Nieva en las calles de Praga y los copos que caen sobre las ropas de Johannes Kepler son hexagonales ¿Por qué tienen esa caprichosa geometría?
En la obra Strena seu de nive sexángula (El copo de nieve de seis ángulos) escrita en 1611 y considerada por muchos como el inicio de la ciencia de la cristalografía, Kepler se pregunta porque los cristales de nieve tienen una forma hexagonal simétrica.
El libro fue el regalo de Navidad del científico a su amigo Matthäus Wackher von Wackhenfels.
“Aquí tenemos algo más pequeño que cualquier gota, pero con forma geométrica. Este es el regalo de Año Nuevo perfecto para un amante de la Nada, lo mejor que puede ofrecer un matemático, que nada tiene y nada recibe, ya que viene del cielo y parece una estrella”. Strena seu de nive sexángula
El sueño geométrico de Kepler
Un copo, mil copos…
en el corazón de la nevada.
Cristales arrastrados por el viento,
dendritas estelares tejiendo el sueño geométrico de Kepler
De nive sexángula.
Hilvanando vapor de agua
y vaho de crisantemos
flota el aliento del invierno
al compás del cierzo.
Levadura blanca sobre las cumbres,
levadura blanca sobre nuestras cabezas
cubriendo los senderos
y la raya del cabello
de singulares estrellas sexángulas.
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Tras Kepler, otros muchos han estudiado los copos de nieve. En 1885 Wilson Alwyn Bentley fotografió miles al microscopio intentando identificar copos idénticos. A pesar de la gran variedad de geometrías, no consiguió encontrar dos que fueran exactamente iguales. No fue hasta 1988 cuando un equipo en Wisconsin demostró que dos copos de nieve pueden ser totalmente idénticos si el entorno en el que se forman es suficientemente parecido. Aunque cuando esto sucedía, siempre se correspondían con prismas huecos en vez de con los copos comúnmente conocidos.
Publicado en TAM TAM PRESS