/ El establo de Pegaso: Carson McCullers epílogo y dos poemas

lunes, 9 de marzo de 2009

Carson McCullers epílogo y dos poemas




Los doce mortales

La carretera de Fork Falls se encuentra a tres millas del pueblo, y allí ha estado trabajando la cuerda de presos. La carretera es de asfalto, y el condado ha decidido rellenar los baches y ensancharla en cierto paso peligroso. La cuadrilla está compuesta por doce hombres, todos vestidos con el traje de presidiarios, a rayas blancas y negras, y todos encadenados por los tobillos. Hay un guardián que lleva un fusil, y sus ojos no son más que unas rendijas encarnadas, a causa de la luz. La cuadrilla trabaja todo el día; los presos llegan amontonados en el coche de la cárcel poco después del alba, y se los llevan otra vez en el gris crepúsculo de agosto. Todo el día se oye el sonido de los picos que golpean en la tierra caliza, todo el día hace un sol inclemente y huele a sudor. Y todos los días hay música. Una voz oscura inicia una frase, medio cantada, como una pregunta. Y al cabo de un momento se le une otra voz, y luego empiezan a cantar todos los presos. Las voces son sombrías en la luz dorada, la música es una intricada mezcla de tristeza y de gozo. La música va creciendo hasta que al fin parece que el sonido no proviene de los doce hombres encadenados, sino de la tierra misma o del ancho firmamento. Es una música que ensancha el corazón, que estremece de éxtasis y de temor a quien la escucha. Y después, poco a poco, la música va cayendo hasta que al final queda una sola voz, luego un respirar bronco, el sol y el golpear de los picos en el silencio.
¿Quiénes son estos hombres, capaces de hacer una música así? Sólo doce mortales, siete muchachos negros y cinco muchachos blancos de este condado. Sólo doce mortales que están juntos.

Epílogo de La balada del café triste



Stone Is Not Stone

There was a time when stone was stone
And a face on the street was a finished face.
Between the Thing, myself and God alone
There was an instant symmetry.
Since you have altered all my world this trinity is twisted:
Stone is not stone
And faces like the fractioned characters in dreams are incomplete
Until in the child's inchoate face
I recognize your exiled eyes.
The soldier climbs the glaring stair leaving your shadow.
Tonight, this torn room sleeps
Beneath the starlight bent by you.


La piedra ya no es de piedra

Hubo un tiempo en que la piedra era piedra
y una cara en la calle era un rostro perfecto
Entre esto, yo mismo y Dios
hubo un instante de simetría
Desde que has alterado todo mi mundo, esta trinidad se ha perturbado

La piedra ya no es de piedra
Y los rostros, como en los sueños, son incompletos
hasta en el rostro inmaduro del niño
reconozco tus ojos perdidos.
El soldado sube la escalera resplandeciente dejando tras él tu sombra.
Esta noche, la habitación duerme desgarrada
enmarañada por ti bajo la luz de las estrellas.

Traducción de Victoria Martínez Vega (prácticamente obligada, nunca se le pasó por la cabeza traducir poesía) con algún retoque personal.

The Mortgaged Heart

The dead demand a double vision. A furthered zone,
Ghostly decision of apportionment. For the dead can claim
The lover's senses, the mortgaged heart.

Watch twice the orchard blossoms in grey rain
And to the cold rose skies bring twin surprise.
Endure each summons once, and once again;
Experience multiplied by two-the duty recognized.
Instruct the quivering spirit, instant nerve
To schizophrenic master serve,
Or like a homeless Doppelgänger
Blind love might wander.

The mortgage of the dead is known.
Prepare the cherished wreath, the garland door.
But the secluded ash, the humble bone-
Do the dead know?


El Corazón Hipotecado

Los muertos exigen una visión doble. Una parcela de más
a repartir cumpliendo un acuerdo espectral. Pues los muertos
tienen derechos sobre los sentidos de su amante, sobre el corazón hipotecado.

Mira dos veces el huerto que florece bajo la lluvia gris
Y los cielos rosas y fríos que traen una doble sorpresa.
Soporta cada requerimiento una y otra vez;
la experiencia multiplicada por dos - la deuda reconocida.
Ordena al espíritu tembloroso, al nervio inmediato
que sirva bien al amo esquizofrénico,
si no el amor ciego vagará extraviado
igual que un émulo sin hogar.

Sabida es la hipoteca contraída con los muertos.
Prepara pues, la preciada corona, la guirnalda de la puerta.
Aunque, de las recónditas cenizas, del hueso humilde
¿Saben algo los muertos?

Carson McCullers (Georgia, 1917- Nueva York, 1967)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hola, gracias por tu visita
te felicito...
tienes muy buen gusto por las artes.
es muy agradable darce una vuelta por acá.
ya mismo agrego tu link a la lista de amigos de el camaleon,
sigue adelante con lo tuyo,
lo haces muy bien!

un abrazo.
__________


http://elcamaleongallego6.blogspot.com/

Establo Pegaso dijo...

Vicky, yo creo que de vez en cuando deberías cambiar las traducciones de textos técnicos por las Musas. Cuando les pillas el punto son muy agredecidas.
Muchas gracias

Nexus Felipe dijo...

Me gustan los poemas saludos desde Colombia cómo hago para seguir este blogg? soy nuevo en esto