Yo la dictadora la esclava la demócrata la monarca la socialista la exótica de Salgari la mapuche heroica La janequeo la Inés de Suárez la Tania de Bolivia La missmundo del año entrante La secretaria la maniquí de la Botique la Jenny de Carlos Marx La Evita de Buenos Aires La Matahari la Krupskaia de Lenin la Amanda de la fábrica la Rosa de la cocina la Juana lavandera la Isidora de Duncan la ñusta tirana la señora de los milagros la difunta Correa que dio de mamar a su hijo después de muerta la Quintrala de los ríos la fiura de Chiloé la Juana la Alfonsina la Gabriela la progenitora de los Incas la machi del Nguillatún la Meica Yo la parturienta seguiré pariendo hombres a pesar de la bomba de neutrones y las verdades absolutas.
Invocación
Te invoco Chau aquí en Curaco de Vélez para que no olvides mis ojos de vaca rumiando clemencia
No le temo al trauco porque no soy virgen sólo te temo a ti que todo lo perforas hasta el vestido de wiñiporra que era tan limpio como la arena donde viven las tacas
Sucede que las ondas electromagnéticas temen a las aguas del océano
Y son entendibles sus razones. Por más alta que sea su frecuencia, éste las amortigua, las desvanece, las aniquila, como hace con los rayos de luz y con los náufragos irrecuperables. Ni siquiera el láser, tan pertinaz, puede traspasar la barrera de reflexiones, refracciones y absorciones de los fondos marinos, en donde anidan, tenaces y desvelados, los concertistas de las profundidades y las sombras eternas. Sólo por canales hasta ahora secretos pueden viajar las ondas acústicas llevando y trayendo los llamados de las centollas, el traqueteo de los crustáceos como si fueran ametralladoras disparadas al mismo tiempo en un cuarto de vidrio, los tambores de los peces errabundos, los silbidos de las grandes ballenas y la lengua dulce y entrañable de los delfines.
Eso pasa con mi amor por ti, hasta ahora secreto, porque teme la incertidumbre de tus aguas.
Sobre navegantes solitarios
A Lucila Velásquez
Los dispositivos de los barcos para la navegación solitaria funcionan con frecuencia a destiempo. Las técnicas de recepción, por ejemplo, no identifican sino a sombras. Las señales de satélite vuelan en órbitas tan bajas que el ecuador está siempre distante y las sondas acústicas no miden profundidades sino abismos insondables. En alta mar, cuando los lugares son siempre los mismos, el navegante solitario es el único ser que en el planeta, fuera de la gran ballena, se alimenta de resonancias: cada andrajo del océano puede ser la última visión
Un somari para Robert Burns
Las rosas languidecían en Edimburgo
cuando Robert Burns bajó de su estatua
cansado de la helada y de la escarcha y de los mismos
banqueros escoceses
Las aguas de la bahía arrastraban témpanos y despojos y tristes ceremonias
que despedían amores y botellas de rotos corazones
Burns amaba las visiones
Buscaba un vientre cálido donde conjurar la tristeza
y un error en el traje de las apariencias
Edimburgo era despeñadero de bruma
O un ángel en el atardecer.
Somari de los soñadores
Gustavo Pereira (Punta de Piedras,1940) integró el grupo Símbolo y fue director-fundador de la revista Trópico Uno.
Glosas de Sant Antoni en la revetla de Sa Pobla (Mallorca)
Esta grabación la saqué el 16 de enero de 2007 durante la Nit Bruixa -víspera de la festividad de Sant Antoni- en Sa Pobla. Durante la revetla el fuego, el sonido de las ximbombas y las glosas, interpretadas por diferentes grupos de gente alrededor de las hogueras son mágicas. Las letras son casi siempre picantes y con doble sentido y buscan el pique a través de la palabra. Uno de los que toca la ximbomba y canta gloses es Biel Collut.
Dos imágenes más de los dimonis, desfilando entre el humo y una glosa que he cogido del facebook de Joan Miquel Perpinya.
"A desset és Sant Antoni / i a vint Sant Sebastià / qui bones obres farà / no tendrà por del dimoni / Sant Antoni ja és demà / i anit se fa sa revetla / Cada frare té una cel·la / i una dona per boixar".
las mariposas espaciales, ButterflySpace, a bordo del Atlantis
Ahora mismo, en el espacio hay lepidópteros revoloteando. Llegaron a la Estación Espacial Internacional a bordo del Atlantis que despegó a mediados del pasado mes de octubre del Centro Kennedy en Florida. Las mariposanautas son del tipo Vanessa de los Cardos y forman parte del Proyecto CSI 03 sobre los efectos de la microgravedad que lleva a cabo el Instituto Nacional estadounidense de Investigación Biomédica Espacial. Con este experimento, los científicos quieren comparar el desarrollo de estos insectos en la Tierra con su desarrollo en el espacio, sin gravedad, para ver si es igual o existen diferencias. En apariencia, lo tienen más difícil, pues la comida flota y tienen que realizar complicadas contorsiones para alcanzarla. Mientras las mariposanautas-funanbulistas crecen en el espacio, en la Tierra hay otro grupo de lepidópteros que nacieron al mismo tiempo, son las mariposas terrestres, repartidas por instalaciones de todo el mundo que están siguiendo el experimento.
Un poema de Juan Laurentino Ortiz para todas estas mariposas espaciales y sus hermanas terrestres.
ELLA…
Ella anuda hilos entre los hombres y lleva de aquí para allá la mariposa profunda -ala del paisaje y del alma de un país, con su polen…
Ella hace sensible el clima de los días, con su color y su perfume… a su pesar, muchas veces, como bajo un destino. Testimonio involuntario, ella, de un cierto estado de espíritu, de un cierto estado de las cosas, en que la circunstancia da su hálito. ..
Pero se dirige siempre a un testigo invisible, jugando naturalmente con la tierra y el ángel, el infinito a su lado y el presente en el confín...
Mas es el don absoluto, y la ternura, ella que es también el término supremo y la última esencia con las melodías de los sentidos y los símbolos y las visiones y los latidos para el encuentro en los abismos...
Mas tiene cargo de almas, y es la comunicación, el traspaso del ser, "como se da una flor", en el nivel de los niños, más allá de sí misma, en el olvido puro de ella misma…
Y no busca nunca, no, ella… espera, espera toda desnuda, con la lámpara en la mano, en el centro mismo de la noche...
Juan Laurentino Ortiz. Del poemario El alma y las colinas.
Imaginistas, futuristas, bio-cósmicos o forjadores, durante las primeras décadas del siglo XX Rusia fue un hervidero de tendencias artísticas. Sus miembros se reunían en el café el Establo de Pegaso.