/ El establo de Pegaso: Dos poemas de Sharon Olds

miércoles, 4 de marzo de 2009

Dos poemas de Sharon Olds



Barómetro

Por ser la hermana menor de una mujer
que abandonó a su hija —dejándola a mitad de camino,
como se tira un marido— no soy como las otras madres.

Por las noches, voy al cuarto de mi hija,
y escucho el sonido en la cisterna
de su respiración; voy al cuarto de mi hijo, el grillo
todavía vivo en su garganta, en su pecho;

Quisiera poder inclinarme sobre mi propia cama
y escuchar mi respiración, para saber el clima
que viene.


Barometer

Being a woman whose elder sister
abandoned a child —dropped her mid-journey,
left her like a husband— I am not like other mothers.

At night, I go into my daughter's room,
and listen to the cool, creaking cistern
of her breath; I go into my son's, the cricket
still safe in his throat, his chest;

I wish I could stand over my own bed
and listen to my breathing, to know what weather's coming.

Del poemario Satanás dice (Satan Says, 1980)


Sexo sin amor

¿Cómo lo pueden hacer, los que hacen el amor sin amor?
Bailarines hermosos,
deslizándose como patinadores
sobre el hielo, con los dedos engarzados
a sus cuerpos, de caras enrojecidas
como el bistec y el vino, mojados
como los niños abandonados por sus madres al nacer.
¿Cómo pueden llegar al instante
del instante mismo de los dioses, llegar a las aguas tranquilas,
sin amar al que llega con ellos, ligeramente
elevándose como el vapor de los cuerpos juntos?
Ellos son los místicos verdaderos,
los puristas, los duros que no van a aceptar
al falso Mesías, ni a confundir al sacerdote
con Dios. Ni al amante con su propio placer;
como los mejores atletas, saben que están solos
frente a la pista, con el frío, el viento,
las zapatillas bien amarradas y el corazón
en su puesto -circunstancias y factores solamente, como su pareja
en la cama, y no la verdad: el cuerpo solitario en el universo,
compitiendo con el mejor instante de su vida.


Sex without love

How do they do it, the ones who make love
without love? Beautiful as dancers,
gliding over each other like ice-skaters
over the ice, fingers hooked
inside each other's bodies, faces
red as steak, wine, wet as the
children at birth whose mothers are going to
give them away. How do they come to the
come to the come to the God come to the
still waters, and not love
the one who came there with them, light
rising slowly as steam off their joined
skin? These are the true religious,
the purists, the pros, the ones who will not
accept a false Messiah, love the
priest instead of the God. They do not
mistake the lover for their own pleasure,
they are like great runners: they know they are alone
with the road surface, the cold, the wind,
the fit of their shoes, their over-all cardio-
vascular health--just factors, like the partner
in the bed, and not the truth, which is the
single body alone in the universe
against its own best time.

Traducción de Juan Carlos Galeano


Sharon Olds (San Francisco, 1942)

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