Esta mujer me atrapo con su definición de la poesía en tres líneas:
"A mi también me desagrada.
Sin embargo, al leerla con perfecto desprecio, se descubre
en ella,
después de todo, un sitio para lo genuino"
El reparador de agujas de campanario
Durero habría encontrado motivos para vivir
en una ciudad como ésta, con ocho ballenas varadas
para contemplar; con el dulce aire marino llegando hasta la casa
en un día claro, desde el agua grabada
con olas tan formales como las escamas
de un pez.
De a una, de a dos, de a tres, las gaviotas no dejan
de sobrevolar de un lado a otro el reloj de la ciudad,
o de planear en torno al faro sin mover las alas
-elevándose firmemente con una leve
torsión del cuerpo- o de congregarse
graznando donde
un mar del púrpura del cuello de un pavorreal
se empalidece hasta el azul verdoso, del mismo modo que Durero cambió
el verde pino del Tirol por el azul pavorreal y el gris
guinea. Se puede ver una langosta
de veinticinco libras y redes de pesca
puestas a secar. El
remolino de pífano y tambor de la tormenta mece el salado
pastizal de la marisma, perturba a las estrellas del cielo
y a la estrella de la aguja; es un privilegio ver
tanta confusión.
El reparador de agujas, de rojo, ha dejado
caer una cuerda como una araña que hila una hebra;
podría ser parte de una novela, pero en la vereda
un cartel reza C.J. Poole, Reparador de agujas de campanario,
en blanco y negro; y otro en rojo
y blanco dice
Peligro. El pórtico de la iglesia tiene cuatro columnas
acanaladas, cada una de piedra de una pieza, vueltas
más modestas por el encalado. Sería adecuado refugio
de granujas, niños, animales, prisioneros,
y presidentes que han pagado
a senadores
propensos al pecado no acordándose de ellos. Se ve
una escuela, una estafeta postal en una
tienda, casas de peces, casas de aves, una goleta de tres palos
en construcción. El héroe, el estudiante,
el reparador de campanarios, cada uno a su manera,
se siente en su casa.
Difícilmente podría ser peligroso vivir
en una ciudad como ésta, de gente simple
que hace que el reparador de campanarios ponga avisos de peligro
junto a la iglesia cuando está dorando la sólida
estrella puntuda que, sobre la aguja,
representa la esperanza.
Marianne Moore: Poesías reunidas. Edición bilingüe. Hiperión.
Pangolines, unicornios y otros poemas. Acantilado, 2005.
WEB de Poesía americana moderna
2 comentarios:
El gustazo es este blog lleno de buena poesía. De verdad, con todo el cariño del mundo, mis felicitaciones...
Y más nubes lenticulares...
http://www.crystalinks.com/lenticular.html
salut
Hola Elena! estoy muy contenta de haber llegado hasta tu blog, fue a través del poema de la Hindú Kamala Suraiya, y me quedé leyendo. Es que el blog que poseo es solo de poesía escrita por mujeres...es por eso que te felicito por la selección que tenés acá. Todo muy hermoso. Saludos.
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