Sacrificiales
Sufí
Como un perro que inútilmente
intenta morder su cola
giro en sentido inverso del movimiento
de los astros
para alcanzar mi sombra
Sólo ella
puede darme noticias
de mi luz
De la levedad
Érase un alma tan leve que cuando murió su cuerpo
era tal su levedad que pasó sin detenerse ante la Puerta del cielo
Al menos eso fue lo que creyó el Guardián de la Puerta
Y el Guardián de la Puerta alarmado
temiendo que fuera a dar al Abismo o Vórtice de la nada
le sugirió que, a modo de plomadas, dejara caer palabras pesadas
Y el alma leve dijo: cedro, argamasa, potala, escaparate
Pero siguió levitando
Y el Guardián de la Puerta le sugirió que probara con malas palabras
Y el alma leve dijo palabras crapulosas
que la censura celeste me impide repetir
Pero siguió levitando
Y el Guardián de la Puerta le sugirió que probara con palabras inmundas
Y el alma leve dijo palabras abyectas
que el asco me hace imposible repetir
Y finalmente el alma leve se perdió de vista
ante la mirada desolada del Guardián de la Puerta
El Guardián de la Puerta
que era en realidad Sir Isaac Newton en apariencia de Guardián de la Puerta
no lograría comprender que per saecula saeculorum nada sabría
sobre el libre vuelo o caída de las almas en el espacio angélico
ni mucho menos entender
que en eso consistía su propio y exclusivo círculo del infierno
Sacrificiales de Rómulo Bustos (Santa Catalina de Alejandría, 1954), editorial Veintisiete Letras.
martes, 9 de noviembre de 2010
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2 comentarios:
Hola Elena! Maravilloso poema!!:para quedarse capturados por él. Y que maravilla descubrir un nuevo poeta. Saludos!!
A mi también me encantó. La idea es que la buena poesía comience a ser visible.
Un abrazo
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