/ El establo de Pegaso: La sombra

sábado, 26 de abril de 2008

La sombra



Isabel Almenar El collar



La sombra
Cuando un aspecto de nosotros mismos queda asfixiado y reprimido se relega al inconsciente adoptando la forma distorsionada de la sombra. Se escinde del propio yo y acabamos no reconociéndola como algo que es nuestro. Esa poderosa energía de la parte oscura podría salvarnos, pero, comúnmente, se proyecta sobre el exterior, sobre los otros, sobre lo desconocido, sobre lo que es diferente. El mundo, como la persona, también tiene su sombra.


África

África se esconde en una gruta perdida de mi alma,
gime, y me pide la luz.
Pero mi odio ya ha trazado fronteras en espacios oscuros
y el dolor que me ha resquebrajado es ahora la sequía de África.
Gimo,
y camino hacia dentro.
Etiopía es la muerte que se cierta.
Gimo,
y camino hacia dentro.
Sudán es la miseria que me aterra.
Gimo,
y camino hacia dentro.
Somalia es la devastación que me muestra mi propia devastación.
Gimo,
y camino hacia dentro.
Desde este lugar puedo ver la gruta donde escondo mi África.
Gimo,
y camino hacia dentro.
En la oscuridad sus ojos son mis ojos.
Juntas encontramos el camino de vuelta.
Nuestras cicatrices son el mapa preciso.
Gemimos y pedimos la luz.
Reconocemos los lugares y lloramos.
Caemos pero pronto nos ponemos en pie,
pues nuestras huellas van marcando un sendero de agua.
Y desde esta colina, África y mi alma vemos el esplendor
que levanta a África y mi alma.

Elena Soto

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