'ignore sous quelle latitude elle est située. - La beauté? - Je l'aimerais volontiers, déesse et immortelle. - L'or? - Je le hais comme vous haïssez Dieu. - Eh! qu'aimes-tu donc, extraordinaire étranger? - J'aime les nuages... les nuages qui passent... là-bas... là-bas... les merveilleux nuages
Elevación
Por encima de lagos, por encima de valles, De montañas y bosques, de nubes, de mares Más allá del sol, más allá del éter, Más allá del confín de las esferas estrelladas,
Te desplazas, mi espíritu, con toda agilidad Y como un nadador que se desvanece en la ola, Alegremente surcas la inmensidad profunda Con voluptuosidad indecible y viril.
Vuela lejos de estas miasmas mórbidas, Sube a purificarte al aire superior Y apura, como un licor puro y divino La luz brillante que inunda los límpidos espacios.
Detrás de los tedios y los hondos pesares Que cargan con su peso la existencia brumosa, ¡Dichoso aquel que puede con ala vigorosa Lanzarse hacia los campos luminosos y calmos!
Aquel cuyas ideas, cual si fueran alondras, Levantan hacia el cielo matutino su vuelo -¡Que planea sobre la ida, y comprende sin esfuerzo, el lenguaje de las flores y de las cosas mudas!
Élévation
Au-dessus des étangs, au-dessus des vallées, Des montagnes, des bois, des nuages, des mers, Par delà le soleil, par delà les éthers, Par delà les confins des sphères étoilées,
Mon esprit, tu te meus avec agilité, Et, comme un bon nageur qui se pâme dans l'onde, Tu sillonnes gaiement l'immensité profonde Avec une indicible et mâle volupté.
Envole-toi bien loin de ces miasmes morbides; Va te purifier dans l'air supérieur, Et bois, comme une pure et divine liqueur, Le feu clair qui remplit les espaces limpides.
Derrière les ennuis et les vastes chagrins Qui chargent de leur poids l'existence brumeuse, Heureux celui qui peut d'une aile vigoureuse S'élancer vers les champs lumineux et sereins;
Celui dont les pensers, comme des alouettes, Vers les cieux le matin prennent un libre essor, — Qui plane sur la vie, et comprend sans effort Le langage des fleurs et des choses muettes!
Charles Baudelaire (1821-1867)
Hace años conseguí en una librería de viejo un ejemplar de Les fleurs du mal, ilustrado con unas maravillosas acuarelas de LABOCCETTA. A este libro pertenece la portada y esta última imagen.
Las mujeres de mi país llevan sobre los hombros un yugo; Su corazón pesado y lento oscila entre esos dos polos; A cada paso, dos grandes baldes de leche chocan Uno con otro contra sus rodillas; El alma materna de las vacas, la espuma del pasto masticado, Brotan en olas nauseosas dulces.
Soy igual que la sirvienta de la granja; A lo largo del dolor me avanzo de un paso firme; El balde del lado izquierdo está lleno de sangre; Puedes beber y saciarte de ese pujante jugo. El balde del lado derecho está lleno de hielo; Puedes inclinarte y contemplar tu rostro laso. Así voy entre mi destino y mi suerte, Entre mi sangre caliente y líquida y mi amor límpido muerto. Y cuando esté segura que ni espejo ni bebida Pueden ya distraer o sosegar tu corazón salvaje, No quebraré el espejo resignado, No volcaré el balde donde sangró toda mi vida. Iré llevando mi balde de sangre en la noche negra Allí donde están los muertos que en él a beber vendrán. Iré donde están las olas con mi balde de hielo; El breve gemido de la orilla será menos dulce que mi llanto; Un rostro pálido grande se asomará a la duna Y ese espejo, que ya no quieres, reflejará la faz calma de la luna.
Erótico
Tú la avispa y yo la rosa; Tú el mar, yo la escollera; En la creciente radiosa Tú el Fénix, yo la hoguera. Tú el Narciso y yo la fuente, En mis ojos tú brillando; Tú el río y yo el puente; Yo la onda en mí nadando. Y tú el sol y la sal Y en los labios el caudal Del rumor meciendo el juego. Yo el pájaro y el cielo Azul cruzando su vuelo, Como el alma atiza el fuego.
Hospes comesque
Cuerpo llevando el alma, siempre vanamente Vuelvo a pensar en ti y te vuelvo a olvidar; Corazón infinito en el cáliz naciente; Boca que busca el nuevo verbo de besar.
