Lomo a lomo en la repisa la poesía de Catulo junto al Jardín de los cerezos, La salida del alma hacia la luz del día aplastando al Sueño de Escipión, Títulos que crean sucesiones anacrónicas. El caos busca cita acariciando el espinazo del Zohar con Juegos de la edad tardía. Confusa seducción Incierto azar que degusta con salmón el pecado de la carne.
Aquí no hay bulla ni miseria, sólo un bosque de árboles mojados y cientos de ardillas correteando vivaces o escarbando una nuez. A lo lejos un puente una interminable fila de automóviles retorna a sus hogares y nubes balando ante un perro pastor y amarillo. ¿Eres tú quien camina en las riberas del Raritan? Recuerdo un río triste y marrón donde las ratas disputan su presa con los perros y aburridos gallinazos espulgándose las plumas bajo el sol. Ni bulla ni miseria. El río fluye educado como en una tarjeta postal y nos habla igual que hace siglos, congelándose y descongelándose, viendo crecer a sus orillas cabañas, iglesias, burdeles, plantas refinadoras de petróleo. Escucho el vasto rumor del Raritan, el silencio de los patos, de los enormes gansos salvajes. Han venido desde Ontario hasta New Brunswick, con las primeras nieves volarán al sur. Dicen que el río es la vida y el mar la muerte. He aquí mi elegía: un río es un río y la muerte un asunto que no nos debe importar.
En la cama vacía, en la caverna de Platón, Las luces reflejadas se deslizaron lentamente sobre la pared, Los carpinteros martillearon bajo la ventana en sombras, El viento movió toda la noche las cortinas, Una flota de camiones cuesta arriba, renqueando, Con la carga cubierta, como de costumbre. El techo se iluminó una vez más, el diagrama inclinado se deslizó hacia delante con lentitud. Al escuchar los pasos del lechero, su esfuerzo en la escalera, el sonido de las botellas, me levanté de la cama, encendí un pitillo, y me acerqué a la ventana. La calle de piedra fue testigo del silencio de los edificios, la vigilia de los faroles y la paciencia del caballo. El cielo puro del invierno me empujó a la cama con ojos cansados.
La extrañeza crecía en el aire inmóvil. La flotante neblina se volvió gris. Temblorosos vagones, cataratas de cascos sonaban en la lejanía, cada vez más fuerte y más cerca. Un coche tosió al arrancar. La mañana fundiendo el aire con suavidad, levantó las sillas semicubiertas Desde el fondo del mar, encendió el espejo, iluminó la cómoda y la pared blanca. El pájaro ensayó su canto, silbó, gorjeó, trinó y silbó, así! Perplejo, todavía húmedo Por el sueño, afectuoso, hambriento y frío. Así, así Oh hijo del hombre, la noche ignorante, el anhelo De la mañana temprana, el misterio del comienzo Una y otra vez. Mientras que la historia no perdona.
In the naked bed, in Plato's cave
In the naked bed, in Plato's cave, Reflected headlights slowly slid the wall, Carpenters hammered under the shaded window, Wind troubled the window curtains all night long, A fleet of trucks strained uphill, grinding, Their freights covered, as usual. The ceiling lightened again, the slanting diagram Slid slowly forth. Hearing the milkman's clop, his striving up the stair, the bottle's chink, I rose from bed, lit a cigarette, And walked to the window. The stony street Displayed the stillness in which buildings stand, The street-lamp's vigil and the horse's patience. The winter sky's pure capital Turned me back to bed with exhausted eyes.
Strangeness grew in the motionless air. The loose Film grayed. Shaking wagons, hooves' waterfalls, Sounded far off, increasing, louder and nearer. A car coughed, starting. Morning softly Melting the air, lifted the half-covered chair From underseas, kindled the looking-glass, Distinguished the dresser and the white wall. The bird called tentatively, whistled, called, Bubbled and whistled, so! Perplexed, still wet With sleep, affectionate, hungry and cold. So, so, O son of man, the ignorant night, the travail Of early morning, the mystery of the beginning Again and again, while history is unforgiven.
Añado el comentario que un lector anónimo ha dejado en esta entrada
Delmore Schwartz animó a Lou Reed a escribir y éste lo consideraba su maestro. Tiene un tema que me gusta mucho "My House" que está dedicado a él.
