Perentorio de Visajes
Guía
detuvo su giro, creyó que no existía en sus registros mentales aquel paisaje imponente.
Munido de su ventaja lazarilla, elevó un dedo a la deriva: podría el viento demostrarle hacia dónde la puerta del bufido.
Decidíó que debía una resolución instantánea que atrajera una senda. Y se mereció, encaminándose al indicativo.
Después de arribar, concretó al fin su vuelta. A ninguno había conducido. Se le oyó decir que el instinto suele esquivar a la orientación.
Tomado de Perentorio de Visajes
Su blog, Panorama del Desprecio
jueves, 15 de marzo de 2012
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