Mares de navegar, fuentes para beber; Trigo y vino ritual en la mesa mezclados; Refugio de dulzura el vago adormecer; Tierra que se despliega en los pasos alados.
Aire que me llenas de espacio y de equilibrio; Nervios por donde viaja el cóncavo delirio; Mirada interrumpida en el vasto universo.
Cuerpo, compañero, juntos nos moriremos. No puedo no querer la sombra que tenemos, No apresar con ella el resplandor de un verso.
donde la siesta del fauno la siesta del fauno donde la luz de Austin la luz de Austin donde pecho palpitante pecho palpitante donde los tristes trópicos los tristes trópicos donde la nieve blanca la nieve blanca donde caballo muerto caballo muerto donde tarde secreta tarde secreta donde mi prima Gladys mi prima Gladys donde los días crueles los días crueles donde deslices varios deslices varios donde amores y espanto amores y espanto donde la Vía Láctea la Vía Láctea donde la piel que toco la piel que toco donde no fuiste nadie no fuiste nadie donde te dije todo te dije todo donde los propios ojos los propios ojos donde nada se sabe nada se sabe donde fisura y corte fisura y corte donde la letanía la letanía donde nunca llegaste nunca llegaste donde los pocos muchos los pocos muchos donde Montevideo Montevideo donde la cabellera la cabellera donde la pesadilla la pesadilla donde fosa común fosa común donde todo es mentira todo es mentira donde blanco y celeste blanco y celeste donde vino y se fue vino y se fue donde carta perdida carta perdida donde insecto de la nada insecto de la nada donde dos orquestas dos orquestas donde la siesta del fauno
La Academia Sueca otorga el Nobel a Herta Műller por «dibujar los paisajes del desamparo con la concentración de la poesía y la objetividad de la prosa». Aunque había oído hablar de esta autora, la verdad es que nunca había leído nada suyo. Y lo que tienen los premios, comienzas a buscar información, en este caso algún texto para hacerte una idea. En el Cultural.es encontré varios fragmentos traducidos al castellano por Juan José del Solar. Transcribo uno que pertenece a El hombre es un gran faisán en el mundo.
EL BACHE
En torno al monumento a los caídos han crecido rosas. Forman un matorral tan espeso que asfixian la hierba. Son flores blancas y menudas, enrolladas como papel. Y crujen. Estás amaneciendo. Pronto será de día.
Cada mañana, cuando recorre en solitario la carretera que lleva al molino, Windisch cuenta qué día es. Frente al monumento a los caídos cuenta los años. Detrás de él, junto al primer álamo donde su bicicleta cae siempre en el mismo bache, cuenta los días. Por la tarde, cuando cierra el molino, Windisch vuelve a contar los días y los años.
Ve de lejos las pequeñas rosas blancas, el monumento a los caídos y el álamo. Y los días de niebla tienen el blanco de las rosas y el blanco de la piedra muy pegados a él cuando pasa pedaleando por en medio. La cara se le humedece y él pedalea hasta llegar. Dos veces se quedó en pura espina el matorral de rosas, y la mala hierba, debajo, parecía aherrumbrada. Dos veces se quedó el álamo tan pelado que su madera estuvo a punto de resquebrajarse. Dos veces hubo nieve en los caminos.
Windisch cuenta dos años frente al monumento a los caídos, y doscientos veintiún días en el bache, junto al álamo.
Cada día, al ser remecido por el bache, Windisch piensa: “El final está aquí”. Desde que se propuso emigrar ve el final en todos los rincones del pueblo. Y el tiempo detenido para los que quieren quedarse. Y Windisch ve que el guardián nocturno se quedará ahí hasta más allá del final.
Y tras haber contado doscientos veintiún días y ser remecido por el bache, Windisch se apea por primera vez. Apoya la bicicleta contra el álamo, sus pasos resuenan. Del jardín de la iglesia alzan el vuelo unas palomas silvestres. Son grises como la luz. Sólo el ruido permite diferenciarlas.
Windisch se santigua. El picaporte está húmedo. Se le pega en la mano. La puerta de la iglesia está cerrada con llave. San Antonio está al otro lado de la pared. Tiene un lirio blanco y un libro marrón en la mano. Lo han encerrado.
Windisch siente frío. Mira a lo lejos. Donde acaba la carretera, las olas de hierba se quiebran sobre el pueblo. Allí al final camina un hombre. El hombre es un hilo negro que se interna entre las plantas. Las olas de hierba lo levantan por encima del suelo.