"My House" The image of the poet's in the breeze Canadian geese are flying above the trees A mist is hanging gently on the lake My house is very beautiful at night My friend and teacher occupies a spare room He's dead -- at peace at last the Wandering Jew Other friends has put stones on his grave He was the first great man that I had ever met Sylvia and I got out our Ouija Board To dial a spirit -- across the room it soared We were happy and amazes at what we saw Blazing stood the proud and regal name Delmore Delmore, I missed all your funny ways I missed your jokes and the brilliant things you said My Dedalus to your Bloom Was such a perfect wit And to find you in my house Makes things perfect I really got a lucky life My writhing, my motorcycle and my wife And to top it all off a spirit of pure poetry Is living in this stone and wood house with me The image of the poet's in the breeze Canadian geese are flying above the trees A mist is hanging gently on the lake Our house is very beautiful at night Our house is very beautiful at night Our house is very beautiful at night Our house is very beautiful at night
El nadador ha pulido su artesanía de joven felino para corresponder a los principios míticos del agua. La coreografía empieza desde un punto aéreo, elastizado, donde el filo del trampolín revela la soledad de una energía concentrada en suspenso y en el cielo. El conjunto se afina hasta crear una mínima carne liberada de carga emocional. Ahora solo basta el pulmón feliz. Suelta su amarra la tensionada fibra, se desprende, salta y en rápida parábola entra como un cuchillo en un reinado lento. El agua vibra al sol como estrellada. Convertida en mujer con un baile en su seno se incorpora una segunda alegría. El huésped cae y largamente se demora abajo como probando la impune gracia de permanecer para siempre en la azul profundidad, palpando sus opciones y sus posibles sueños venideros. Pero aquí vuelve, sacudiendo un resto de ensoñación goteada a su estado mortal, con paso herido, al triste error, vacilando entre rígidos objetos aplastados y su cuadrado peso.
MOMENTO INVERNAL
¿Qué haremos con esta escena accidental -hojas reunidas por el viento del sur hacia la puerta sino aislarla como un conocimiento ilusorio? Todo movimiento es circular en el rincón del muro, allí donde las hojas corren para girar sobre sí mismas al aullido de una ráfaga fría y discontinua. Lugares comunes de la materia invernal. ¿Debemos otorgarles una intención de belleza y resurrección a partir de la confusión del polvo estacional? Tal es nuestro posible conocimiento: un anhelo susurrando en las hojas secas, una horrible tristeza en una tarde de nuestro tiempo. Y en el rincón del muro la certeza y el residuo de una disolución universal.
MOSCA FINAL
Tiesa en el vidrio y su engaño, todavía se aferra a un resto de luz menguante. Calmada forma final ya no tiene razón contra el invierno. Un fracaso a la vista del cielo: veo la dignidad de concluir con la tarde, en un gris moribundo aplastado a lo traslúcido. Una pizca de frío residuo planetario hacia abajo chupado, a lo indistinto. En su descenso cumple una certeza de orden, mientras ignoro la ley de mi propia disolución. La muerte no me reserva esa lógica suave, su tranquila mecánica sino un final inexacto, sometido a un desesperado anhelo personal.
El poeta Yeats podría haber sido ese ave - en las alturas, vigilante; habilidosa; atenta, a través de su propia imagen al fluir de las aguas del río;
poeta orando, tanta concentración y consideración, tantos pasos lentos a través de ese terreno familiar dueño de la más mortal de las intenciones.
En las ramas del aliso, tiras de plástico, trapos en descomposición igual que alrededor de los lugares sagrados y de peregrinación donde los milagros ciertamente sucedieron;
viejo pájaro crujiente, arrastrando el ala destrozada, apelando a nuestra misericordia, dirigiéndose hacia la maleza, donde Dios ha entregado su vida por la garza blanca.
El Serbal
Existe una sensación de esto en tanto imposición el reverdecer, el florecimiento, la brusca, lacónica puesta en escena de los frutos escarlatas. Hasta el retorno de la desnudez
y la quietud, la pulpa oscura resplandeciendo bajo la lluvia y el petirrojo solitario visible nuevamente en su cantar, esa gracia que podrá ser hallada en la absoluta resistencia.
Poemas de John F. Deane (Irlanda, 1943). Traducción de Esteban Moore. Tomados de la revista Prometeo
El cuervo ha varado en el fondo de tu taza, creías que era café amargo y sin notarlo le has devorado el corazón. Veo posos en esa mirada que aletea y se cierne buscando fundirse en azúcar impalpable vísceras de terciopelo en el hueco que todavía late. Iza el reflejo sobre lo funesto eleva la sombra sobre el fuego del arúspice sé dulzura en las entrañas, viento favorable que no esparce la agonía, aroma ritual.
Imaginistas, futuristas, bio-cósmicos o forjadores, durante las primeras décadas del siglo XX Rusia fue un hervidero de tendencias artísticas. Sus miembros se reunían en el café el Establo de Pegaso.