/ El establo de Pegaso: La cuádruple forma de la nada

sábado, 17 de mayo de 2008

La cuádruple forma de la nada




Cazador furtivo de Joan Artigues

Quiero reunir en un mismo espacio la poesía Leopoldo María Panero y la pintura de Joan Artigues.

La cuádruple forma de la nada


Yo he sabido ver el misterio del verso
que es el misterio de lo que a sí mismo nombra
el anzuelo hecho de la nada
prometido al pez del tiempo
cuya boca sin dientes muestra el origen del poema
en la nada que flota antes de la palabra
y que es distinta a la nada que el poema canta
y también a esa nada en que expira el poema:
tres son pues las formas de la nada
parecidas a cerdos bailando en torno del poema
junto a la casa que el viento ha derrumbado.

Himno a Satán

Sólo la nieve sabe
la grandeza del lobo
la grandeza de Satán
vencedor de la piedra desnuda
de la piedra desnuda que amenaza al hombre
y que invoca en vano a Satán
señor del verso, de ese agujero
en la página
por donde la realidad
cae como agua muerta.

El circo

Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma
lanzando gritos y bromeando acerca de la vida:
y no sé sus nombres. Y en mi alma vacía escucho siempre
cómo se balancean los trapecios. Dos
atletas saltan de un lado a otro de mi alma
contentos de que esté tan vacía.
Y oigo
oigo en el espacio sonidos
una y otra vez el chirriar de los trapecios
una y otra vez.
Una mujer sin rostro canta de pie sobre mi alma,
una mujer sin rostro sobre mi alma en el suelo,
mi alma, mi alma: y repito esa palabra
no sé si como un niño llamando a su madre a la luz,
en confusos sonidos y con llantos, o bien simplemente
para hacer ver que no tiene sentido.
Mi alma. Mi alma
es como tierra dura que pisotean sin verla
caballos y carrozas y pies, y seres
que no existen y de cuyos ojos
mana mi sangre hoy, ayer, mañana. Seres
sin cabeza cantarán sobre mi tumba
una canción incomprensible.
Y se repartirán los huesos de mi alma.
Mi alma. Mi
hermano muerto fuma un cigarrillo junto a mí.

Leoplodo María Panero

Matemática de la locura Entrevista a Leopoldo María Panero

Más poemas de este autor

Conocí a Joan Artigues hace unos tres años, cuando expuso una retrospectiva de su obra en la galería Can Janer de Inca, pero su obra ya la había visto mucho antes y me había transmitido algo que todavía hoy no sé explicar muy bien, pero que creo que se parece bastante al desasosiego. Sus niños, paisajes, naturalezas muertas, en fin todo lo que pinta este hombre transmite una atmósfera de inquietante fragilidad que sobrecoge.
Durante la presentación de su exposición me comentó que había comenzado a pintar muy joven, de manera autodidacta, que nunca había tenido maestros, aunque si muy buenos consejeros como el pintor Rich Miller, una de las personas que artísticamente más le ha influido.
No hay mucha información sobre Joan Artigues y su obra, pero incluyo un enlace en el que se puede ver una galería con algunas de sus obras, pertenecientes a diferentes épocas.

Pinturas de Joan Artigues

1 comentario:

rosa dijo...

el mar de Ross y los girasoles ciegos