Pertenece a El hombre es un gran faisán en el mundo. Editado por Siruela, 1992. La traducción es Juan José del Solar y el texto está tomado de El Cultural.es
El alma adora nadar. Para nadar es preciso extenderse sobre el vientre. El alma se disloca y huye. Huye nadando. (Si vuestra alma huye cuando os encontráis de pie, o sentados, o con las rodillas o los codos doblados, para cada posición corporal diferente el alma partirá con un modo de andar y una forma también diferentes; esto lo estableceré más tarde). Se habla a menudo de volar. No es eso. Lo que hace el alma es nadar. Nada como las serpientes y las anguilas; nunca de otro modo. Numerosas personas tienen así un alma que adora nadar. Se las denomina vulgarmente perezosas. Cuando el alma a través del vientre abandona el cuerpo para nadar, se produce una liberación tal de no sé qué; es como un abandono, como un goce, como una relajación tan íntima... El alma va a nadar en la caja de la escalera o en la calle, según la timidez o la audacia del hombre, pues siempre guarda un hilo entre ella y él, y si este hilo se rompiese (es a menudo muy delgado aunque se precisaría una fuerza espantosa para romperlo) sería terrible para ambos (tanto para ella como para él). Cuando se encuentra pues el alma nadando a lo lejos, gracias a este simple hilo que liga al hombre con el alma, se derraman volúmenes y volúmenes de una especie de materia espiritual, como el barro, como el mercurio o como el gas -goce sin fin. Por eso el perezoso vuélvese cerril. No cambiará nunca. Por eso es también que la pereza es la madre de todos los vicios. ¿Hay acaso algo más egoísta que la pereza? La pereza tiene también fundamentos que el orgullo no posee. Pero siempre la gente se encarniza con los perezosos. Cuando están recostados los golpean, les echan agua fría sobre la cabeza; no les queda otra cosa que apresurarse a hacer regresar su alma. Os miran entonces con esa mirada de odio tan conocida y que observamos particularmente en los niños..
Henri Michaux, Mis propiedades (1930)
La paresse
L'âme adore nager. Pour nager on s'étend sur le ventre. L'âme se déboîte et s'en va. Elle s'en va en nageant. (Si votre âme s'en va quand vous êtes debout, ou assis, ou les genoux ployés, ou les coudes, pour chaque position corporelle différente l'âme partira avec une démarche et une forme différentes c'est ce que j'établirai plus tard.) On parle souvent de voler. Ce n'est pas ça. C'est nager qu'elle fait. Et elle nage comme les serpents et les anguilles, jamais autrement. Quantité de personnes ont ainsi une âme qui adore nager. On les appelle vulgairement des paresseux. Quand l'âme quitte le corps par le ventre pour nager, il se produit une telle libération de je ne sais quoi, c'est un abandon, une jouissance, un relâchement si intime. L'âme s'en va nager dans la cage de l'escalier ou dans la rue suivant la timidité ou l'audace de l'homme, car toujours elle garde un fil d'elle à lui, et si ce fil se rompait (il est parfois très ténu, mais c'est une force effroyable qu'il faudrait pour rompre le fil), ce serait terrible pour eux (pour elle et pour lui). Quand donc elle se trouve occupée à nager au loin, par ce simple fil qui lie l'homme à l'âme s'écoulent des volumes et des volumes d'une sorte de matière spirituelle, comme de la boue, comme du mercure, ou comme un gaz - jouissance sans fin. C'est pourquoi le paresseux est indécrottable. Il ne changera jamais. C'est pourquoi aussi la paresse est la mère de tous les vices. Car qu'est-ce qui est plus égoïste que la paresse ? Elle a des fondements que l'orgueil n'a pas. Mais les gens s'acharnent sur les paresseux. Tandis qu'ils sont couchés, on les frappe, on leur jette de l'eau fraîche sur la tête, ils doivent vivement ramener leur âme. Ils vous regardent alors avec ce regard de haine, que l'on connaît bien, et qui se voit surtout chez les enfants.
Henri Michaux, Mes propriétés (1930)
Príncipe de la noche
Prícipe de la noche, del doble, de la glándula de estrellas, de la sede de la Muerte, de la columna inútil, de la pregunta suprema.
Príncipe de la corona rota del reino dividido,de la mano de madera.
Príncipe petrificado vestido de pantera. Prínipe perdido.
Prince de la nuit
Prince de la nuit, du double, de la glande aux étoiles, du siège de la Mort, de la colonne inutile, de l'interrogation suprême.
