Atlas ilustrado por Aleksandra Mizielinska y Daniel Mizielinski |
El mapa
La tierra yace en el agua; es un verde sombreado.
¿Sombras, o es que son bajíos, en sus orillas
mostrando la línea de extensos arrecifes
donde las algas cuelgan desde el verde hasta el simple azul?
¿O acaso la tierra se reclina para levantar al mar desde abajo,
tirando de él por todos lados sin perturbarlo?
¿Empuja la tierra desde abajo al mar
a lo largo de la hermosa plataforma de arena curtida y fina?
La sombra de Terranova se tiende plana e inmóvil.
La de Labrador es amarilla, donde el distraído esquimal
ha derramado aceite. Podemos acariciar esas bellas bahías,
bajo un cristal, como esperando su floración,
o como si colocáramos una pecera limpia para peces invisibles.
Los nombres de los poblados costeros huyen hacia el mar,
los nombres de las ciudades cruzan las montañas vecinas
—aquí el impresor experimenta el mismo entusiasmo
como cuando la emoción, por mucho, excede la causa.
Estas penínsulas sujetan el agua entre
índice y pulgar
como cuando una mujer sujeta la suave tela.
Las aguas de los mapas son más silenciosas que la tierra,
le dejan a ella la conformación de sus olas:
y la liebre de Noruega se precipita agitada hacia el sur,
los contornos estudian el mar donde yace la tierra.
¿Se les asignan los colores o es que los países pueden elegirlos?
—Lo que mejor acomode al carácter o las aguas nativas.
La topografía no muestra predilecciones; el norte tan cerca como el oeste.
Más delicados que los historiadores son los responsables de escoger los colores
de los mapas.
Elizabeth Bishop de su poemario “Norte y Sur”, (1946). Traducción de Gabriela Cantú Westendarp
The map
Land lies in water; it is shadowed green.
Shadows, or are they shallows, at its edges
showing the line of long sea-weeded ledges
where weeds hang to the simple blue from green.
Or does the land lean down to lift the sea from under,
drawing it unperturbed around itself?
Along the fine tan sandy shelf
is the land tugging at the sea from under?
The shadow of Newfoundland lies flat and still.
Labrador's yellow, where the moony Eskimo
has oiled it. We can stroke these lovely bays,
under a glass as if they were expected to blossom,
or as if to provide a clean cage for invisible fish.
The names of seashore towns run out to sea,
the names of cities cross the neighboring mountains
-the printer here experiencing the same excitement
as when emotion too far exceeds its cause.
These peninsulas take the water between thumb and finger
like women feeling for the smoothness of yard-goods.
Mapped waters are more quiet than the land is,
lending the land their waves' own conformation:
and Norway's hare runs south in agitation,
profiles investigate the sea, where land is.
Are they assigned, or can the countries pick their colors?
-What suits the character or the native waters best.
Topography displays no favorites; North's as near as West.
More delicate than the historians' are the map-makers' colors.
Poemas de Elizabeth Bishop (Worcester, 8 de febrero de 1911 - Boston, 6 de octubre de 1979)
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