/ El establo de Pegaso: Ushuaia, la bahía que mira al poniente. Chaltén, la montaña que humea. Calafate, una fruta que hay que comer y los glaciares

sábado, 7 de febrero de 2009

Ushuaia, la bahía que mira al poniente. Chaltén, la montaña que humea. Calafate, una fruta que hay que comer y los glaciares

Con la ayuda del quilembay



Buenos Aires, Península de Valdés, Río Gallegos, Ushuaia, El Calafate, El Chaltén, Comodoro, Bariloche, y de nuevo Buenos Aires; este ha sido a grandes rasgos el recorrido. En Puerto Madryn y Península de Valdés ya se habían ido las ballenas. “La última sobre el 21 de diciembre”, al menos eso fue lo que nos dijeron. Pero vimos lobos marinos, pingüinos de Magallanes y algún ejemplar joven de elefante marino. Durante el viaje extensiones con kilómetros de casi nada, y de vez en cuando choiques y guanacos.
A Ushuaia llegamos al atardecer. Habíamos salido de Puerto Madryn el día anterior y, supuestamente, sobre las nueve de la mañana estaríamos en Río Gallegos para enlazar con un micro que nos llevaría por la ruta 3 hasta Ushuaia. Pero las cosas se torcieron y llegamos más tarde, perdimos el ómnibus y, finalmente, atravesamos el estrecho de Magallanes hasta Río Grande en una pequeña avioneta. De esta ciudad salimos sobre las ocho de la tarde y recorrimos casi 300 kilómetros con una puesta de sol que a mi me pareció interminable. Rojos, azules, verdiazules, salmones... Yo ya veía en el cielo cualquier cosa y Luqui, una vecina de Ushuaia que viajaba con nosotros, dando alas a mi imaginación durante el viaje. “Que si la noche del 21 de diciembre, solsticio de verano, no llegaba a ponerse completamente el sol, que si había volado a la Antártida con un amigo que llevaba material a las bases”, y al pasar junto a los lagos Fagnano y Escondido ¡una belleza! nos decía que cuando realmente estaban espectaculares era en otoño.
Entramos con muy buen pie en Ushuaia y nuestra estancia no pudo habernos ido mejor. El parque Nacional de Tierra de Fuego, el canal de Beagle, La Isla H…y de guinda Las Retamas, el Bed and Breakfas donde paramos. Lo habíamos reservado por Internet dos días antes, en Puerto Madryn, y en principio sin más pretensiones que un lugar para dormir, y topamos con Mónica, que resultó ser una mujer de lo más atenta; y digo esto en todos lo sentidos, porque gracias a ella nos enteramos en que día vivíamos, pues llevábamos una empanda tal con las fechas que teníamos 24 horas demás y no sabíamos como lo habiamos hecho.
Me sorprendieron las flores de Ushuaia, en especial las amapolas, ¡enormes! y las retamas de todos los colores y los lupinos.Y en el bosque las orquideas, los musgos, los líquenes, los notros,los ñires y las lengas. Creo que medio me trastorné porque me puse a sacar fotos y aquello era un no parar. Prevengo a todo aquel ingenuo que me dice “a ver si me enseñas las fotos”.
Después volamos al Calafate. Unas seis horas me pasé mirando al Perito Moreno, desde arriba, desde el medio, desde más abajo, hacia la derecha, hacia la izquierda, si ha habido un desprendimiento… Al día siguiente navegamos por el lago Argentino y vimos el glaciar Upsala y el Spegazzini, y témpanos y más témpanos, y de nuevo el Perito Moreno desde otra perspectiva. Para no romper la tradición, y que se cumpliera la leyenda que dice que quien pruebe los frutos del calafate siempre regresará a la Patagonia, nos hinchamos a comer bayas. Por cierto, tienen un sabor agridulce exquisito. En este lugar también me encontré con una amiga que hacia como quince años que no veía.
Después nos fuimos al Chaltén, "montaña que humea", que así era como llamaban los Tehuelches al cerro Fitz Roy. Yo me había quedado prendada de esta mole vertical y las agujas que la rodean, como la del cerro Torre. Estuvimos dos días e hicimos dos caminatas; una a la Laguna de los Tres y otra a la laguna Torre. Los dos lugares impresionantes y con unas rachas de viento del demonio.
La siguiente parada fue Bariloche, un sitio precioso, pero aquí ya nos faltaban días y lo disfrutamos muy poco. La vuelta a Buenos Aires fue muy distinta a como la habíamos planeado. No conseguimos billete de avión. Se averió el ómnibus y pudimos contemplar durante muchas horas el cielo de la Patagonia. Resumiendo, hasta los contratiempos nos salieron bien.



Berberis buxifolia, queremos volver

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Queremos ir

Anónimo dijo...

Hola Elena Y Maria Jose
me alegra que esten bien y me encanto su blog, uno lo lee y parece que viajara con Ustedes
Un abrazo.
Monica