Prince de la couronne rompue du règne divisé, de la main de bois.
Prince pétrifié à la robe de panthère. Prince perdu.
Arrojaría la primera piedra
si tan sólo supiera
contra qué
contra quién
Pero callo
obedezco
gasto mis días
pongo
hasta el cansancio piedra sobre piedra
Repito:
sobre esta piedra inventaré mi vida
Repito:
sola piedra de escándalo la muerte
Y oigo la piedra de moler del tiempo
que adelanta noticias de mi polvo
Hasta las piedras saben esa historia:
que no quedará piedra sobre piedra
En vano
piedra infernal
el pensamiento quema
No habrá
nunca piedra de toque:
quedaré muerte afuera vida afuera
piedra oscilante
entre luces y sombras de sí misma
Me parece
haber leído ya esta biografía:
si la piedra angular del edificio alma
su vocación pública de piedra meteórica
y alza el sueño ingastable
tu cuerpo
piedra franca
mina el tiempo
y a contramuerte lascas vas perdiendo
Entre el alma durísima
y el blanco cuerpo guarda mientras puedas
el corazón piedra preciosa
y los mejores días pasados hace tiempo
y empedrados de malas intenciones
como todo perdido paraíso
yesterday
vie en rose
Entre la vida y tú
la cortina de piedra
y no hay sésamo ábrete que valga
Quedarán para siempre de aquel lado
el amor como algo perdido de antemano
la mano que juraba no soltarte la mano
el gran paracaídas de esperanza
y todo cotidiano deus ex machina
la vida rota y sin usar
la fórmula
secreta del deseo
la alegría
de roja mermelada
Y torcerás pañuelos ya sobresaturados
repasando a escondidas
los como-para-siempre del pasado
Rómpete los nudillos contra la piedra dura
El cuento ha terminado
Sólo hay recuerdos de mellado filo
todas las piedras de afilar gastadas
y goteando luto las yesqueras
y divorciados
el pedernal y el eslabón
Y dónde
podrías encerrarte a piedra y lodo
que no llegara ella
la que tira la piedra
la que esconde la mano
Contar un cuento
Es el país de Irás y No Volverás
donde los relojes marcan el invierno en punto
y sólo en tu memoria habría primavera
si tuvieras tiempo para recordar
Pero sólo hay tiempo para buscar a la reina blanca
Aquí se congela el corazón y no puede romperse
Aquí se congelan las fuentes del llanto
Aquí se congelan las palabras que designan cosas de colores
y sólo sobrevive la palabra de su nombre
Pero tú no sabes cómo se llama la reina blanca
Se sabe poco de la reina blanca:
que habita un silencio sin ventanas
que habita el castillo de Salsipuedes
que habita el lugar del frío
Se sabe poco de la reina:
que es completarnente blanca
que ni pensando todas las rosas juntas
se podría armar un arrebol en sus mejillas
y que ni con todas las alas de todos los pájaros
se podría emigrar de su invierno en punto
Se sabe poco de ella
Pero no necesitas más para buscarla
ni necesitas más para encontrarla
y avanzar alejándote de ella para siempre
y descubriendo que ya no dejas huellas sobre la nieve
y descubriendo cómo pierdes toda prueba de la vida.
Problema
Calcular
(dado el producto de la multiplicación de las caricias
el número de golpes de ala por segundo con que la pasión
compensa el peso de los cuerpos
la velocidad adquirida al pensarnos
la resistencia del aire a todas nuestras iniciativas voladoras
el intervalo admisible entre la temperatura máxima y la
temperatura mínima del deseo
las intermitencias con que fabricamos nuestra continuidad
el margen de error tolerable para un ingreso simultáneo
en el olvido que sabes
las probabilidades de reincidir por falta de recuerdo
la mayor o menor necesidad de un postre metafísico al
banquete carnívoro
el porcentaje de limaduras virutas rebabas que pueden ser
recicladas in situ
y la fuerza de gravedad de toda alegría
y la trayectoria asíntota al más estrellado techo)
la condición necesaria y suficiente de este amor.
Ulalume González de León (Montevideo, 20 de septiembre de 1932 - Querétaro, 17 de
julio de 2009) poeta, traductora, ensayista y editora nacionalizada mexicana.
Imaginistas, futuristas, bio-cósmicos o forjadores, durante las primeras décadas del siglo XX Rusia fue un hervidero de tendencias artísticas. Sus miembros se reunían en el café el Establo de Pegaso.