sábado, 28 de febrero de 2015
Acción de gracias para ser dicha en el Supermercado
Acción de gracias para ser dicha en el Supermercado
Este Dios nuestro, el Gran Geómetra,
nos ha puesto aquí,
-por así decirlo- las cosas en forma,
empaquetando los corderitos en cubos ordenados,
envasando el asado en un amable cilindro,
ajustando el jamón a una lata elipsoide,
transformando el anonimato de la carne del desayuno
en cuadrados y rectángulos con todos los bordes biselados
o redondeados (simplificado, tal vez, para mayor rapidez).
Alabadle, pues ha otorgado la medida estética
a nuestras apetencias, y en la sangrienta
confusión de nuestro legado, nuestra necesidad indecorosa,
impuesta de forma significativa. Gracias a Él las bestias
entran el reino euclidiano de los números,
libres de sus fracturadas y sangrientas vidas.
Vienen a nosotros santificadas, en celofán
transparente, en el cuerpo místico,
para que miremos la muerte sin pestañear
como el mayor bien, como debería hacer un filósofo.
Grace to Be Said at the Supermarket
This God of ours, the Great Geometer,
Does something for us here, where He hath put
(if you want to put it that way) things in shape,
Compressing the little lambs into orderly cubes,
Making the roast a decent cylinder,
Fairing the tin ellipsoid of a ham,
Getting the luncheon meat anonymous
In squares and oblongs with all the edges bevelled
Or rounded (streamlined, maybe, for greater speed).
Praise Him, He hath conferred aesthetic distance
Upon our appetites, and on the bloody
Mess of our birthright, our unseemly need,
Imposed significant form. Through Him the brutes
Enter the pure Euclidean kingdom of number,
Free of their bulging and blood-swollen lives
They come to us holy, in cellophane
Transparencies, in the mystical body,
That we may look unflinchingly on death
As the greatest good, like a philosopher should.
Howard Nemerov (1920-1991) autor que con frecuencia emplea imágenes matemáticas en sus poemas.
Consenso
A finales de noviembre, en una noche,
que ni siquiera había helado, los árboles de ginkgo
se desprenden por completo de las hojas.
En un consenso, no con la lluvia, ni con el viento,
sino con el tiempo: las doradas y verdes
hojas cubren hoy el césped, todavía ayer
aleteaban en lo alto como abanicos de luz.
¿Qué señal de las estrellas? ¿Qué instinto
les empujó a hacerlo? ¿Qué motivos en esa madera
le llevaron a agitar las hojas y desprenderlas,
rebelión o rendición? y si esto sucede
así, qué linaje puede estar libre?
De qué sirve aprender las lecciones que enseña el tiempo,
si una estrella en cualquier momento nos puede decir: Ahora.
The Consent
Late in November, on a single night
Not even near to freezing, the ginkgo trees
That stand along the walk drop all their leaves
In one consent, and neither to rain nor to wind
But as though to time alone: the golden and green
Leaves litter the lawn today, that yesterday
Had spread aloft their fluttering fans of light.
What signal from the stars? What senses took it in?
What in those wooden motives so decided
To strike their leaves, to down their leaves,
Rebellion or surrender? and if this
Can happen thus, what race shall be exempt?
What use to learn the lessons taught by time.
If a star at any time may tell us: Now.
Grace to be said at the supermarket pertenece al libro The Collected Poems of Howard Nemerov
Etiquetas:
Howard Nemerov
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